Hay dos empresas que llevan a cabo proyectos de producción de litio en la Argentina. Se trata de la estadounidense Livent y la australiana Allkem, las cuales anunciaron su “fusión de iguales” y concentrarán la producción del recurso estratégico en una nueva empresa.
Ambas compañías son productoras líderes a nivel mundial. En la Argentina, el cuarto productor de litio del mundo, cuentan con dos grandes proyectos de extracción, procesamiento y exportación de carbonato de litio utilizado para la fabricación de baterías.
En la provincia argentina de Catamarca, Livent lidera el Proyecto Fénix, ubicado en el Salar del Hombre Muerto. El otro proyecto es Sales de Jujuy, y se encuentra en el Salar de Olaroz, llevado a cabo en un 67,4% por Allkem, empresa que fue creada en 2021 tras la fusión de Orocobre y Galaxy Resources.
A partir de la fusión de las acciones de las dos empresas, se monopoliza la producción de litio en un sólo productor, que tiene el objetivo de aumentar la producción y lograr un ahorro de capital.
Cabe destacar que el manejo del litio es clave en el orden geopolítico vigente. Las principales economías del mundo, Estados Unidos y China, se disputan la influencia en el territorio sudamericano del Triángulo del Litio (Argentina, Chile y Bolivia) para asegurarse el control de este recurso.
El panorama actual
Debido a la tendencia mundial, a la transición energética, y a la decisión de abandonar la utilización de combustión de gas y petróleo en algunas industrias como la automotriz y la tecnológica, la demanda internacional de litio aumentó significativamente en los últimos años.
En la Argentina, el bajo costo de las regalías para las provincias que son propietarias del recurso (3% de la renta total producida) atrajo inversiones de 4.000 millones de dólares desde el año 2020. Desde entonces, la producción de Livent y Allkem en conjunto generó exportaciones por 696 millones de dólares.
A partir de la fusión, la nueva empresa tendrá una valuación estimada de 10.600 millones de dólares. Además, apuntan a lograr una capacidad de producción anual de 250 kilotoneladas de carbonato de litio para el año 2027.
El interés de los Estados Unidos
Este martes se realizó una nueva edición de la Amcham Summit, una jornada de exposiciones organizada por la Cámara de Comercio de EEUU en Argentina. Allí, el embajador de Estados Unidos en Argentina, Marc Stanley, realizó una apreciación sobre la situación argentina y su potencial comercial.
El diplomático se mostró optimista por el futuro próximo del país una vez inaugurado el Gasoducto Néstor Kirchner y superada la sequía. “Creo que este país se va a encarrilar de nuevo. No hay razón de que no esté entre las veinte principales economías del mundo en los próximos cinco años”. Además, rescató las oportunidades que presentan los recursos argentinos: “El campo, el petróleo y el gas, los minerales, y el activo más importante: el capital humano”.
En respuesta a la exposición del norteamericano, el embajador argentino en los Estados Unidos, Jorge Argüello, reclamó por las trabas legales que impiden potenciar el comercio bilateral y alertó que «como consecuencia de la ley contra la inflación norteamericana la Argentina podría dejar de ser el principal exportador de litio a Estados Unidos».
Esta normativa impulsada por el presidente estadounidense Joe Biden otorga beneficios para la importación de recursos para la transición energética a los países que tienen tratados de libre comercio con EE.UU, como Chile y México. La Argentina intenta negociar no quedar afuera de la ecuación, ya que de este país proviene el 51% del litio que importa Estados Unidos.
Un intento de nacionalización
Siguiendo los ejemplos de Bolivia, México y la provincia de La Rioja, que nacionalizaron la industria del litio; un grupo de legisladores nacionales se encuentra trabajando en un proyecto de nacionalización de toda actividad relacionada con el recurso.
La idea es que las empresas productoras vendan un porcentaje (que puede ir desde el 5% al 20%) a una empresa pública para que el litio sea industrializado en Argentina. De esta forma, se busca generar valor agregado a la exportación y así contribuir al desarrollo y defender la soberanía nacional.