Mientras en la superficie terrestre se vive un calor extremo, la Antártida sufre un gran descenso del volumen de hielo marino. Esta situación se profundizó durante junio, cuando alcanzó los mínimos históricos, según alertó la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Al respecto, expertes en cambio climático advierten que estas cifras son preocupantes.
El mes pasado se caracterizó por ser el junio más caluroso registrado hasta el momento. Como consecuencia, los niveles de hielo marino antártico se encontraban en su punto más bajo, un 17% por debajo del promedio desde que comenzaron las observaciones por satélite. Estas grandes reducciones del hielo marino son más frecuentes en el Ártico pero no en el Antártico, por lo que la comunidad científica está en alerta.
Entre mayo y junio, la temperatura global de la superficie del mar alcanzó niveles récord para esa época del año. En ese sentido, desde la OMM advierten que el calentamiento de los océanos en todo el mundo se está extendiendo rápidamente más allá de su superficie.
Además del aumento de la temperatura, los efectos del cambio climático producen sequías intensas, escasez de agua, incendios graves, aumento del nivel del mar, inundaciones, deshielo de los polos, tormentas catastróficas y disminución de la biodiversidad.
Alerta por aumento de temperatura en la Antártida
El aumento de la temperatura a nivel global comienza a impactar en la Antártida. Muchas veces se piensa que el cambio climático sólo significa el aumento de la temperatura, pero al ser la Tierra un sistema en el que todo está conectado, los cambios en una zona influyen en todas las demás.
Además, hay que tener en cuenta que el cambio climático no sólo impacta en el aumento de la temperatura en los continentes, sino también en el agua de los océanos.
En este sentido, no se trata solo del aumento de la temperatura de la superficie, ya que los océanos absorben energía que permanecerá allí durante cientos de años. Así lo afirmó la OMM en una conferencia de prensa: “Las alarmas están sonando especialmente fuerte debido a las temperaturas sin precedentes de la superficie del mar en el Atlántico Norte”.
Este fenómeno se explica en parte por los efectos meteorológicos de El Niño, que surgió recientemente. El mismo provoca el aumento de las temperaturas tanto en tierra como en los océanos, por lo que podría ocasionar más olas de calor marinas y temperaturas extremas.
En julio de 2021, la OMM reconoció un nuevo récord de temperatura máxima para el continente antártico, que fue de 18,3°. Este fue registrado el 6 de febrero de 2020 en la Base Esperanza, que corresponde a Argentina, y se dio en el marco de una ola de calor que generó derretimientos generalizados de glaciares. Anteriormente, el 24 de marzo de 2015, el valor registrado fue de 17,5°. La península antártica, el extremo del continente más cerca de América del Sur, es una de las zonas del planeta en la que se registra un ritmo más rápido de calentamiento. Esto representa casi 3°C en los últimos 50 años.
El Archivo de la OMM de Fenómenos Meteorológicos y Climáticos Extremos recoge las temperaturas más altas y más bajas a nivel mundial. También los acumulados de precipitación más relevantes, el granizo más pesado y el período de sequía más prolongado. Además, registra la ráfaga de viento más intensa, el relámpago de mayor duración o la tasa de mortalidad más elevada causada por un fenómeno meteorológico.
¿Qué es el cambio climático?
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) define al cambio climático como las transformaciones a largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos. En el caso de las modificaciones naturales, estas se deben, por ejemplo, a variaciones en la actividad solar o grandes erupciones volcánicas. Pero en los últimos siglos, el avance de las actividades humanas junto con la industrialización se convirtieron en el principal motor del cambio climático.
Entre sus causas se encuentra la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas. Esto genera la emisión de gases de efecto invernadero que actúan como una capa que envuelve a la Tierra, atrapando el calor del sol y elevando las temperaturas. El dióxido de carbono y el metano son los principales gases con este efecto. Son producidos por el uso de combustible y quema de carbón. Además, el desmonte también puede liberar dióxido de carbono. Por su parte, la agricultura, el petróleo y el gas son fuentes importantes de emisión de metano.
En la actualidad, la temperatura media de la Tierra es 1,1 °C más elevada que a fines del siglo XIX, es decir, antes de la revolución industrial. La última década (2011-2020) fue la más cálida registrada en la historia de la humanidad. En ese sentido, desde 1850, cada una de las cuatro últimas décadas ha sido más caliente que cualquier otra.