Aquiles Gym se encuentra en la calle 9 entre 33 y 34 de la ciudad de La Plata. Ubicado a mitad de cuadra, un cartel en su puerta ya anticipa lo especial de este gimnasio: es exclusivo para mujeres.
Julieta Ortegoza, su joven dueña, recibió a Nota al Pie antes de comenzar las clases de la tarde. Esta profesora de educación física, de tan solo 25 años, es la creadora de una idea innovadora en la capital de la provincia de Buenos Aires.
“Me gusta mucho trabajar con las chicas, se crea un ambiente hermoso”, comentó. Además de los lazos que se generan entre las asistentes, se pone en juego el tema de la mirada hacia el propio cuerpo. En esa línea, Ortega explicó que esto es “a diferencia de lo que pasa en los gimnasios mixtos, cuando una va y se limita por cómo se siente, o cómo una piensa que la ven desde afuera”.
Su centro de entrenamiento es uno de los únicos en La Plata con estas características. Sin embargo, forma parte de un movimiento en el que, cada vez más, se deja de asociar al ejercicio sólo con la búsqueda de un cuerpo hegemónico. De este modo, promueve el trabajo físico para las mujeres como una actividad integral en un espacio donde se sienten cómodas.
Un templo feminista
Aquiles Gym denota el esfuerzo de su dueña. Para la entrevista, Julieta Ortegoza le dedicó a este medio unos minutos antes de que llegaran sus alumnas. Así, entre colchonetas, pesas y elementos de entrenamiento, contó cómo surgió la idea de aceptar un público enteramente femenino.
“En un principio, era un gimnasio abierto a todos”, recordó Ortegoza. “Pero en julio del año pasado, venían solo tres chicos que ya no pudieron continuar las clases por diferentes motivos”, detalló.
Sólo quedaron las chicas, y a las alumnas les comenzó a gustar. “Esto se empezó a hablar entre ellas, hasta que me propusieron continuar así», explicó la dueña del gimnasio. «Lo pensé y dije: ‘¿por qué no?'», expresó.
Respecto al trabajo con las mujeres, sostuvo: «Me gusta mucho trabajar con las chicas». «Se crea un ambiente hermoso, muchas charlas donde traen sus pensamientos del afuera: trabajo, relaciones, amor. El tema más insólito que pueda haber, acá lo hablamos», afirmó.
Además de la comodidad para expresarse, otra cuestión que resaltan las alumnas es la libertad para hacer ejercicio sin la presión de lucir perfecta. Algo que, por los estereotipos formados y sostenidos por la sociedad, sí lo sienten en los gimnasios mixtos.
En este sentido, la entrevistada comentó: «Me dicen: ‘yo acá transpiro y no me da vergüenza'». Quienes frecuentan su gym, le expresaron el pudor que sintieron en otros centros de entrenamiento al saber que, inevitablemente, sudarían al realizar ejercicio.
«Lo mismo sucede con la ropa, si a alguien se le rompe una calza no hay problema», ejemplificó. «O el simple hecho de quedarse en top los días de verano, una se quita la remera y la acompaña toda la clase», aseguró.
Cabe mencionar que en este espacio también se formó un sentido de comunidad. “La nueva propuesta es festejar un día los cumpleaños del mes anterior”, contó Ortegoza. “Entonces hacemos una cena a la canasta, en el gimnasio cuando terminan las clases. Así charlamos de otra cosa distinta que no sea de entrenar”, sostuvo.
A puro pulmón
En la puerta de Aquiles Gym se ve la imagen de un hombre mitológico con pesas y laureles. Es el dibujo de quien aporta el nombre al gimnasio. “Las chicas siempre me preguntan: ¿por qué se llama así, si está destinado a mujeres?”, comentó Julieta.
Pese a la figura, la denominación tiene un trasfondo más profundo. “En la vida hay pocas cosas que nos pueden parar”, reflexionó.
“Yo siempre les digo a mis alumnas, que no hay nada que no puedan hacer”, continuó Ortigoza. “Tienen que venir, probar, errar, hasta que salga. Lo único que nos puede vencer es la muerte, lo mismo que sucedió con Aquiles”, explicó.
Esta filosofía de prueba y error se vio desde el comienzo de Aquiles Gym. Julieta comenzó con el proyecto a principios de 2020, antes de la pandemia por el Covid-19. Ella daba clases de diferentes ejercicios en un lugar donde les platenses acostumbran a realizar deportes al aire libre. Se trata de la rambla de la Avenida 32, muy cerca de su gimnasio actual.
“A medida que daba clase, terminaba de construir el gimnasio”, comentó al rememorar su época de puro esfuerzo. “Cuando vino el invierno, si bien no estaba finalizado, hacía mucho frío y nos tuvimos que venir para acá”, explicó.
“¡Pobre las chicas que se animaron a venir acá en ese momento! No había casi nada, todavía no habíamos terminado las paredes. Todo estaba a la mitad”, recordó entre risas.
Ahora, el ambiente es super acogedor. En las paredes del gym (cuya construcción ya finalizó), hay mensajes de colores que recuerdan las reglas de convivencia y levantan el espíritu. “El peor fracaso es no intentarlo”, dice la frase más grande que resalta en la pared.
En pleno crecimiento
Por el momento, en Aquiles Gym se dictan clases de Entrenamiento Funcional y G.A.P. (Glúteos, Abdomen, Piernas). A través de una aplicación, las alumnas pueden anotarse de forma semanal en el horario y día que deseen.
Hasta hace poco, Julieta era la única que se desempeñaba como profesora, aunque recientemente se incorporó una nueva compañera. El horario actual del gimnasio es de 9 a 11 horas y de 16 a 21 horas.
El sueño de Julieta Ortegoza es que esté abierto de corrido. “Como estaba yo sola, eso se complicaba”, confesó. Sin embargo, ello no quita a la gente la posibilidad de asistir. En el mes de mayo, Aquiles Gym cerró con 103 alumnas.
“Yo les quiero transmitir que entrenar no es feo, que no es un bajón ir al gimnasio”, se emocionó Ortegoza. “Veni, descargate, reite, contá tus problemas, y además de eso, entrená”, compartió como filosofía de trabajo.
“Muchas chicas vienen con el mandato de tener que adelgazar. Y no es por obligación, vení porque querés hacerlo, porque te gusta”, afirmó. Y concluyó: “Lo que más me llena es que las alumnas vengan y, mientras entrenan, se rían y la pasen bien”.