La cuarentena impuesta por el virus COVID 19 promovió un nuevo fenómeno. La organización de viajes internacionales presenta más complicaciones, por eso desde los gobiernos se incentiva a recorrer el propio país. Pero a veces hasta el traslado dentro de los límites nacionales presenta restricciones. Ante esa situación, desde Nota al Pie te proponemos una nueva forma de paseo.
Si vivís en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) o alrededores, o te encontrás en la city porteña, podés turistear al mismo tiempo que viajás en transporte público. En el subte porteño conviven diferentes formas de arte, llegando a haber más de cuatrocientas intervenciones permanentes.
Al subirse en los vagones se pueden encontrar músiques, malabaristas o actores. Pero en las estaciones hay murales, cuadros, esculturas, pinturas, entre otras exposiciones artísticas. De esta forma, el subte de CABA es un museo de arte accesible a tan solo treinta pesos (el valor del pasaje).
Esta presencia se planeó desde sus orígenes. Argentina fue el primer país de Latinoamérica que desarrolló el transporte subterráneo. Fue en 1913 cuando se inauguró la originaria Línea A. Pero fue la Línea C que comenzó en la década de 1930 con la tradición de los murales en sus estaciones.
Cada una tiene su propia temática: tango, arte abstracto, paisajes españoles, personajes argentines, reclamos sociales, homenajes, hay cientas de posibilidades. Por eso, Nota al Pie destaca algunas estaciones con las obras artísticas más particulares:
Línea A
Se remonta a comienzos de 1900. Esa época en la que la construcción de la nación y el sentirse argentine era lo más importante. Por eso, su color predominante es el celeste. Al recorrerla se pueden encontrar expresiones artísticas relacionadas con los pueblos originarios, los procesos inmigratorios y algunos símbolos de la tradición porteña.
En esta línea, la estación Primera Junta tiene una obra de arte muy particular. Se trata de “Educación Inclusiva” del compositor Alexis Wolcof, realizada en 2016. Es un mural multisensorial que se puede apreciar a través de los distintos sentidos: la vista, el tacto al seguir la estética con las manos, el oído al escuchar la banda sonora y el olfato, al oler su marco perfumado.
Unas cuantas paradas más adelante se encuentra la estación Perú, que imita la estética de principios del siglo XX. Allí, el artista Pedro Cuevas plasmó a gran escala publicidades antiguas que se emplazaron en los nichos de las paredes de los andenes. Justamente, en los inicios esos espacios se utilizaban para los avisos publicitarios.
Línea B
Su color característico es el rojo. Se lo verá en los mapas y en los carteles con nombres e indicaciones. No tiene una temática determinada, sino que a lo largo de sus diecisiete estaciones se muestra al arte urbano de la mano de pintores argentines. Realizaron desde un homenaje a los pueblos originarios de Latinoamérica y la cultura precolombina hasta recuerdos de Carlos Gardel, figuras abstractas y muchas cosas más.
Una estación que se debe conocer es Pasteur- Amia. Como su nombre lo indica, brinda homenaje a las víctimas del atentado en el edificio de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), en 1994. El lugar se ubica a dos cuadras de distancia de la parada del subte. En ella hay una multiplicidad de obras de diferentes artistas que recuerdan ese momento y exigen justicia por las personas fallecidas.
Línea C
Se la llama la “línea de los españoles”. Y no es para menos, porque en sus estaciones se recrean paisajes de las ciudades más importantes de ese país. La razón es muy lógica, ese tramo de recorrido en el subte porteño fue construido en la década de 1930 por capitales españoles. Fueron les primeres en incluir el muralismo, que luego se extendería en toda la red porteña.
Este viaje en el tiempo por la Península Ibérica se extiende en sus nueve estaciones. Por ejemplo, la estación Lavalle expone una mezcla de imágenes de las regiones de Aragón, Valencia y Cataluña. No solo presenta murales y pinturas. Muchas escaleras y pasillos de la Línea C están decorados con mayólicas y mosaicos clásicos de España.
La estación Constitución vuelve al tiempo presente con una serie de pinturas con reclamos por derechos humanos. Se trata de una obra en homenaje a las mujeres inmigrantes y otra que exige el fin de la trata de personas. Una tercera imagen completa el conjunto, y boga por el cese de la esclavitud textil. Irónico en una estación donde abundan les niñes que venden productos textiles a precios ínfimos, para proveer de recursos a sus familias.
Línea D
Al igual que la Línea B no tiene una temática definida. Su color es el verde, y aquí se encuentran muchas obras modernas. La estación José Hernández está dedicada a uno de los héroes argentinos contemporáneos: Lionel Messi. ¿Será un buen lugar para rendir homenaje luego de su actuación de la Copa América?
Desde 2015, los vestíbulos y andenes se encuentran adornados con gigantografías del rosarino. El escultor Leandro Sívori realizó una escultura dinámica en la que se pueden apreciar diversas escenas de la vida del jugador de fútbol, según el punto de vista desde donde se la mire. No podía faltar una exposición de pelotas intervenidas por diferentes referentes de la pintura.
Otra estación divertida para visitar es Palermo. El artista plástico Milo Lockett la llenó de colores, a través de dibujos de personas en todas las tonalidades del arco iris. Las pinturas no solo se encuentran en el andén central, sino en las columnas y pasillos desde que se accede al primer vestíbulo.
Línea E
Es la menos utilizada por les usuaries del transporte. Eso no significa que sus paredes no respiren arte. Con el color violeta como estandarte, sus obras muestran desde clásicos de Buenos Aires en el barrio de Boedo hasta vistas del volcán Pichincha de los Andes Ecuatorianos.
Pero hay una estación que brilla por su originalidad. Se trata de la recientemente inaugurada en 2019, Correo Central. Allí la obra “Biosfera” está compuesta por esferas transparentes que contienen ecosistemas naturales (plantas y múltiples organismos) extraídos de los humedales cercanos al río Paraná. Su objetivo es tomar conciencia sobre la fragilidad de nuestro planeta y su cuidado.
Línea H
Último pero no menos importante se encuentra este recorrido. Al igual que la C, atraviesa de forma perpendicular al resto de las líneas y las une entre sí. Aquí también algunas estaciones tienen obras artísticas que rinden homenaje a activistas y víctimas de accidentes en la ciudad.
Al acceder a la parada Santa Fe-Jáuregui se ingresa a un ambiente donde se celebra la diversidad sexual. Es la primera estación de subterráneo del mundo en llevar el nombre de un militante LGBTIQ y activista por los derechos humanos. La decoración está compuesta por murales en homenaje a Carlos Jáuregui y pinturas donde se representan distintos cuerpos, maneras de amar y expresarse. Además, las escaleras, entradas y boletería fueron intervenidas con los colores de la bandera LGBTIQ.
En la estación Once – 30 de diciembre se recuerda un hecho trágico en la historia de CABA. Fue en la noche del anteúltimo día del 2004, cuando se incendió el local Cromañón, en pleno de recital de la banda Callejeros. Los nombres de las víctimas fatales están plasmados en las paredes del andén. Aparte, las pinturas hacen alusión a zapatillas, que son el símbolo con el que se recuerda a les jóvenes fallecides en ese lugar
Esta fue una pequeña selección de las obras más interesantes del subte porteño. En el libro Arte en el Subte de Buenos Aires se las detalla en su totalidad. Así que con barbijo y mucho alcohol en gel, te ofrecemos una actividad para conocer otra parte de la capital del país. Quizás hasta puedas encontrar cuáles son tus estaciones favoritas.