El Centro de Investigación y Diseño de Políticas Públicas (Fundar), presentó el Índice de Género, Decisión y Representación (IGDR) en las provincias argentinas. Lo hizo el pasado 10 de marzo, en la Cámara de Diputados de la Nación y con acompañamiento del Conicet.
En un año electoral, es importante revisar lo que sucede con la representación política a lo largo y ancho del país. Por eso, el objetivo del informe es aportar datos a nivel público y privado de la desigualdad de género en los poderes del Estado.
Del estudio se desprende que ninguna provincia está en niveles de igualdad o desigualdad de género extremos. También, que los resultados son indistintos al partido político gobernante, la región o la riqueza del territorio. Pero llega a una conclusión: a 40 años del regreso de la democracia, todas las provincias tienen una cuenta pendiente en el logro de la paridad de género en los ámbitos de decisión.
Entre los datos más destacados, se conoció que el Poder Ejecutivo es uno de los sectores más masculinizados, como lo estudió previamente Nota al Pie. Al contrario, el Poder Judicial es el más feminizado con la paridad promedio más alta (83%). El segundo más feminizado es el Poder Legislativo.
Nota al Pie dialogó con Victoria Aguirre de Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLá), para conocer la realidad de estos datos aplicada al día a día. La entrevistada afirmó: “A partir del 2015, con los movimientos feministas y transfeministas, nuestra exigencia constante a la agenda política ha hecho imposible que hoy puedan pensar un espacio político sin incluirnos”.
El poder de decisión, ¿es equitativo?
Según explicaron desde Fundar, el Índice de Género, Decisión y Representación (IGDR) permite evaluar las posibilidades que tienen las mujeres de integrar las élites políticas, judiciales y económicas en cada provincia del país. Como hay pocos datos sobre la situación de personas trans, travestis y no binarias, el índice sólo categoriza a varones y mujeres.
Por una parte, distinguieron el acceso a la representación en los cuerpos legislativos, ya que hay leyes que garantizan la participación de mujeres en el ámbito. Por otra, estudiaron el acceso a puestos de toma de decisión, ya que según explicaron, allí “las reglas de entrada no siempre son electivas”.
En ese sentido, el Poder Judicial es el sector más feminizado con la paridad de género promedio más alta (83%). También, donde más provincias alcanzaron la igualdad (ocho).
“En los fueros provinciales es donde más distritos se acercan a la paridad de género”, afirmaron. “Las mujeres son casi la mitad de los jueces y juezas (2242 de 5030)”. En ese sentido, la provincia con mayor participación femenina es Chaco, y la que tiene menos es Santa Cruz.
A su vez, el Poder Ejecutivo es uno de los sectores más masculinizados. Según el IGDR, a nivel provincial los gabinetes tienen una paridad media de 40,9%. La disparidad no se da sólo en la cantidad de mujeres que los integran, sino en sus jerarquías. De hecho, ninguna provincia llega al máximo puntaje dado que, aun donde el gabinete es paritario, quien gobierna es un varón.
Solo hay 2 provincias con gobernadoras: Santa Cruz y Río Negro. 8 provincias tienen más del 30% de ministras mujeres. Más de la mitad se encargan de áreas ligadas a cuidados y la reproducción. Entre ellas, Desarrollo social, Salud, Educación, Cultura, Medio Ambiente, Niñez, Juventud, Familia o Género.
A nivel municipal, la situación es peor: solo 1 de cada 10 municipios tiene intendenta. Se relevaron 1172 municipios de todo el país, de los que 141 contaban con una mujer al frente. El IGDR determinó que la provincia con más intendentas es Río Negro, con 9 sobre 38; mientras que Santa Cruz y Tierra del Fuego directamente no tiene ninguna.
La paridad de género en el acceso a la representación
Este índice muestra un poco más de esperanza. Argentina fue el primer país del mundo en legislar pisos de participación en la representación política de las mujeres en el sistema electoral. La Ley N° 24.012 se sancionó en 1991, y exigía que las listas de candidaturas de representantes del Congreso incorporen un 30% de mujeres. Ese porcentaje se extendió al 50% en 2017.
Victoria Aguirre, de MuMaLá, destacó este punto. Y agregó: “En cuanto a las disidencias sexuales, otra vez la ley quedó por fuera de la realidad; ya que se encontrarían sub representadas o invisibilizadas directamente”.
Con este panorama, el IGDR de Fundar arroja diferentes resultados. “Si bien no podemos afirmar que la paridad es la regla”, comienza el informe, “existe menos varianza entre las provincias”. Atribuyen está mayor feminización a las leyes de paridad.
Todas las provincias tienen herramientas que promueven la participación legislativa de mujeres. Mientras que veintidós de las veinticuatro jurisdicciones ya tienen leyes de paridad, Tierra del Fuego y Tucumán aún preservan sus originales leyes de cupo. A su vez, hay seis provincias que alcanzaron la paridad: Santiago del Estero, San Luis, Neuquén, Mendoza, Catamarca y Misiones.
En la conformación de los Concejos Deliberantes, casi todas las leyes de paridad provinciales extienden el mandato de paridad, excepto Catamarca.
Un cambio a paso lento
El IGDR de Fundar es claro. Asegura que a pesar de las tres décadas de vigencia de leyes innovadoras y de los importantes niveles de movilización popular, aún existen desafíos para lograr un acceso equitativo a las diversas esferas del poder político y económico.
Así lo cree también Victoria Aguirre, desde su experiencia en MuMaLá. “Las mujeres siempre actuamos en política: hicimos revoluciones, tuvimos a cargo ejércitos y fuimos promotoras del cambio social”, reconoció.
Pero advirtió que el problema son los espacios de decisión. “La rosca política de los partidos tradicionales sigue estando a cargo de varones”, se lamentó. A su vez, reflexionó que la presencia de algunas mujeres como ministras nacionales en la actualidad no aseguran la perspectiva de género.
“Por ejemplo, Victoria Tolosa Paz está dando de baja uno de los pocos – por no decir el único- ingreso que tienen las mujeres en situación de violencia de género”, denunció, refiriéndose al Potenciar Trabajo.
“Cuando este gobierno empezó, había bastante más ministras, sin embargo fue lo primero que se cambió”, analizó. Y recordó el paso de “un antiderechos como Juan Luis Manzur” como jefe de gabinete.
“La perspectiva transversal discursiva no se refleja en ninguna de las acciones de este gobierno. No hay una intención política de abordar la temática de género de forma conducente y seria”, aseguró.
“Esa es la gran diferencia con Libres del Sur (partido del que forma parte). Nuestro estatuto, nuestras direcciones, las referencias políticas más importantes son mujeres”, ejemplificó.