El pasado jueves 5 de julio comenzó en la ciudad de Leticia, Colombia, el evento denominado Camino a la Cumbre Amazónica. Este encuentro reunió a les ocho ministres de Ambiente de los países que integran el territorio amazónico en conjunto con representantes de los pueblos originarios. Además, contó con la participación del sector civil, autoridades indígenas, sector privado, científiques e investigadores.
La cumbre que tuvo lugar hasta el sábado 8 de julio concluyó con un encuentro entre el presidente de Colombia, Gustavo Petro, y su par de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. Durante esta reunión, ambos líderes firmaron un documento que contiene estrategias destinadas a frenar el deterioro de la Amazonia y promover su restauración.
La Amazonia una región en peligro
Por su parte, la ministra colombiana de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad, comunicó que si la Amazonía sobrepasa el 20% de deforestación llegará a un punto de no retorno. Lo que implicaría que no habría capacidad para regenerarse. Según afirmó, en la actualidad la región cuenta con una deforestación del 17%.
“Las consecuencias de que la Amazonía se destruya o desaparezca son incalculables para acelerar la crisis climática en todo el planeta”, sostuvo la funcionaria.
A su vez, declaró que hay voluntad política para revertir la situación en la que se encuentra la región. La pérdida de la biodiversidad tendría graves consecuencias para el cambio climático del mundo de forma irreversible.
Durante la conferencia de prensa, la ministra aseguró que se busca que haya una cooperación andino-amazónica para consolidar las áreas protegidas y resguardos indígenas. Así como también el compromiso para empezar a conservar el ciclo del agua a escala continental.
Las problemáticas abordadas en las reuniones fueron: la deforestación, los crímenes ambientales transnacionales, los derechos de las comunidades indígenas, la gobernanza territorial y el crimen trasnacional. A su vez, se habló sobre cuestiones de la bioeconomía y los mecanismos financieros en medio de la crisis de la deuda externa.
La importancia de la selva más grande del mundo
La región de la Amazonia tiene una gran extensión lo que contempla el territorio de Brasil, Perú, Colombia, Venezuela, Ecuador, Guyana, Surinam y Guyana Francesa. La conservación de esta área es de vital importancia, ya que representa aproximadamente el 40% de los bosques tropicales del mundo.
El fundador de la organización no gubernamental Gaia Amazonas, Martin von Hildebrand, se pronunció al respecto en una de las charlas de la cumbre: “Más que el pulmón del mundo, la Amazonia es el corazón. A través de las nubes llega agua amazónica a África, Asía y al resto del planeta”.
En ese sentido, la Amazonia es la región crucial para regular el calentamiento global por su capacidad para almacenar grandes cantidades de dióxido de carbono y liberar oxígeno. Sin embargo, la ambición y explotación de la zona generó un embarcó hacia la destrucción de la biodiversidad. Si no se toman medidas para detener esta situación, existe el riesgo de que muchas especies desaparezcan. Una situación que no asombraría que a la larga conduzca a la creciente reducción de la población humana.
La deforestación es la principal causa del problema
Según la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG) entre 2001 y 2020, la Amazonía perdió más de 54,2 millones de hectáreas, o casi el 9% de sus bosques, lo que corresponde al tamaño de Francia.
A su vez, el informe realizado por la RAISG sostiene que la Amazonía de Brasil, que corresponde al 62% del total de la Región Amazónica, fue la más afectada, seguida de Bolivia, Perú y Colombia.
La deforestación de la región tuvo vaivenes a lo largo de los años siendo el 2003 uno de los años con mayor tala. En aquellos años se registraron casi 5 millones de hectáreas taladas. En 2020, el total de bosques talados se acercó a la media anual de las últimas dos décadas, que es de 2,7 millones de hectáreas.
El 84% de la tala de las últimas dos décadas se debe a la actividad agropecuaria.
A eso se suma la construcción de vías de acceso que atraviesan el bosque, lo que afecta a la vegetación y a la poblaciones indígenas que habitan el lugar.
La Amazonia se encuentra en un estado de emergencia absoluto. A pesar de la gran cantidad de información y datos que hay sobre la problemática, es un tema que pasa desapercibido para la mayoría de las personas del mundo, mientras que los grupos empresariales eligen mirar para un costado.