Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), más de 150.000 judíos, incluidos intelectuales y artistas, fueron encarcelados en el campo de concentración nazi de Terezin, al norte de Praga. Entre ellos se encontraba el compositor Viktor Ullmann, quien en 1943 compuso su ópera ‘Der Kaiser von Atlantis‘ (El Emperador de la Atlántida), una sátira sobre el totalitarismo que sigue vigente.
En esta obra, un emperador declara la guerra de todes contra todes, pero la Muerte rechaza sus planes y decide que ya nadie morirá. Para reanudar su servicio, exige que el káiser sea el primero en morir, y él acepta.
Sebastián Alfie cuenta la historia de la ópera en su nuevo documental El Kaiser de la Atlántida, el cual se estrenará el 17 de agosto en las salas de los Cine Multiplex Belgrano, Atlas Patio Bullrich y Atlas Caballito. El director argentino descubrió este trabajo en 2006 en el Teatro Colón de Buenos Aires, lo que provocó que se preguntara sobre la posibilidad de crear música en un campo de concentración y la relevancia actual de esta obra de horror poco conocida.
Además de centrarse en la historia de Ullmann, el film también gira en torno al compositor y director Kerry Woodward, quien redescubrió el manuscrito del compositor a principios de los años 70 y dirigió la primera producción de la ópera en Ámsterdam en 1975.
El documental de Alfie entrelaza varias tramas narrativas. Por un lado, explora el origen de la obra de Ullmann en Terezín y su colaboración allí con el libretista Peter Kien. Por otro, narra la historia personal y la profunda conexión de Woodward con la obra del artista.
Además, para construir una estructura sólida y fluida, el director argentino utilizó secuencias animadas inspiradas en los dibujos que los prisioneros realizaron en el campo de concentración con pedazos de carbón en la parte posterior de formularios de registro nazis.
Asimismo, el documental aborda la conexión de Woodward con la espiritista Rosemary Brown, quien afirmaba hablar con compositores muertos. Gracias a ella habría conectado con Ullmann. Esta relación mística generó cambios en la partitura original de la ópera, lo que le dio un enfoque aún más intrigante a la historia.
El trabajo de Alfie es una poderosa exploración de la ópera y su contexto histórico, que ofrece una perspectiva única y cuestiona la relevancia de su mensaje en la actualidad. A su vez, destaca la fuerza de la música y el arte incluso en las circunstancias más adversas, honrando a les artistas cuya vida y obra fueron silenciadas por el Holocausto.
El arte como herramienta de resistencia
Durante la Segunda Guerra Mundial, el régimen nazi liderado por Adolfo Hitler en Alemania estableció campos de concentración y guetos con el objetivo de perseguir y exterminar a poblaciones consideradas “no arias”. Entre ellas se encontrabran los judíos, gitanos y otros grupos étnicos, así como personas homosexuales.
Estas políticas genocidas llevaron a la trágica muerte de millones de personas. Aunque muchos sufrieron horribles condiciones y atrocidades, la resistencia y la supervivencia de algunes prisioneres permitieron salvar la vida artística, lo que se convirtió en una expresión de la voluntad humana de resistir en medio del horror.
La música clásica era un género especialmente frecuente en los campos de concentración. La ópera infantil Brundibár (zumbón) de Hans Krása y el Quatuor pour la fin du temps (Cuarteto para el fin de los tiempos) de Olivier Messiaen son dos de las obras más importantes de esta época brutal junto a Der Kaiser von Atlantis.
Tras su llegada a Terezín en septiembre de 1942, Ullmann fue asignado al equipo de artistas encargado de dar forma a la ‘Freizeitgestaltung‘; es decir, el tiempo libre y la cultura dentro del campo. A pesar de las terribles condiciones y la opresión del lugar, continuó con la composición musical. Para él, este lugar se convirtió en una escuela que enseñaba la importancia de la estructura en su arte.
Ullmann se refirió a la significativa transformación que experimentó en el campo con las siguientes palabras conmovedoras: “Terezín fue y sigue siendo para mí una escuela que enseña estructura. En los viejos tiempos, cuando la comodidad, esa poción mágica de la civilización, era capaz de eclipsar la crueldad, podía ignorarse y era fácil crear una estructura hermosa. Pero aquí, en este lugar donde la materia artística tiene que resistir y sobrellevar la estructura diaria de sufrimiento, donde cada chispa de inspiración divina debe enfrentarse al entorno hostil, aquí es donde se encuentra la auténtica clase magistral”.
A través de estas palabras, reveló la lucha interna que enfrentaba como artista en un entorno deshumanizante. La opresión y la crueldad que rodeaban a Terezín no disminuyeron su deseo de crear, sino que lo impulsaron a encontrar significado y belleza en medio de la adversidad. Su determinación y talento sobresalieron en un contexto tan desafiante, dejando un testimonio perdurable de la capacidad humana de resistir y encontrar expresión artística incluso en los momentos más duros.
