Desde finales de abril el público puede disfrutar del espectáculo “Modelo vivo muerto”, lo más reciente del grupo vanguardista y creativo Bla Bla y Cía, el cual lleva 10 años de trabajos en conjunto.
Esta nueva puesta en escena es una mezcla de variadas disciplinas e incluye su clásico humor desopilante que no da respiro al público en general. En ella los artistas interpretan cada gesto y salida al escenario como una fiesta en la que se respira un continuo ambiente de euforia y empatía.
Cabe destacar que sus funciones están abiertas al público en general y se realizan cada viernes y sábados desde las 22:30 horas en la sala del Teatro Caras y Caretas, ubicado en Sarmiento 2037, Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).
Sobre “Modelo vivo muerto”
La divertida historia se divide en tres actos que son desarrollados en una escuela de arte. Comienza con Sebastián Fuman, un maestro de la música en escena quien interpretará el personaje de Bastián.
El personaje de Bastián se basa en una interpretación de sí mismo y, aunque eso resulta ser secundario, cuando posa sus manos sobre el piano el mismo hace magia.
Su personaje es el encargado de darle un marco musical preciso a cada escena en la trama, además, ya hacia el final de la obra tiene su momento épico al imitar a Fito Páez, cuya recreación resulta impecable tanto en voz, gestos y melodías.
Luego aparece un segundo personaje, Julián Lucero, quien encarna a un alocado profesor de artes plásticas. También, casi de manera simultánea, aparecerá Manu Fanego, el cual da vida, o poca vida realmente, al personaje que da título a esta disparatada historia.
Por último aparecen Pablo Fusco, Tincho Lups y Carola Oyarbide, quienes interpretan, de manera creíble, a una triada de efusivos alumnos de esta escuela ortodoxa de dibujo y pintura.
En ese marco, la fecha resultará ser clave para todos, ya que no se trata de una clase más, sino que es el fin del curso anual, de manera que cada uno de ellos se hará merecedor de si pasan o no el examen y lograr así el tan anhelado diploma.
Dicha prueba consiste en plasmar al “modelo vivo” con la simple técnica de lápiz negro, pero todo terminará en tragedia cuando uno de los pasos del examen indica que deben dibujar a oscuras. De manera que, sorpresivamente, al prender la luz la platea será testigo de que en realidad el modelo vivo aparece muerto.
Un clásico cuento policial en escena
Luego, en otro momento de la obra, a partir de una premisa simple de asesinato, les espectadores deberán descubrir quién es el posible asesino. Los sospechosos son seis, ya que a los antes mencionados se sumará un personaje nuevo, María Luisa, quien representa a la psicóloga del instituto. La misma sumará así momentos divertidísimos con esta hilarante creación.
Por otro lado, algo que no se puede dejar de resaltar es la química del grupo con códigos de humor que hace estallar de risa a la platea de principio a fin. En ese sentido, la incorporación de Oyarbide a la compañía no sólo le dio cierto aire nuevo, sino que renovó la energía grupal.
En efecto, se ve un grupo muy fluido, con una cuota de dinámica que no decae en toda la obra, con una dramaturgia y diseño de luces de Gustavo Lista y Francisca Ure que suman más vigor a las escenas.
En síntesis, se trata de una obra brillante que nace bajo el trabajo colaborativo de la compañía y con una duración de poco más de una hora que pasa en un suspiro. En la misma se hace notable que cada personaje suma lo mejor de sí mismo para dar forma a un espectáculo sólido en el que reinará el delirio y humor negro.