Se cumplieron dos meses del travesticidio de la activista correntina Patricia Ramírez. El hecho ocurrió la madrugada del sábado 24 de diciembre en el Barrio 17 de agosto de Corrientes y hasta hoy las investigaciones avanzaron muy poco, por lo que todavía hay muchos interrogantes al respecto.
Esa noche, Ramírez se desplazaba como acompañante en una moto cuando un automóvil embistió al vehículo y escapó. Después de estar internada por horas en el Hospital Escuela debido a importantes lesiones, la activista falleció. Desde entonces, familiares, amigues y conocides la recuerdan por su compromiso social y exigen justicia.
Nota al Pie dialogó con una de las mejores amigas de la víctima, Débora Samaniego, quien expresó: “Yo la recuerdo como una luchadora. Ella decía siempre ‘hay que luchar por nuestros derechos, porque si no lo hacemos nadie nos lo va a dar’, y es así”.
Samaniego la recuerda como una mujer fuerte, que siempre peleó por lo que quiso, por lo que soñó, por ella y por les demás. Una de sus últimas luchas tuvo que ver con el acceso al cupo laboral travesti-trans. “Patricia era una persona de luz, muy inteligente y solidaria”, agregó la entrevistada.
Complicidad de hermanas
Débora y Patricia eran mejores amigas desde muy chicas. Se conocieron a los 15 años y la vida las llevó por caminos de muchas alegrías y tristezas. Patricia terminó los estudios secundarios e ingresó a la universidad. Sin embargo, el fallecimiento de su padre la obligó a hacerse cargo de la casa y de su familia.
“Así conoció la vida nocturna. Nos conocimos así, por la noche. Y desde entonces se fue tejiendo nuestra amistad”, comentó Samaniego. La relación entre ambas siempre fue muy cercana. Compartían mucho tiempo juntas y eso las llevó a ser “como hermanas”.
“Ella siempre se vio en la necesidad de salir a la noche porque no tenía otra alternativa como para poder tener ingreso de dinero”, explicó. Y agregó: “Por eso es que siempre exigió el cupo laboral travesti-trans, para que las chicas puedan introducirse en la sociedad”.
Patricia intensificó su militancia por los derechos del colectivo LGBTIQ+ después de la aprobación de la Ley de Identidad de Género. Marchó y celebró las conquistas de los derechos que vinieron después. Sin embargo, en Corrientes no todas las leyes aprobadas en el Congreso de la Nación cuentan con adherencia, por lo que la lucha es interminable.
Los hechos
La madrugada del 24 de diciembre, un auto blanco, todavía no identificado, impactó contra la moto en la que se desplazaba Ramírez junto a un hombre. Según Samaniego, “los vecinos del lugar nos cuentan que ella estaba tirada, pero intentó levantarse. Pidió un poco de agua, dijo quién era. Dijo su nombre y es ahí cuando cae desvanecida”.
Horas más tarde, les familiares y amigues comenzaron a movilizarse y a preguntarse dónde estaba Patricia, ya que no había regresado a su casa. “Me mandan un mensaje en el que me dicen que no se sabe nada de ella, que nunca volvió, que su última conexión fue a la madrugada”, recordó la entrevistada.
Luego, les allegades comenzaron una cadena de mensajes y recorrieron casas de conocides de ella para dar con su paradero. Les familiares consultaron en la comisaría más cercana, pero hasta ese momento no había trascendido el hecho.
La entrevistada expresó que “alrededor de las 11 de la mañana se comunican con uno de los familiares y le dicen que Patricia había llegado golpeada y que estaba en el Hospital Escuela”. Por las condiciones en las que se encontraba no pudieron verla en el momento y después de su fallecimiento comenzaron los pedidos de esclarecimiento del caso y los pedidos de justicia.
Presente y memoria
A Patricia Ramírez se la recordará por su paso por los carnavales barriales, por su generosidad, lucha e impronta. Era participante de la comparsa Ñande Mbareté, perteneciente al Barrio Juan XXIII, desde donde desfiló, dictó talleres y se mostró auténtica.
“Ella tenía toda la gentileza para enseñar y no era una persona egoísta; ella compartía lo que sabía”, aseguró su amiga. Los lugares que antes se llenaban con su presencia hoy tienen un cartel, se realizan marchas y se escucha un pedido de justicia porque la persona que ocasionó el accidente la abandonó.
Para Samaniego, el tipo de homenajes “nos lleva a tenerla siempre en nuestros corazones, con la intención de recordarla, y siempre con el pedido de justicia. Hasta que se aclarezca lo que sucedió”.
Experiencias de vida
Para finalizar, la entrevistada recordó los momentos vividos junto a Patricia Ramírez. Señaló que aprendieron muchas cosas juntas y que lo que más extraña es el vínculo de complicidad que supieron crear a través de los años.
“Nunca imaginamos que algo así le podía pasar a ella porque era una persona muy precavida, muy astuta. Y eso que juntas corrimos muchos peligros, como a los que una se expone al estar en una esquina para poder generar un poco más de dinero”, comentó.
Por esto, la principal lucha de Patricia Ramírez tenía que ver con el cupo laboral travesti-trans. Buscaba un mundo donde todes pudieran construir una vida desde un trabajo formal y en condiciones de igualdad. Un mundo en el cual nadie cuestione la identidad del otre y donde los delitos de odio dejen de ser un caso para después.