A 10 años del papado de Francisco la situación de crisis internacional se ha profundizado y el Papa consolidó su liderazgo mundial. Nota al Pie dialogó con Francisco Correa, sociólogo y trabajador estatal, sobre su mensaje de paz en un contexto de Tercera Guerra Mundial “de a pedazos” y la continuidad de su proyecto en el Vaticano.
Su decisión de fortalecer el diálogo interreligioso y su concepción de Tercera Posición, ¿hacen al Papa un mentor de este mundo multipolar?
Francisco en estos diez años se ha consolidado como un referente mundial. Ya tenía un liderazgo importante como Jefe de la Iglesia católica, pero a partir del diálogo interreligioso se posiciona como el principal referente. En primer lugar, intenta enfrentarse a un enemigo que excluye y pone en el centro al Dios Dinero como ordenador de la vida. Un proyecto que utiliza la fuerza a través de las armas y la guerra.
El Papa articula a las cinco grandes religiones mundiales desde una visión pluriversal que trasciende a la Iglesia Católica. Intenta consolidar una plataforma cultural y política que nuclee a todos los sectores que se oponen a este enemigo que excluye al ser humano. En esto, todas las religiones comparten la centralidad de la comunidad y el ser humano, entonces Francisco acumula fuerzas a partir de grandes mayorías populares por el diálogo interreligioso.
Él es el referente ideológico y cultural que amalgama un conjunto de valores que le dan sustento a este nuevo proyecto multipolar. Creo que es un actor fundamental y estratégico que se para en el plano de lo político-cultural, así como uno puede visualizar que Rusia, China, India y Brasil son los garantes económicos y políticos de este nuevo mundo.
Se interpreta a Francisco como el quiebre con respecto a su antecesor, Benedicto XVI, pero él mismo plantea que representa una continuidad. ¿Cómo se explica esto?
Lo que hay que tener presente son las discusiones y las internas de la Iglesia Católica. Si bien no pertenecen a la misma orden sí es verdad que hay un acuerdo entre ambas corrientes en contraposición al Opus Dei. Lo que sucede con la elección de Francisco es terminar de barrer a esta expresión de la conducción de la Iglesia. Cuando Bergoglio fue elegido en el último cónclave, el por entonces secretario de Estado del Vaticano, Tarsicio Bertone, tenía muchas posibilidades de ser electo.
Por ende, poner a Francisco como Papa fue un acuerdo con Benedicto XVI para ponerle un freno a este sector conservador que expresa al globalismo financiero y tejió la red de negocios en el Vaticano. En agosto de 2022 el Papa decidió recortarle atribuciones dentro del gobierno vaticano al Opus Dei, barriéndolo de la conducción de la Iglesia Católica. Este es un caso concreto de transformaciones que Francisco llevó adelante y cerraron ciclos que se habían abierto hace mucho tiempo.
La unidad prevalece sobre el conflicto; la realidad es superior a la idea; el todo es superior a las partes y el tiempo es superior al espacio: ¿Qué expresa este conjunto armónico de principios?
Estos cuatro principios sintetizan la concepción que Francisco tiene de la Iglesia. Y todo está relacionado con tener los pies sobre la tierra porque lo que siempre ordena es la realidad. A veces en la construcción política no hay que hacer tanto hincapié en ocupar espacios sino en el tiempo. Con esto me refiero a que hay estructuras que se van transformando con el correr del tiempo, por lo tanto es importante priorizar este factor y ser sistemáticos en esto para poder garantizar los verdaderos procesos de transformación.
Por otro lado, que la unidad supere a los conflictos expresa que las tensiones hay que resolverlas en función de una propuesta superadora. La construcción del todo siempre trasciende a las partes. No hay que negar los conflictos en la construcción política pero es importante entender que siempre estará la unidad por sobre ellos. Estos cuatro principios son la guía del pensamiento y acción de Francisco a la hora de llevar adelante el proceso de transformación que viene desarrollando.
Francisco plantea que se está desplegando una Tercera Guerra Mundial “de a pedazos”. ¿Qué pensás sobre su rol en esta situación internacional de crisis y enfrentamiento?
Lo que está haciendo Francisco es visualizar que hay una Tercera Guerra Mundial que se inició hace tiempo, como bien anunció. Lo que está pasando con Rusia, lo que pasa al interior de Estados Unidos y lo que sucede en Ucrania lo visibilizan. El Papa intenta permanentemente generar ámbitos de diálogo y que el camino no sea el del instrumento militar porque eso solo favorece la carrera armamentística que pueda acabar con toda la humanidad.
Francisco genera ámbitos de diálogo y de articulación con discusiones en torno a proyectos que a veces son incompatibles. Es un equilibrista en un mundo donde hay contradicciones cada vez más estructurales que lo que hacen es que se camine hacia una resolución de conflictos a través de la estrategia militar. Mientras, él insiste en el diálogo y el encuentro, sabiendo que podemos tener diferencias pero que tenemos que generar instancias de encuentro. Francisco trata de evitar por cualquier motivo que estas disputas escalen.
En tus textos sobre Francisco te consideras su humilde vocero porque crees que no estamos siendo conscientes de su figura. ¿Por qué motivos sucede esto?
Creo que los motivos, incluso en los sectores de clase media de nuestro país, tienen que ver con visiones progresistas que hacen foco en la existencia o no de Dios y la crítica se le pueda hacer a la institución católica. Que todos sabemos que, por ejemplo, algunos sectores han sido partícipes de la última dictadura militar haciendo crímenes atroces. Y esto ha llevado a la idea de generalizar y no entender que hay corrientes al interior de la Iglesia y comprender el rol que ha tenido en nuestro propio continente.
Eso está negado y oculto. Y me parece que es importante el debate hacia el interior de la Iglesia que da Francisco, su concepción y la definición de posicionarse como un liderazgo mundial que pone en el centro de la escena a la dimensión comunitaria de la existencia. Está discutiendo en términos civilizatorios con un proyecto que ha demostrado que no tiene razón de ser y que en esencia lo que haces es excluir y exterminar a las grandes mayorías populares.
Por eso creo que quedarse en la superficialidad y no conocer la obra de Francisco, como Evangelii Gaudium, Laudato Si, Fratelli Tutti y todas las exhortaciones, donde plantea cuestiones que tienen que ver con retomar las tradiciones y discutir contra ciertos sectores del conservadurismo pero también con el progresismo y la modificación estructural al interior de la Iglesia.
Cuando escribo algo sobre su obra digo que no quiero que dentro de cincuenta años nos demos cuenta del tamaño liderazgo y la función que cumplió a nivel mundial de la que somos contemporáneos. Es fundamental que podamos dimensionarlo y entenderlo porque está aportando muchísimo en términos políticos y culturales al debate y la consolidación del proyecto multipolar que queremos construir, basado en la justicia social y la dignidad humana.