El Cine Gaumont se apresta a estrenar el largometraje “El Libro de los Jueces”, dirigido por el actor y director Matías Scarvaci. La presentación se dará desde este jueves 25 hasta el miércoles 31 de mayo, en este espacio cultural ubicado en Avenida Rivadavia 1635, CABA.
El mismo dura de 88 minutos y deja entrever cómo dos jueces, quienes son protagonistas en la historia, toman la decisión de ejercer el derecho penal restaurativo.
Así, de acuerdo a lo que explica la sinopsis, los mismos tienen como tarea vincular a víctimas y victimarios para trabajar el perdón como una forma de sanación y, de este modo, lograr poner la mirada en el futuro.
Tras su presentación en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara y en el Cine Gaumont, Nota al Pie dialogó con Matías Scarvaci, guionista, director y actor argentino, quien se refirió a la historia detrás de su largometraje.
Luego de haber vivido en carne propia la experiencia de visitar a alguien cercano a la cárcel: ¿cómo fue proyectar este film y por qué su nombre “El Libro de los Jueces”?
El estreno fue muy emotivo, a sala llena y con los protagonistas presentes viendo la película. Asimismo, “El Libro de los Jueces” es un largometraje donde se establece cuál es la función de los jueces en nuestras sociedades.
Un poco tenía que ver con eso, ir a una idea más elemental o más básica para desnaturalizar lo que está naturalizado: que a las personas se las priva de su libertad, se las encierra y nos dejamos de preguntar qué les pasa.
Hay quienes piden “mano dura” sin saber precisamente cómo es que funciona, generalmente con discursos mediatizados, estereotipados en relación al delito y/o a las personas que han delinquido. Entonces el nombre del documental va un poco por ese lado.
¿Qué pudo observar en las cárceles?
Como consecuencia de mi primera película, “Los Cuerpos Dóciles”, fui invitado a participar de un programa de mediación entre los internos jóvenes de 18 años y los guardiacárceles.
El mismo fue realizado por la Procuración Penitenciaria y una experiencia transformadora, ya que allí pude conocer desde adentro las necesidades de vincularse de una manera más humana en contextos de encierro, dónde la palabra se utilizaba como medio para bajar los niveles de violencia.
La película también es una consecuencia de aquella experiencia. En ese sentido, me interesan las historias humanas, lo singular de la humanidad. Me parece que ahí hay una multiplicidad de sentido que intento capturar y narrar en las películas.
En determinados contextos la realidad es muy poderosa. En este caso, es muy poderoso estar privado de la libertad, muy doloroso, y me parece que esa condensación es interesante en términos artísticos.
¿Qué cambios cree que necesitan las cárceles, los presos y quiénes trabajan ahí?, ¿Cuál es el mensaje que quiere brindar con el film?
Creo que hay que trabajar fuertemente sobre la posibilidad de trabajar y de educarse en contextos de encierro. Asimismo, entiendo que es el único camino para poder lograr la reinserción social.
Trato en mis películas de no bajar un mensaje, sino, por el contrario, de mostrar el problema o el conflicto en sus múltiples lecturas y sentidos, donde la mirada externa pueda presenciar ese mundo sin la intervención didáctica de la dirección.
Por último, la intención está puesta en colocar la cámara en lugares que están ocultos, invisibilizados y que la película pueda servir para generar debate en ese sentido.