En el marco del Día Mundial de las Hepatitis Virales, que se conmemora cada 28 de julio, la Sociedad Argentina de Hepatología (SAHE) lanzó una campaña de concientización y detección de la Hepatitis C a nivel nacional.
Se trata de una enfermedad silenciosa pero que causa mucho daño en el hígado, por lo que esta actividad busca visibilizar la importancia de su detección para iniciar el tratamiento correspondiente. En total, hay 68 puntos de testeos gratuitos en hospitales, clínicas, centros de atención primaria, consultorios, plazas y otros sitios de 18 provincias de Argentina.
Si bien esta enfermedad puede cursar de forma asintomática durante muchos años, aún así daña el hígado. Incluso puede derivar en un cáncer hepático y requerir trasplante, poniendo en riesgo la vida de la persona.
Como parte de la campaña también hay una búsqueda de pacientes que ya tienen diagnóstico hace años, pero que no han vuelto al consultorio para curarse. Además, esta iniciativa está dirigida a la población con riesgo aumentado de haberse expuesto al virus. Entre ellos se encuentran les veteranos de guerra, población carcelaria, pacientes dializados y aquellos con Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) o hemofilia, por haber recibido múltiples transfusiones.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) había propuesto el ambicioso objetivo de eliminar la hepatitis C en el mundo para 2030. El desarrollo de constantes testeos a la comunidad es una de las iniciativas que contribuyen a lograrlo.
Nota al Pie conversó al respecto con el presidente de la Sociedad Argentina de Hepatología, el Dr. Sebastián Ferretti. El especialista resaltó la importancia de estos testeos ya que, al existir un tratamiento eficaz, si se diagnostican antes de que la enfermedad progrese las personas podrán curarse a tiempo y evitar poner en riesgo su vida.
La hepatitis C: el virus silencioso
Existen cinco tipos de hepatitis, de los cuales la A, B y C son las más frecuentes en Argentina. El Dr. Ferretti explicó que la hepatitis A y B suelen producir una enfermedad aguda y luego curarse sin secuelas, a la vez que poseen vacunas para prevenirlas.
Sin embargo, en el caso de la hepatitis C, “no genera síntomas cuando se contagia, es silenciosa. En más del 80% (de los pacientes) el virus se queda en el organismo y produce una hepatitis crónica, pudiendo causar cáncer al igual que la hepatitis B”, indicó.
El motivo de esta masiva campaña es que el virus puede estar en el organismo muchos años sin producir síntomas. “Una persona se contagia el virus y no se da cuenta, convive con él durante muchos años. En ese tiempo se va dañando el hígado de a poco hasta que en un momento se desarrolla una cirrosis y comienzan las complicaciones”, describió.
Este tipo de virus se contagia por sangre contaminada, por lo que en este momento es más difícil de contagiarse, por ejemplo, en una transfusión. “Antes de la década del 90, las personas que recibieron transfusiones de sangre tenían más riesgo de haberse contagiado porque en ese momento los bancos de sangre no chequeaban los virus como ahora. Lo mismo ocurre con las personas que compartieron jeringas en contexto de drogadicción endovenosa”, mencionó Ferretti.
Detectar la hepatitis C para curarla
El Dr. Ferretti explicó que existe un tratamiento para la hepatitis C. “En la última década se avanzó muchísimo, ya que se desarrollaron medicamentos que se dan por vía oral y son altamente efectivos. Tienen más de un 95% de curación en unos dos a tres meses. Son bien tolerados y disponibles tanto para el ámbito público y privado”, informó.
Por prejuicio o desinformación, muchas personas creen que no estuvieron expuestas al virus o que están protegidas por las vacunas. Pero la inoculación para la hepatitis A y B no tiene efecto para la hepatitis C porque se trata de diferentes virus.
Durante años, este virus circuló sin ser conocido. Además, no existía la conciencia actual sobre las medidas de esterilización de instrumental que entraba en contacto con sangre. Por lo tanto, miles de personas contrajeron hepatitis C sin saberlo en tratamientos odontológicos, cirugías, al realizarse tatuajes, piercings y otros tratamientos de belleza. También al recibir transfusiones, compartir jeringas, cepillos de dientes, afeitadoras o canutos para aspirar algunos tipos de drogas, entre otros elementos cortopunzantes.
En la actualidad, al haber más conciencia sobre esterilización antes de cada intervención de salud o estética, hay muchas menos transmisiones que en los años 89 y 90. Pero, de todas formas, instan a que toda la población se realice el test, ya que puede haber habido una exposición sin saberlo.