Este martes 11 comenzará en Lituania una nueva cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Este cónclave atlantista, que durará hasta el próximo miércoles, no será uno más: con el conflicto en Ucrania como telón de fondo, los aliados prometen una asamblea histórica.
No obstante, más allá de lo discursivo, lo cierto es que la alianza vive momentos de división hacia su interior. Mientras que no existe unanimidad en relación al ingreso de Ucrania al bloque, la adhesión de Suecia suma un nuevo condicionamiento por parte de Turquía.
Ucrania sin unanimidad
La incorporación de Ucrania a la OTAN divide a la alianza militar. Si bien desde Kiev saben que su adhesión no se producirá en el corto plazo, esperan “una señal clara”, como pidió Volodimir Zelenski durante su reciente gira europea, para que su incorporación se produzca una vez que termine la guerra. En ese sentido, las potencias occidentales buscarán potenciar la promesa hecha en la Declaración de Bucarest, en 2008, donde reconocieron a Ucrania como un futuro miembro de la organización.
Sin embargo, el eje atlantista tiene claro que Ucrania representa una línea roja para Rusia, hecho que quedó demostrado a partir de la Operación Militar Especial. Su posible incorporación a la OTAN fue uno de los motivos que desencadenaron el conflicto bélico iniciado en febrero de 2022. Por ello, al conocer las graves consecuencias geopolíticas que podría generar la adhesión ucraniana en este momento, la alianza militar tratará de satisfacer parcialmente los deseos de Kiev sin enfadar aún más a Moscú.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, explicitó la división que este tema genera hacia al interior de la organización atlantista. El viernes, en declaraciones a la CNN, sostuvo: “No creo que exista unanimidad sobre la conveniencia o no de incorporar a Ucrania a la familia de la OTAN ahora, en este momento, en medio de una guerra”.
En otras palabras, el rechazo estadounidense tiene un fundamento claro: si Ucrania formará parte del bloque, los 31 miembros entrarían en guerra con Rusia al activarse el artículo N° 5 de la alianza.
En este marco, lo más seguro es que en la nueva cumbre no se fije ni un cronograma de incorporación ni mucho menos una invitación oficial al bloque. Sin embargo, al igual que desde que inició el conflicto, la profundización de la asistencia militar y financiera serán las cartas con las que Occidente buscará satisfacer las necesidades ucranianas.
Turquía impuso nuevas condiciones para el ingreso de Suecia a la OTAN
Todo parece indicar que el ingreso de Suecia a la OTAN no va a suceder, como esperaba Occidente, en la cumbre de Vilna. El motivo es que, a pesar de que Hungría también mantiene el veto sobre Estocolmo, Turquía sigue siendo el principal obstáculo para destrabar la adhesión sueca a la alianza militar.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, no sólo resistió la presión de las potencias occidentales desde que Suecia formalizó su intención de entrar al bloque sino que, además, impuso nuevas condiciones. Este lunes, en lo que fue un giro inesperado, Erdogan vinculó el fin del veto a Suecia con el ingreso de su país a la Unión Europea (UE).
“Turquía ha estado esperando en la puerta de la Unión Europea durante más de 50 años, mientras que casi todos los países miembros de la OTAN ahora son miembros de la Unión Europea”, afirmó el mandatario turco citado por la agencia de noticias AP. En la misma línea, Erdogan sostuvo: “Cuando allanen el camino para Turquía, allanaremos el camino para Suecia como lo hicimos para Finlandia”.
De esta manera, de mantenerse este condicionamiento, las esperanzas de Suecia para entrar a la OTAN pueden reducirse de manera ostensible. El país liderado por Erdogan tiene el récord de contar con el proceso de adhesión más largo, ya que supera ampliamente a cualquier otro Estado candidato de entrar al bloque regional europeo.