El documental “Huellas de un futuro”, disponible en YouTube, narra mucho más que el proceso de recuperación de la gráfica Madygraf, ubicada en Garín, Buenos Aires. La organización de sus trabajadores en asambleas y el deseo de formar un espacio que fuera más allá de una imprenta se entremezcla entre imágenes de archivo que muestran la represión que sufrieron durante la lucha.
La imprenta R. R. Donnelley cerró sus puertas el 11 de agosto de 2014, dejando sin trabajo a 400 familias. El único consuelo parecía ser un cartel pegado en la puerta, que indicaba el número al que debían llamar por la indemnización. Sin embargo, lejos de quedarse resignados, tomaron la fábrica y la pusieron en funcionamiento bajo una gestión obrera.
Durante estos años dejaron huellas de dicha gestión, de la pelea para lograr la expropiación y posterior estatización, de la solidaridad en tiempos de pandemia, los festivales, las asambleas, y del apoyo a otras luchas semejantes. También la creación de la primera juegoteca en una fábrica gráfica para las niñeces de les trabajadores y la Comisión de Mujeres.
Nota al Pie dialogó con Jorge Medina y Roby Amador, trabajadores en Madygraf. Ambos fueron parte del proceso que llevó a que hoy 120 personas continúen con la impresión y tengan un trabajo digno.
El documental
Corría el 2014 cuando empezaron las amenazas de despidos. “La patronal había presentado un preventivo de crisis que denunciamos porque no era real. Estaba desviando la producción hacia otros talleres para simular una crisis financiera que no tenía”, comenzó explicando Medina. Como resultado, la planta cerró de un día para el otro. “El 11 de agosto llegamos a la fábrica y había un papel en la puerta con el número para llamar por las indemnizaciones”, agregó.
Pero no hicieron ninguna llamada, sino que fueron al Ministerio de Trabajo, el cual dictaminó la conciliación obligatoria y así pudieron ingresar a la fábrica a cumplir con sus trabajos. Además, realizaron una denuncia por quiebra fraudulenta. “¿Cómo un juzgado podía otorgarle la quiebra en menos de 24 horas, sin una previa investigación. Incluso en ese momento la presidenta Cristina Kirchner dijo que iban a aplicarle la ley antiterrorista por desestabilizar al gobierno”, cuestionó Medina.
Respecto a las razones del cierre, Medina sostuvo que este se debió “en parte por la baja en la industria gráfica producto, por el avance de la tecnología digital y la crisis económica que iba ascendiendo”. “Había multinacionales que se repartieron los mercados, y en algunos países cerraban sus plantas”, informó.
Cabe mencionar que desde antes del cierre, les trabajadores ya estaban organizados en asamblea. “Nos habíamos organizado por mejoras salariales y contra el maltrato laboral y las malas condiciones de trabajo. Lo fuimos logrando a través de medidas de lucha como cortes de calle, piquetes y parando la producción cuando era necesario”, explicó.
La gestión obrera
Por otra parte, Medina se refirió a los obstáculos que debieron atravesar en estos años de gestión obrera. A modo de ejemplo, mencionó “la competencia desleal contra grandes monopolios como el Grupo Clarín, beneficiados en la mayoría de las licitaciones”. A ello agregó que “los proveedores no nos querían vender. Decían que no trabajaban con cooperativas porque no compartían la idea de una fábrica gestionada por sus trabajadores”.
También se ven perjudicades en la competencia desigual con los monopolios en las licitaciones, en la compra de insumos y en las posibilidades para acceder a créditos blandos. Incluso en beneficios impositivos o para la importación de materia prima como el papel, entre otras cuestiones.
Para enfrentar esos desafíos, buscaron mejorar la producción y la eficiencia energética para bajar el consumo. Además, impulsaron “una ley para que las cooperativas no tengan que competir de forma desigual en las licitaciones”. Sin embargo, aseguraron que la misma “está cajoneada en el Congreso”.
Esto no es solo para preservar sus puestos de trabajo, sino también para que la fábrica cumpla un rol social. “Podemos imprimir los materiales del Estado. En la pandemia imprimimos más de 300.000 cuadernos que repartimos en escuelas públicas. También elaboramos sanitizante y barbijos que donamos a hospitales públicos, comedores, merenderos. Ahora adquirimos una máquina que produce bolsas de papel, que sustituyen a las bolsas plásticas de un solo uso”, indicó.
Las huellas de la recuperación colectiva
Por su parte, Amador sostuvo que con el documental “busca mostrar cómo en una sociedad donde constantemente se machaca con la resignación y desmoralización, hay una salida contraria”. “Organizándose se puede no sólo resistir, sino también dar una salida; en este caso, a una problemática como el cierre de una fábrica”, aseguró.
“Teníamos dos opciones: quedar desocupados y atomizados, o tomar la fábrica”, añadió. Se decidieron por la segunda. “Era resistir cualquier intento de desalojo y ataque y poner a producir la fábrica. Para nosotros hay 3 pilares fundamentales que son ocupar, resistir y producir ante el cierre de una empresa o cualquier excusa que pongan”, agregó.
En esa línea, expresó: “Lo que buscamos mostrar en el documental es que no alcanza con recuperar una fábrica y ponerla bajo gestión obrera. Necesitamos pensar una salida del conjunto de los trabajadores y los trabajadores junto al pueblo pobre”.
Después del 2001, Argentina se convirtió en un fenómeno muy grande de fábricas recuperadas, como Zanon y Brukman. Les trabajadores de Madygraf aprendieron de sus formas de organizarse y de su gestión obrera. También hubo un trabajo hacia adentro respecto de los valores, ya que había discriminación a trabajadores extranjeros. “No fue solo pelear contra la burocracia patronal o solo pelear por nuestros salarios”, sostuvo al respecto.
El documental invita a pensar en las huellas que dejaron las diferentes experiencias de recuperación de fábricas por parte de sus empleades. “Nuestra experiencia es importante. Somos una referencia y en ese sentido vamos construyendo camino con una salida propia de trabajadores. Así como podemos planificar, gestionar y dirigir una fábrica, no exagero si digo que podemos dirigir al país y al mundo”, concluyó Amador.