El director y dramaturgo argentino Alejandro Genes Radawski regresó a la escena teatral de Buenos Aires con una de sus obras más personales, “El alemán que habita en mí”, cuyas funciones se realizan los domingos desde las 19:00 en el Beckett Teatro, ubicado en Guardia Vieja 3556.
La pieza teatral, elogiada por la crítica por su originalidad, sensibilidad y belleza, se inspira en recuerdos propios familiares para crear una emotiva narrativa que explora los intentos de un hombre mayor por reconstruir los episodios de su vida.
Sobre “El alemán que habita en mí”
La puesta teatral se encuentra enraizada en el profundo amor que el autor siente por su abuelo Mikołaj. Se trata, en efecto, de una obra sincera y construida con mucho respeto a las personas que se relacionan con el Alzheimer.
No obstante, la historia de Radawski no sólo se convierte en un viaje conmovedor, sino que también cuenta con tintes de cómicos, ya que el dramaturgo buscó combinar en ella el drama y el humor con el fin de matizar el caos que yace en los pacientes que padecen esta enfermedad.
Con una trama atrapante se adentra en la mente de un hombre que se acerca lentamente al final de su vida. La platea viajará a la infancia del protagonista en Polonia, así como también a momentos claves de su historia. Un abanico de recuerdos del trabajo, amigos, esposa, hijos y nietos con alegrías y tristeza.
El director de “El alemán que habita en mí” nació en Rosario y se formó en Buenos Aires. A lo largo de su carrera dirigió obras teatrales en diversos lugares del mundo, principalmente en Polonia.
Con su nueva historia, Radawski se une a otras obras que se centran en la progresiva pérdida de la memoria o en casos extremos en la fase más avanzada del Alzheimer.
En la obra aparecen así las lejanas remembranzas de un anciano que se mezclarán con la realidad bajo un universo cargado de poderosas y conmovedoras imágenes, cuyo protagonista observa a sus familiares queridos pero también a los que aún no han nacido.
Por ello, “El alemán que habita en mí” deja mucho para reflexionar e invita a pensar sobre lo que es importante en la vida y lo que queda cuando todo lo demás desaparece.
Un notable equipo artístico en escena
A través de una creativa puesta que busca diferenciarse en la temática, Radawski emplea música y canciones para enmarcar la historia del anciano que lucha tenazmente contra la desaparición de los recuerdos.
La dirección de la obra, realizada por el propio autor, resulta impecable. Desde su poética escritura los actores le dan un certero significado sobre el escenario, donde todo gira alrededor del personaje protagónico pero también hay un marcado juego de roles de las actrices que acompañan al protagonista, lo cual brinda cohesión y solidez a la representación.
Se destaca así el papel de Carlos Kusznir, quien encarna al complejo personaje principal con absoluta autenticidad, fuerza y convicción, al tiempo que permite a la platea vivir emociones que van desde el drama a la risa.
El resto del elenco está compuesto por Milagros Martino, Jesica Aixa Sosa, Luisina Ponse, Florencia Gonzalez Salgado y Patricio Pérez Piñero, quienes se manejan muy bien en heterogéneos y sólidos personajes.
En tanto, la música en directo adquiere gran importancia gracias a los talentosos intérpretes y a la vocalista Lisi Dikof, quienes, a partir de diferentes idiomas, tocan las hermosas canciones de Sergio Armellino y Matías Palumbo.
A su vez, el vestuario y la escenografía de Flor Tutusaus, que también corre por mano del director, han sido diseñados con gran atención al detalle. Con ella elevan la calidad de la propuesta teatral, sin resultar sobrecargada.
Gracias a su lenguaje escénico, estética y la profundidad del tema tratado, la obra “El alemán que habita en mí” conmueve inevitablemente al público y suscita múltiples preguntas que quizás no tengan una respuesta clara pero que, definitivamente, valen la pena explorar.