El Papa Francisco encabezó una misa multitudinaria tras cuatro días de reflexiones en Portugal sobre el estado de la Iglesia, el rol de los jóvenes y los desafíos que se avecinan para la comunidad católica. La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Lisboa 2023, celebrada en el Campo de Gracia, contó con la participación de 1,5 millones de jóvenes, 700 obispos y 10.000 sacerdotes. A diez años de haber ocupado el sillón de Pedro, el Sumo Pontífice argentino afianza su relación con los jóvenes católicos, base social fundamental de su papado.
Francisco y la juventud
La JMJ de Lisboa 2023 expresa la continuidad de una iniciativa que el Vaticano comenzó a debatir durante el papado de Pablo VI y se desarrolló por primera vez en 1984 en Roma por Juan Pablo II. Sin embargo, el Papa Francisco le ha dado un particular protagonismo a este evento que congrega a cientos de miles de jóvenes de todo el planeta con el propósito de revitalizar su rol al interior de la Iglesia Católica.
De hecho, en la JMJ de Río de Janeiro en 2013, apenas cuatro meses desde su consagración como Santo Padre, fue Francisco quien los convocó a “hacer lío”, definiendo un perfil para iglesia y un lugar para la juventud.
El encuentro en Lisboa ha sido la cuarta experiencia de Francisco en el marco de las JMJ luego de Río 2013, Cracovia 2016 y Panamá 2019. En líneas generales, el Papa ha reforzado en cada evento un mensaje de fraternidad e inclusión reconociendo que la Iglesia Católica viene de un proceso de desafiliación importante. A su vez, le ha impreso una actitud de escucha en relación a una agenda de los jóvenes que en términos históricos el Vaticano ha subestimado o ignorado, como la cuestión LGTBI y los abusos en las parroquias. La JMJ de Lisboa, por ejemplo, ha sido la primera en contar con un “Centro Arcoiris” que congrega a la comunidad cristiana disidente.
Las definiciones del Papa
Las palabras del Papa durante los cuatro días de reflexiones dan un indicio del perfil reformista que quiere profundizar en la Iglesia y el legado que pretende que esta nueva generación continúe. “En la Iglesia cabemos todos, todos, todos”, fue una de las frases altisonantes de Francisco que conmovió a la multitud que se reunió en Lisboa. La búsqueda de nuevos fieles por parte del Papa y su trabajo por contenerlo está relacionado a uno de los principios que definió: “la unidad es superior al conflicto” y “el todo es superior a las partes y la suma de las partes”.
Impulsando a la juventud a ser protagonista de su tiempo histórico, el Sumo Pontífice planteó: “lo que la Iglesia y el mundo esperan de ustedes, es que sean jóvenes luminosos, que lleven la luz del Evangelio a todas partes”. A su vez, retomó la metáfora de la Iglesia madre como “hospital de campaña” que recoge “a todos los heridos de la vida”. “Todos hermanos en una sana pluralidad asumida y querida. La belleza del poliedro”, destacó Francisco recuperando el concepto ensayado en su última encíclica, Fratelli Tutti. Allí concibe a la humanidad no como un globo universal sino como un poliedro pluriversal donde caben las “distintas maneras de ser y de vivir la fé”.
Y es en ese marco en el que advirtió que se debe trabajar sin la exclusión de nadie. “Y nadie es nadie: ni los gays, ni las lesbianas ni lo divorciados ni las mujeres ni los LGTBI+”, indicó.
“No tengan miedo”, alentó Francisco a la juventud y los convocó a “no encerrarse” de cara a los desafíos que afronta la humanidad. A 10 años del “hagan lío” de Río 2013, el Papa latinoamericano continúa impulsando a los jóvenes católicos a profundizar la búsqueda de sus pares partiendo del reconocimiento de deudas pendientes de la Iglesia como lo son la contención de la comunidad LGTBI+ y los abusos parroquiales. Al término de la jornada, mencionó que Seúl albergará la próxima JMJ en 2026. Será la primera vez que Asia albergue en el tercer milenio a los jóvenes católicos y Francisco lo concibe como una oportunidad para convocar por la paz de “las dos Coreas”.
Rumbo al Sínodo de la Sinodalidad
La JMJ de Lisboa 2023 se desarrolló en la antesala del Sínodo de la Sinodalidad, un proceso asambleario que se viene desplegando desde octubre de 2021 y que continuará en Roma con la congregación de miles de obispos. El propósito de este ciclo es elevar los niveles de debate entre los principales referentes parroquiales de la Iglesia Católica sobre la visión de su misión pastoral y la organización eclesial. En Roma se discutirán, entre otras cuestiones, la aceptación de divorciados y disidencias, el acceso de la mujer al diaconado y el celibato opcional.
La propuesta del Sínodo de la Sinodalidad es muy resistida por los mismos sectores que lo han confrontado desde el inicio de su papado. El enfrentamiento con los sectores financieros que conducen el Instituto para las Obras de Religión (IOR), el banco del Vaticano, y los conservadores nucleados en derredor del Opus Dei han generado una fuerte conflictividad que también se expresa en el proceso asambleario. De cara al desenlace del Sínodo de la Sinodalidad que habrá de finalizar en octubre de 2024, Francisco refuerza su apoyo en la juventud, las mujeres y los sectores más humildes de la Iglesia, que si bien no tienen capacidad de definición, expresan a la gran mayoría.