El 21 de febrero, pero en 1993, Carlos Bianchi debutó como entrenador de Vélez Sarsfield, club en donde dejó una huella como jugador y técnico. El inicio de esta época dorada fue en el triunfo del Fortín por 2-0 frente a Deportivo Español en la primera fecha del Clausura. Meses después, se consagraría campeón luego de 25 años de sequía.
Pasan los años y la imagen de Carlos Bianchi nunca será olvidada en Liniers por los momentos de gloria vividos. No solo es el goleador histórico con la V azul en el pecho con 206 tantos anotados, sino que, además, es el entrenador más laureado en la historia del Fortín. Esta última etapa comenzó hace exactamente 30 años.
Un antes y un después
En 1968, Vélez se consagró campeón por primera vez en su historia al conquistar el Nacional. En aquel torneo, que se definió a través de un triangular frente a River y Racing, Carlos Bianchi logró su único título como futbolista.
Tras bordarse la primera estrella, Vélez fue protagonista durante varios torneos, pero se quedó a las puertas de adueñarse del título. El Fortín tuvo que esperar 25 años para volver a dar una vuelta olímpica. La sequía la quebró de la mano de un hombre de la casa: Carlos Bianchi, quien lograría la estrella dorada en el escudo.
El puntapié inicial del Virrey como entrenador de Vélez se dio el 21 de febrero de 1993, en aquella tarde donde el Fortín visitó a Deportivo Español por la primera fecha del torneo. Su debut fue con el pie derecho, ya que fue triunfo por 2-0 con un doblete de Omar “El Turco” Asad.
Durante todo el campeonato Vélez nunca soltó la punta, y se quedó con el título una fecha antes de la culminación. El equipo del Virrey igualó 1-1 frente a Estudiantes en La Plata para dar la vuelta olímpica. Esa tarde el goleador fue el histórico arquero paraguayo José Luis Chilavert, que marcó de penal su primer gol en el Fortín.
Tras la igualdad en el viejo estadio del Pincha, Vélez debió esperar lo que sucedía por la noche en Avellaneda. El resultado que lo consagraba era que Independiente no le gane a Belgrano. Finalmente, el encuentro terminó sin goles.
Liniers se vistió de fiesta al conseguir la segunda estrella a nivel local, y el primero de los seis que ganó con Carlos Bianchi. Fue el principio de aquella época dorada, ya que al año siguiente llegarían los dos títulos más importantes en la historia de Vélez.
El año dorado de Vélez
Ganar el Clausura no sólo cortó una sequía de 25 años sin ser campeón, sino que Vélez volvió a disputar la Copa Libertadores después de 14 años. Este título terminaría siendo la base de aquella época dorada, ya que fue una correlativa de los trofeos que llegaron posteriormente a la vitrina.
En 1994, el Fortín logró la Copa Libertadores y la Intercontinental al vencer a dos equipos poderosos en la final: Sao Paulo y Milán. Pero no solo superó esos dos complejos exámenes, ya que su camino hacia la gloria eterna no fue nada sencilla.
En la fase de grupos de la Libertadores integró el considerado “grupo de la muerte”. Enfrentó a Boca, dirigido por el técnico campeón del mundo César Luis Menotti, quien quedaría eliminado en dicha instancia, y también a Palmeiras y Cruzeiro. El Fortín, sin inconvenientes, avanzó de ronda como primero de la zona.
Tras dejar en el camino a Defensor Sporting, Minervén de Venezuela y al Junior liderado por Carlos Valderrama, Vélez disputó su primera final internacional. Para lograr alzar la Libertadores debía vencer al Sao Paulo de Telé Santana, quien era bicampeón de América y del mundo.
Vélez se consagró campeón en el Morumbí, tras ganar 1-0 en Liniers, caer por el mismo resultado en Brasil e imponerse por 5-3 en los penales. Fue el primer equipo argentino en ganar el certamen más importante de Sudamérica en Brasil, y de esta forma consiguió un boleto para viajar a Tokio.
Meses después, debió enfrentar al Milán de Fabio Capello, campeón de Europa. El Fortín tocó el cielo con las manos al conquistar el mundo. Venció al equipo italiano por 2-0 con los goles de Roberto Trotta, de penal, y de Omar Asad.
Bianchi logró la estrella dorada del club de sus amores y quedó inmortalizado. Pero aún quedaban más títulos antes de finalizar su gloriosa etapa.
Sus otros logros
Al obtener la Copa Libertadores, Vélez no solo disputó la Copa Intercontinental, sino que también, la Interamericana, Recopa Sudamericana y Supercopa. Carlos Bianchi logró su último título internacional con el Fortín al conquistar la Interamericana tras vencer en la final al Cartaginés de Costa Rica.
Antes de cerrar su exitosa etapa en el club de Liniers, fue bicampeón del fútbol argentino al lograr el Apertura 1995 y el Clausura 1996. Cabe destacar que el Virrey se despidió a falta de cuatro fechas para el cierre del Clausura para dirigir a la Roma de Italia. En su lugar lo sucedió Osvaldo Piazza, quien terminó de coronar al Fortín.
El Pelado siguió con la época dorada con la herencia del Virrey. Logró la extinta Supercopa que solamente la jugaban los campeones de la Copa Libertadores. El Fortín terminó invicto y en la final derrotó a Cruzeiro.
Al alzar este trofeo, disputó la Recopa Sudamericana por segunda vez. Anteriormente, había perdido frente a Independiente en 1995. En esta ocasión, el Fortín tuvo su revancha y le ganó la final al River de Ramón Díaz en Japón. Fue empate 1-1 y triunfo del Fortín por 4-2 en los penales.
Carlos Bianchi nunca volvió a dirigir a Vélez, pero sí de visita a los partidos que el Fortín disputa de local. Además, la Subcomisión del Hincha en 2015 lo homenajeó con su estatua. Su nombre quedó grabado eternamente.