El pasado 7 de febrero comenzó el nuevo juicio por el femicidio de Lucía Pérez. El debate se da luego de la anulación del fallo original por parte de la Cámara de Casación bonaerense, quien tildó de “subjetivo y tendencioso, prejuicioso y parcial” al proceso anterior.
Tras varias jornadas de audiencias, se espera que durante las próximas semanas se conozcan los alegatos de ambas partes. Por un lado, el próximo jueves 23 se conocerán los argumentos de la fiscalía y la querella, mientras que el martes 28 será el turno de la defensa para justificar su estrategia.
A dos semanas del inicio del segundo debate, la familia señala que otra vez se pone el foco en la vida de la víctima. Todas las jornadas contaron con el apoyo de organizaciones sociales, y desde la Campaña Nacional Somos Lucía convocan a que organizaciones e individuos se junten en el Palacio de Tribunales de Mar del Plata, en la intersección de las calles Tucumán y Brown, el próximo jueves.
Nada que festejar, mucho por luchar
El pasado martes 14 de febrero Lucía hubiera cumplido 23 años. En conmemoración, familiares y organizaciones sociales se juntaron desde las 8 de la mañana en Falucho y Tucumán, cerca de los tribunales, para reclamar justicia.
Además, en la audiencia de ese día declaró Celeste Soledad Tiseira, vecina del lugar del crimen y testigo clave. Allí detalló cómo vio la figura de un hombre joven cargando sobre los hombros un cuerpo, las piernas en la espalda, la cabeza adelante con una cabellera de rastas apuntando hacia el piso, quien luego sabría que se trataba de Lucía.
La siguiente testigo fue Mariana Almada, dueña de la vivienda que alquiló a Matías Farías, por pedido de Juan Pablo Offidani, los dos acusados por el crimen de la joven.
Almada dijo conocer a Offidani desde chica, ya que sus familias eran amigas. En su declaración detalló que apenas hacía diez días que el nuevo inquilino se había instalado.
La audiencia no pudo continuar debido al pedido de la defensa. El abogado de uno de los acusados, César Sivo, pidió suspenderla por el ruido que ingresaba desde afuera, donde la Campaña Nacional Somos Lucía y decenas de organizaciones se manifestaban por el cumpleaños de la joven.
Desde la Campaña Nacional Somos Lucía argumentaron: “La causa de Lucía nos muestra con mucha claridad la relación de dominación dentro de los géneros”. En este sentido, agregaron que buscan que la sentencia “sea un mensaje claro (de) que no vamos a legitimar más la violencia de género en nuestras sociedades”.
Las audiencias
La primera jornada del segundo juicio por el crimen de Lucía volvió a mostrar a las defensas de los acusados cuestionar la vida de la víctima. Preguntaron por su rutina, sus deseos, su alimentación y hasta su vida académica, todo como argumento para lograr la impunidad.
Por otro lado, ese primer día declararon su madre, Marta Montero, su padre, Guillermo Pérez, y su hermano, Matías Pérez. Cabe mencionar que el juicio ocurre en un contexto en el que, según la organización Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLá), durante enero fueron asesinadas en nuestro país 22 mujeres y se cometieron 50 intentos de femicidios.
La segunda audiencia se demoró debido a que la defensa de uno de los acusados cuestionó un artículo de La Vaca, publicado por la periodista Anabella Arrascaeta, sobre la primera jornada del juicio. Dicho medio de comunicación ha cubierto el caso desde un primer momento y acompañado a su familia en el pedido de justicia.
En el tercer día de audiencias se trató sobre el cuerpo de la menor. Allí los cuatro peritos coincidieron en que Lucía murió por una asfixia, que fue resultado de un trastorno cardíaco secundario al consumo de cocaína en conjunto con una reacción vagal. Esto podría ser la respuesta del sistema nervioso a un dolor extremo que sufrió durante el abuso sexual y que le provocó lesiones a nivel vaginal y anal.
Por su parte, la cuarta jornada del juicio estuvo basada en las preguntas del fiscal hacia les testigues. Declararon cinco policías que intervinieron en los primeros trámites del expediente y la enfermera de la sala donde llegó el cuerpo de Lucía. Esta última aportó documentos que revelan extrañas maniobras sobre el certificado de defunción de la joven.
Durante la séptima audiencia del juicio por el femicidio de Lucía, el tribunal y las partes realizaron la inspección ocular en la casa donde murió la joven. Ahora, resta esperar los alegatos de ambas partes.
Desde la Campaña Nacional Somos Lucía celebraron que en este juicio pudieron tener la participación de diferentes profesionales que fueron escuchados por el tribunal. Además, explicaron que “a diferencia de lo ocurrido en el juicio anterior, hubo unanimidad en que la muerte de Lucía fue violenta”.
El juicio anterior
En diciembre de 2018, el fallo del primer juicio condenó a Farías y a Offidani por tenencia de drogas con fines de comercialización agravado “por ser en perjuicio de menores de edad y en inmediaciones de un establecimiento educativo”. Sin embargo, ambos recibieron la absolución por los cargos de abuso sexual y femicidio.
Además, en dicho juicio los jueces Facundo Gómez Urso, Aldo Carnevale y Pablo Viñas cuestionaron a la víctima y no a los acusados. Durante las audiencias indagaron en el consumo de la menor, en su carácter y hasta en su vida sexual.
Ahora el juicio se desarrolla ante un nuevo tribunal, integrado por los jueces Alexis Simaz, Roberto Falcone y Gustavo Fissore, y con la acusación a cargo del fiscal Leandro Arévalo. Sin embargo, Marta Montero cuestionó que se siga poniendo el foco en la víctima.
“¿Qué tengo que responder yo cuánto gano, cuánto ganan mi marido o mi hijo? ¿Nosotros somos los investigados?”, sostuvo la madre de la adolescente en una entrevista. “Le dije: ‘Yo no la mate a Lucía, yo no tengo que dar explicaciones’”, contó.
Por su parte, Matías Farías y Juan Pablo Offidani no estuvieron presentes en las audiencias de este segundo juicio. El Tribunal los habilitó a seguir la audiencia de manera virtual, pero cuando se conectaron desde la Unidad Penal N° 44 de Batán y a la Unidad Penal N° 42 de Florencio Varela, respectivamente, dijeron que no querían presenciar las testimoniales siquiera de forma remota.