El Kaiser de la Atlántida fue censurada en el campo de concentración
Der Kaiser von Atlantis es una ópera de un acto con cuatro escenas que se centra en las aspiraciones dictatoriales del Emperador de la Atlántida. El libreto fue escrito por Peter Kien (1919-1944), un escritor y poeta conocido por su ingenio y sus bocetos hechos en Terezín. Aunque el campo era considerado el “gueto modelo” por los oficiales, en realidad era más un campo de concentración.
Ullmann era un firme creyente en la antroposofía, una filosofía que sostiene que los seres humanos pueden desarrollar la capacidad intelectual para conectarse con dimensiones espirituales a través del estudio y el pensamiento decidido. Aunque la ópera contiene elementos de esta filosofía, en realidad es más una sátira que critica la visión idealista de Hitler para el Tercer Reich, la ignorancia ante la muerte y el sufrimiento, y la aparentemente interminable guerra en Europa. El “juego” del Emperador finalmente fracasa y lo lleva a desarrollar un nuevo respeto por la vida humana.
Ullmann comenzó a trabajar en su composición al incio de la Segunda Guerra Mundial, pero se dedicó seriamente a ella durante el verano de 1943 y la finalizó en noviembre. Debido a las deportaciones frecuentes, no había garantías de qué artistas podrían tocar la música. Por lo tanto, la orquesta se compuso para trece intérpretes y las partes vocales se escribieron para cantantes específicos. Además, no había coro debido a la naturaleza precaria del gueto.
Las interpretaciones de nuevas obras nunca estaban garantizadas, pero eso no lo detuvo en su composición. Sin embargo, durante los ensayos en el verano de 1944, la obra fue abruptamente censurada. La razón fue que el emperador fue interpretado como una satirización de Hitler. Tanto Ullmann como Kien fueron asesinados luego en el campo de Auschwitz-Birkenau en ese año. El 16 de diciembre de 1975, la ópera recibió su estreno formal y fue grabada en 1990 por Decca Records.
Del campo de concentración al archivo
El camino que siguió la obra desde las garras de la ocupación nazi hasta llegar a un archivo en Suiza es una historia enrevesada. La ópera fue originalmente registrada en la parte posterior de una lista de deportación, lo que la convirtió en un documento improvisado. La escasez de papel obligó a muches compositores a ser creativos en la forma en que plasmaban su música.
En 1944, cuando Ullmann y Kien fueron deportados, Ullmann se aseguró de confiar su partitura al Dr. Emil Utitz, un filósofo judío y bibliotecario de Terezín. Tras la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, éste le entregó el manuscrito al Dr. Hans Gunther Adler, escritor y poeta judío, llevándolos consigo a Inglaterra en 1947 debido a la toma comunista de Checoslovaquia.
La influencia de Adler no se limitó a la custodia de los documentos de Ullmann, sino que también participó activamente en el estreno de la ópera en 1975. Además, ambos eran amigos cercanos, y Ullmann incluso incorporó algunos de los poemas de Adler en canciones durante su tiempo en el campo.
Originalmente, la partitura de Der Kaiser von Atlantis fue entregada al Goetheanum en Suiza para una conservación a largo plazo. Sin embargo, en algún momento, fue trasladada de forma ilegal al archivo musical de la fundación Paul Sacher Stiftung, que se especializa en la preservación de obras musicales del Siglo XX y XXI. Aunque esta acción no se realizó de manera oficial, luego se inició un contrato formal con la fundación en 2021 para garantizar la custodia y el acceso adecuado a la obra y otros materiales relacionados.
El recorrido de reconocimiento del documental de Sebastián Alfie
El Kaiser de la Atlántida tuvo su estreno internacional en Tudo e Verdade y recorrió más de 20 países, presentándose en prestigiosos festivales como Málaga, Thessaloniki, Munchenm, BAFICI, entre muchos otros. Durante su trayectoria, la película recibió numerosos reconocimientos, incluyendo el Golden Prague Prize y el Vaclav Havel Prize en el Golden Prague Festival.
Además, fue galardonada con los premios a Mejor Documental y Mejor Director en el Saraqusta Film Festival, y obtuvo reconocimientos por Mejor Fotografía, Mejor Documental y el Premio de la Prensa en el Festival de Cine de Madrid. También fue premiada en el Inedit Barcelona y aclamada como mejor película en el Festival de Cine Político, entre otros prestigiosos galardones.
La película fue muy bien recibida por crítiques y audiencias, consolidándose como una destacada obra cinematográfica que conmovió y cautivó a espectadores en todo el mundo.