Caracterizado por su contenido humano, Come From Away es uno de los espectáculos más prestigiosos del mundo entero. La versión argentina realiza funciones en el Teatro Maipo de la ciudad de Buenos Aires (Esmeralda 443), viernes y sábado de julio a las 20:30 horas y domingos a las 19:30. Las entradas se pueden adquirir en la boletería del teatro o a través de la página: www.plateanet.com.
La trama
El espectáculo está basado en hechos reales y cuenta la historia de Gander (New Foundland, Terranova), un pequeño pueblo de Canadá que, en un lapso de 9 horas, recibió 32 aviones de diversas partes del mundo. La historia transcurre en un contexto donde Estados Unidos dio por cerrado su paso aéreo, tras los atentados a las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001.
En ese marco, Come From Away muestra la relación entre 7.000 personas varadas en Gander y sus habitantes, quienes demostraron generosidad y contención a les damnificades, refugiándoles en sus casas, facilitandoles comida, ropa y demostrando que hay un mundo sin fronteras.
Come From Away fue distinguido en Argentina con 23 nominaciones y 7 premios Hugo, 2 premios Ace y 13 nominaciones a los premios Ace. Además, logró 7 nominaciones a los premios Tony y una al Grammy 2017. Eso, sin contar sus 4 premios Olivier 2019.
Un elenco de lujo
Desde 2013, el musical no ha parado de ofrecer presentaciones en diversos países. En nuestro país fue adaptado por Marcelo Kotliar y Carla Calabrese, quien además es la directora general del show, y está producido por The Stage Company.
La obra está conformada por 15 artistas que actúan, cantan y bailan acompañados por una banda de músicos en vivo. Entre los nombres más prominentes del elenco figuran: Melania Lenoir, Carla Calabrese, Gabriela Bevacqua, Sebastián Holz, Fernando Margenet y Marisol Otero.
La dirección musical está a cargo de Santiago Rosso, quien dialogó con Nota al Pie para profundizar acerca del mensaje de la obra y su rol en la misma.
El gestor que da vida a la música de Come From Away
Santiago Rosso, tiene una extensa trayectoria artística, nació en 1986 en Luján y comenzó sus estudios de piano a los 6 años de edad. Posteriormente, continuó en el Conservatorio Provincial de Música de la ciudad de Mercedes. Además se graduó en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón en la carrera de Preparación Musical de Ópera.
En el teatro musical argentino, integró las orquestas de «La Novicia Rebelde”, «Hairspray”, «Dorian Gray, el retrato”, entre otras.
¿Cómo surgió la idea de dirigir Come From Away? ¿Cuál fue la impronta de la versión argentina?
Santiago Rosso: La dirección musical me la ofreció Carla Calabrese, en el 2019, porque conocía mi trabajo y, para una obra tan particular como ésta, decidió que la dirija. Por supuesto, me pareció excepcional y acepté. Además, el Teatro Maipo es un lugar al cual me une un afecto muy grande. La impronta de la versión argentina está, principalmente, en la calidad de los intérpretes y en la visión que, desde la dirección, hemos dado a que la obra esté siempre activa, ofreciendo el mensaje que tiene, con un altísimo valor en la adaptación y en la traducción de parte de Marcelo Kotliar y Carla Calabrese.
¿Cómo estás transitando que hayan agregado más funciones? El público está complacido con el espectáculo.
Santiago Rosso: Lo vivo con profunda alegría y certeza de que el material está magistralmente construido por los autores. Sin lugar a duda es una obra de alto impacto emocional y técnico. Además, asombrado porque uno nunca imagina hasta dónde va a llegar la reacción del público. Es maravilloso recibir tantos mensajes y palabras del público. Me emociona como director e intérprete.
La obra tuvo muchos galardones, sin duda son de gran relevancia para vos y para todes los que trabajan en la puesta en escena, ¿de qué manera lo asumís?
Santiago Rosso: Es algo verdaderamente contundente y, después, la cantidad de premios que ganó, sin lugar a dudas, nos hace muy bien. En mi caso personal, me da felicidad y tranquilidad saber que estoy trabajando en un espacio tan aplaudido, nominado y premiado.
¿Cuántas horas dedicaste a la dirección musical?
Santiago Rosso: Es difícil medirlo, por distintas razones. La primera tiene que ver con las causas y el tiempo que uno destinó en poder entrenarse para poder ejecutar lo que se realiza. Las horas previas de estudio, las clases que tomé, las experiencias. Por otro lado, toda la preparación una vez que uno tiene el material es inmensa, conlleva mucho sacrificio y tiempo para resolver alguna problemática.
Desde el 2019, tuve acceso al material. Parte del 2020, empezamos a ensayar y se interrumpió por la pandemia. Luego retomamos el año pasado los ensayos y después el estreno. Fue una larga carrera en lograr el resultado contundente.
¿Cómo fue ver la obra en inglés y en otro país?
Santiago Rosso: La vi en Londres con Carla, en noviembre del 2022, y fue una sorpresa múltiple. Primero, presenciar en vivo el fenómeno del teatro y verla en su versión original (inglés) es digno de aplaudir. Luego, en mi caso, desde lo musical hay una partitura que respetar, es condición “sine qua non”, ser lo más fiel a lo que el texto propone.
¿Cuáles son los componentes musicales de la obra?
Santiago Rosso: Todos los elementos constituyen un atractivo, habrá quienes disfrutan más de una coreografía u otros más de aspectos que tienen que ver con la puesta en escena, la escenografía, el humor en la historia, pero siempre la música tiene un papel ordenador en la obra. Además, los músicos que estamos tocando salimos a participar de la escena en dos oportunidades. Son dos momentos que disfrutamos y que el público aplaude con mucha alegría.
¿Qué es lo que más disfrutas de Come From Away?
Santiago Rosso: Me gusta que sea un espectáculo que emocione y llegue tan profundamente, motiva a la gente a dar gracias, pero al mismo tiempo es una obra que da fuerzas a aquellos que se sienten inspirados por el contenido que propone. Por otro lado, me gusta que haya sido un desafío muy grande. Es una de las cosas más difíciles que me tocó dirigir.
¿Cuál es la palabra que significa, para vos, Come From Away?
Santiago Rosso: Sin duda, decir: “Gracias”.