En el marco de la semana que lleva el Día Mundial del Medio Ambiente el Instituto de Políticas Públicas para Buenos Aires (i-Ciudad) elaboró su Índice de Bienestar Urbano, que tematiza cuestiones ambientales en la Ciudad de Buenos Aires. El documento detalla la situación de las comunas en función de la distribución de espacios verdes y el arbolado metropolitano.
En cuanto a la distribución de este tipo de áreas en cuestión, la entidad ejemplifica con los casos de la Comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y la Comuna 14 (Palermo), que son aquellas que cuentan con más espacios verdes dentro de sus distritos.
En contraste con estas jurisdicciones porteñas, los barrios de Boedo y Almagro, que conforman la Comuna 5, son los más “grises de Buenos Aires”. El barrio de Boedo cuenta sólo con una plaza como espacio parquizado.
“En febrero de 2020 hubo, en promedio, temperaturas muy distintas dentro de la Ciudad: 19° en el norte y 42° C en el sur. La superficie vegetada es la principal causa de esta amplitud térmica”, precisan desde el instituto.
Arbolado y salud: un mapa del desequilibrio
Desde sus redes sociales, i-Ciudad explica que el arbolado de la ciudad “está compuesto por los árboles que se encuentran dentro del distrito. El eje central de la adaptación ambiental urbana al cambio climático, es la estrategia y su mantenimiento”. Los ejemplares de los grandes centros urbanos sirven como filtros de contaminantes y pequeñas partículas.
La entidad sostiene que los árboles “colocados de manera adecuada en torno a los edificios reducen la necesidad de aire acondicionado en un 30% y ahorran entre un 20% y un 50% de calefacción. Además, aumentan la biodiversidad urbana y mejoran la salud física y mental de los habitantes”.
Respecto de la distribución de árboles, i-Ciudad detecta otro emplazamiento desigual. El organismo considera que el arbolado lineal en comunas como la 11, 12 y 15 tienen un resultado positivo. En contraste, señalan una relación negativa entre arbolado lineal y cantidad de residentes que se encuentra en las Comunas 3, 5 y 6.
Por último, la peor posición se la llevan las comunas 1 y 2, que a pesar de contar con la reserva ecológica contabilizan casi 13 mil árboles sobre una población de más de 252 mil residentes. Según el criterio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es necesario al menos un árbol por cada tres habitantes.
Esta recomendación significa que sería necesario plantar, como mínimo, 530 mil árboles más en función de la población total de la urbe. Además, si se tiene en cuenta que a diario ingresan a la Ciudad otras casi tres millones de personas este número debería ser superior.
Accesibilidad a los espacios verdes y desigualdad social
La pandemia y su posterior flexibilización puso de manifiesto la alarmante falta de espacios verdes en la Ciudad. En los últimos años, numerosos artículos y trabajos de diversos organismos mostraron que Buenos Aires es una de las ciudades con el peor índice en cuanto a la proporción de estos terrenos y la cantidad de habitantes.
Por ejemplo, desde la Fundación Bunge y Born, más que destacar la carencia de esos espacios, ponen énfasis en la accesibilidad a ellos. Una caminata de diez minutos es el promedio de tiempo que necesitan les vecines para incorporar el uso de plazas o parques en su vida cotidiana.
En base a este criterio, la entidad creó un Atlas de Espacios Verdes que mide el nivel de acceso a esos espacios públicos en distintas ciudades del país. El caso de la Ciudad Autónoma es, al menos, inquietante: más de 350 mil residentes viven alejades de una plaza.
En el mapa se muestran los amplios corredores urbanos por los cuales la población tiene un difícil acceso a zonas verdes: Villa Crespo, áreas de Agronomía, Boedo, Barracas, Pompeya y Villa Soldati son algunos ejemplos de esta dificultad.
Por otro lado, la fundación ofrece otros datos preocupantes que tienen que ver con la desigualdad social. El 25% de la población de bajos recursos no dispone de un fácil acceso a los espacios verdes. Sin embargo, esta situación apenas afecta al 4% de les habitantes de mayores ingresos.
Esto se explica, en parte, por el tratamiento inequitativo que han recibido la Zona Norte, con personas de mayor poder adquisitivo, y el sur de Buenos Aires, con habitantes de menos recursos. Por otro lado, la aplicación del Código de Planeamiento Urbano de 2018 autorizó la edificación de departamentos de 17 metros cuadrados que alienta la densificación de la metrópolis.
La lucha por las tierras públicas
Acorde a las cifras del mismo Ministerio de Ambiente y Espacio Público metropolitano, la superficie de áreas parquizadas por habitante se mantuvo más o menos estable entre 2006 y 2018. No obstante, disminuyó en barrios como Balvanera y San Cristóbal. Las zonas de Boedo y Almagro son las más afectadas.
Cada terreno vacante entra en disputa entre organizaciones vecinales o ambientalistas que buscan transformarlos en espacios verdes y comunitarios. En la vereda de enfrente, existe un gobierno que prioriza los intereses de las constructoras y aprueba la venta de tierras fiscales para el negocio inmobiliario.
A su vez, la clasificación de espacios verdes públicos por parte del Gobierno de la Ciudad es más que polémica en tanto contabiliza como “espacios verdes” a canteros, maceteros, derivadores de tránsito y plazoletas. Este criterio lleva a falsas cifras respecto de cuántas hectáreas se destinaron para una política de “reverdecimiento”.