Tras las diversas marchas que se dieron en la provincia de Jujuy y las brutales represiones, cientos de comunidades originarias continúan la lucha por el resguardo de los recursos naturales de la zona. Ante este contexto, el pasado martes 25 de julio los pueblos indígenas de todo el país determinaron iniciar el tercer malón por la paz, una caminata con rumbo a Buenos Aires para exigir justicia.
Nota al Pie dialogó con Antonio, miembro del pueblo colla, asentado en Abra Pampa, quien comentó que ya hay presentaciones ante la justicia local y nacional.
Uno de los principales reclamos se centra en la anulación de la reforma por ser inconstitucional. Además, las comunidades reclaman que cesen las persecuciones, el procesamiento y armado de causas a referentes.
Sobre ello, Antonio declaró que viven con vigilancia permanente por parte de la policía de Jujuy y reveló que su familia sufre intimidaciones y amenazas, incluyendo les niñes.
También luchan por una ley que les otorgue el título de propiedad comunitaria para las más de 400 comunidades que habitan el territorio, ya que en la actualidad la mayoría de los pueblos indígenas se encuentran asentados en tierras fiscales y sólo cuentan con una personería jurídica.
Esto último conlleva a que se encuentren en un estado de vulnerabilidad absoluta y ante el riesgo de perder sus tierras ancestrales. La falta de voluntad y determinismo político conllevó así a que cientos de personas tengan que recorrer a pie más de 1.000 kilómetros a través del tercer malón por la paz.
El impacto de la reforma constitucional en los pueblos originarios
En diálogo con Nota al Pie, Antonio contó que comenzaron a tomar conocimiento sobre la reforma de la Constitución a partir del tema de las elecciones de la gobernación y comisionados.
Fue así que, en septiembre del año pasado, se enteraron sobre la reforma a través de algunos referentes, aunque consideraban que aún llevaría mucho tiempo para que se estableciera.
“No sabíamos en qué momento ni cómo iban a ser elegidos los comisionados. Todo era poco transparente y no veíamos que podía llevarse a cabo. Tampoco salía en medios locales el tema”, comentó Antonio.
De un momento a otro, miles de habitantes de las comunidades se encontraron con que el Gobierno jujeño tenía todo listo para sancionar la nueva Constitución, lo cual, una vez más, dejó en evidencia una cosa: decidieron sobre sus vidas y territorios sin tomar en cuenta sus opiniones.
“Nos sorprendió, porque ni siquiera teníamos conocimiento de algún proyecto borrador, porque no nos hicieron la consulta. Como pueblos originarios tenemos el derecho a la consulta y a informarnos como bien lo dice el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que fue ratificado por Argentina”, relató Antonio.
De acuerdo a la explicación del integrante del pueblo originario establecido en Abra Pampa, una vez que se eligen los convencionales, se habilita un proceso de consulta y se establece el procedimiento para llevar adelante la reforma de manera parcial. Sin embargo, esto tampoco sucedió.
“Ya estaban juntados. Para el primero de julio, aparece un borrador con el cual aparece nuestra mayor preocupación porque tocaron el tema del agua y de las tierras, que es nuestro territorio”, aseguró.
A raíz de varios artículos que expresa la nueva Constitución, los pueblos se sintieron vulnerables. Uno de ellos es el artículo 50, el cual establecía que las comunidades tenían que ser trasladadas a otra zona, aunque tras la lucha de los pueblos originarios fue eliminado.
Las protestas y el tercer malón por la paz
Tras semanas de históricas marchas y permanencias en algunas plazas, el gobierno no dió respuesta alguna a la población jujeña y el 14 de julio comunidades, sectores docentes y de salud decidieron marchar hacia la capital de Jujuy.
Antes de llegar a San Salvador de Jujuy, las comunidades se enteraron que los convencionales fueron llamados para votar la nueva Constitución y que había sido aprobada.
Sin embargo, dicha cuestión no hizo que los pueblos desistieran en su lucha. El 16 de julio llegaron a la capital provincial mientras que se estaban dando otras marchas internas en distintas zonas. Fue en aquella jornada cuando se inició la represión, cuyo acto brutal culminó el 17 de julio y con mayor virulencia.
“La infantería reprimió con una saña poca vista. No era para dispersarnos, estaban a menos de un metro”, detalló Antonio. A su vez, y en referencia a lo que se convertiría después en el tercer malón por la paz, agregó. “A nuestra marcha se sumaron diferentes sectores gremiales y organizaciones sociales. Fue multitudinaria, algo que no se veía desde la época de los 90”.
Desde entonces, las comunidades continúan en la ruta movilizándose “ de forma pacífica y abierta al diálogo sincero de buena fé”, aseguró Antonio. Tal es así que, en este momento, las comunidades se encuentran atravesando el cuarto día de caminata hacia Buenos Aires.
Por último, se prevé que a últimas horas de este sábado 29 de julio lleguen a la provincia de Córdoba, donde realizarán una conferencia de prensa para luego emprender una caminata hacia el monumento del Indio, ubicado frente a Patio Olmos.