Luego de una gran espera y con las ilusiones a tope de más de un espectador. Llegó a Buenos Aires la adaptación de uno de los musicales internacionales más exitosos de los últimos años, Matilda. Se trata de una versión nacional que mantiene la esencia de la original nacida en el libro infantil de Roald Dahl, pero con un espíritu distinto. Un musical que combina a la perfección el humor y la emoción, ya que invita a los grandes a dejar salir por un rato a su niño interior y a los más peques deslumbrarse con cada divertido cuadro musical. Las funciones son los miércoles, jueves y viernes a las 20, sábados a las 15 y a las 19, y los domingos a las 14.30 y a las 18, en el Teatro Gran Rex, Corrientes 857, CABA.
A fines del año pasado se anunció la llegada del musical a la cartelera porteña, y se fue mostrando mes a mes un poco de los ensayos. Como así también revelando quiénes eran las figuras que iban a acompañar a la figura principal. Una niña traviesa apasionada por los libros, y con poderes especiales. El colorido y mágico espectáculo cuenta con un conjunto de grandes productores formado por Carlos y Tomás Rottemberg, Valentina Berger de GO Broadway, Mariano Pagani de MP y Pablo Kohlhuber y Fernando Moya de Ozono Producciones. Quienes decidieron embarcarse en este desafío que en pocas semanas de su estreno se ha convertido en uno de sus éxitos más inesperados. Por ahora la temporada está planeada para que este viaje mágico de color dure unas ocho semanas en escena.
De la mano de Ariel Del Mastro, quien dirige el musical, se destacan los números musicales muy bien coreografiados e interpretados por una troupe mayormente de chicos y chicas de entre nueve y doce años. La puesta resulta muy efectiva, ya que se han adaptado muy bien. Los amantes de la película de los 90, no saldrán defraudados ya que mantiene la misma magia y hasta los nombres, pero adecuando su humor a lo porteño. Aunque esta versión por suerte se parece más a la novela que a las películas, y tiene guiños para los adultos, convirtiéndose con acierto en un show disfrutable para grandes y chicos.
Un elenco con grandes personificaciones
Si bien el personaje principal tiene su gracia y está muy bien representado por tres pequeñas artistas, Isabella Sorrentino, Catalina Piccone y Victoria Vidal, que se van alternando según la función. El elenco de adultos es realmente toda una sorpresa, la dupla de los padres de Matilda, obsesionados con la tele y sin interés por la cultura. Son interpretados por José María Listorti y Fernanda Metilli. El primero logra despertar grandes carcajadas en el público, sobre todo cuando con acierto rescata ciertas frases propias conocidas en sus trabajos en televisión. Y ella es exquisita en su personaje y forman una pareja tan bien compenetrada en escena. Juntos juegan en lo escénico para gracia de los espectadores más mayorcitos.
Rescatable la personificación de Deborah Turza como la alocada bibliotecaria y gran amiga de Matilda, la señorita Phelps. Resulta compinche de momentos oscuros del personaje principal como cuando un cuento del trapecista y el escapista. Laurita Fernández como siempre demuestra que puede bailar, cantar y actuar y con gran compromiso se mete en la piel de su personaje, la señorita Miel. Mención especial para Agustín “Rada” Aristarán en escena. Es mágico con su personaje de la directora, la señorita Agatha Tronchatoro. Crea un ser detestable, macabro y simpático a la vez, y la verdad es que se roba el espectáculo.
En resumen, la versión nacional de Matilda resulta tan excéntrica y deliciosa como su protagonista. Un personaje muy querible, y que deja un mensaje alentador de no rendirse nunca no importa a lo que se enfrente. No dejarse pisotear y luchar por lo que a uno le gusta, en si tomar las riendas de tu propio destino. Un elenco sólido tanto de pequeños como grandes, que cantan, bailan y resultan de verdad empáticos. Los cuales hacen fácil la tarea de transportarse a la platea a ese universo de color y energía que se propone.