El pasado martes, bajo el pretexto de desbaratar a la Yihad Islámica Palestina, el Ejército de Israel lanzó un operativo militar denominado “Escudo y Flecha”. De este modo, bombardeó la Franja de Gaza y provocó una nueva escalada de violencia en la región. El pueblo de Palestina, una vez más, fue la principal víctima tras cinco jornadas de intensos enfrentamientos.
El domingo, en medio de una frágil tregua, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, celebró la actuación del Ejército y afirmó que “fue efectivamente perfecta”. El Ministerio de Salud de Gaza, por su lado, informó que hasta el pasado viernes, 33 palestines (incluides seis niñes) perdieron la vida a causa de la agresión sionista y más de un centenar resultaron herides.
La reconstrucción de los hechos
La escalada de violencia comenzó hace una semana, cuando Israel lanzó la operación militar “Escudo y Flecha”. Según declaró el portavoz militar israelí, Richard Hecht, el ejército movilizó 40 aeronaves con el objetivo de abatir a tres comandantes de la Yihad Islámica, algo que finalmente se cumplió. Sin embargo, al mismo tiempo, el feroz bombardeo provocó la muerte de al menos 10 civiles, entre quienes se encontraban cuatro menores de edad.
Como era de esperar, la agresión israelí provocó la respuesta de las milicias de la resistencia palestina, que lanzaron de manera conjunta la operación “Venganza de los Libres”. El miércoles, según detallaron las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), 469 cohetes fueron lanzados desde la Franja de Gaza hacia Israel y tan solo 153 fueron interceptados por el sistema aéreo antimisiles denominado Cúpula de Hierro. No obstante, a pesar de la virulencia de la respuesta, solo tres de ellos dieron en zonas urbanas de Israel, mientras el resto impactaron en descampados.
Con el correr de los días, luego del pico de bombardeos que se produjo el miércoles, la situación no cesó, aun a pesar de los rumores de una tregua mediada por Egipto. Los ataques de los aviones israelíes, al mismo tiempo que la resistencia palestina seguía con su operación militar como respuesta, se llevaron a cabo en los cuatro puntos cardinales de Gaza. Las muertes fueron en aumento debido a que, en paralelo, también se llevaron a cabo una serie de redadas mortales en otros puntos de Palestina.
En la noche del sábado, luego de cinco intensas jornadas de enfrentamiento y según numerosos medios internacionales, se había logrado llegar a un acuerdo para un cese del fuego con la mediación de Egipto. No obstante, a las pocas horas, Israel volvió a bombardear la Franja de Gaza en respuesta a un supuesto ataque de la Yihad Islámica Palestina. Más allá de que el ataque israelí puso en duda la veracidad de la tregua, el alto el fuego sigue hasta el momento en pie.
Un repudio generalizado
Desde el mismo día en que Israel lanzo los bombardeos contra la Franja de Gaza, la comunidad internacional condenó la operación militar. En el mundo árabe, países como Turquía, Siria, Argelia, Marruecos, Líbano e Irán fueron los primeros en solidarizarse con Palestina y en responsabilizar a Israel por la escalada de violencia. Con el correr de los días, las cancillerías de distintos países alrededor del globo también se sumaron al repudio.
Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) condenó los asesinatos de civiles y alertó por el estado crítico de la situación humanitaria. El Secretario General de la entidad, António Guterres, afirmó dos días después del inicio de los ataques que las muertes de mujeres y de niños eran inaceptables y debían detenerse.
Del mismo modo, remarcó la responsabilidad del Estado de Israel en la escalada del conflicto. En este contexto, sostuvo: “Israel debe cumplir con sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario, incluido el uso proporcional de la fuerza y la adopción de todas las precauciones posibles para proteger a los civiles y los bienes de carácter civil en la realización de operaciones militares”.
A raíz de esto, la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos afirmó que los edificios bombardeados por Israel también fueron viviendas, algo que viola los principios de distinción y proporcionalidad.