En 2016 salía a la venta la primera parte de la obra El Esqueleto, creada de forma integral por Salvador Sanz (MEGA). La obra que planteaba un mundo de carnívoros extremos, y vegetarianos como únicos supervivientes humanos daba comienzo. Un año después, bajo el sello editorial de OvniPress, salía la segunda parte El Fin de Todas las Especies.
La primera parte de la historia establecía el estatus quo de este mundo devastado por un virus que volvía a los carnívoros, extremos. El subtítulo de la segunda entrega propone una continuación desoladora, pero en apariencia conclusiva ¿lo conseguirá?
La importancia de la lectura
Leto, Deborah, Dragón y otros supervivientes crearon una fortaleza en donde pueden cultivar sus alimentos, protegidos de los carnívoros. Mientras trabajan ven pasar un helicóptero que despacha un equipo de cuatro personas. El objetivo es la Biblioteca Nacional. De todos los tripulantes, solo uno logra salir, con apenas un soplo de vida.
La misión era recuperar un libro: “El Fin de Todas las Especies”. Una copia del libro de Darwin con el nombre modificado por haber sido realizada con partes taladas del místico “Árbol de la vida”. Según el moribundo, este árbol fue talado, pero su vitalidad no desapareció, por lo que decidió vengarse de los animales del mundo con este virus.
El grupo responde ante El Rumiante, un superviviente con el que quizá, puedan negociar por medicinas y bienes. Leto, Deborah y compañía se adentrarán en la biblioteca a ver si pueden encontrar este libro, pero saben que algo está dentro devorando personas.
El principio y el fin
En los cuatro capítulos que comprenden el segundo libro de El Esqueleto, Salvador Sanz expande la mitología, pero mantiene sus misterios. La idea de introducir el Árbol de la Vida como génesis del virus se ubica con el posible viaje en el tiempo del primer tomo. Ahora, este elemento será el mcguffin de esta sección completa.
Al igual que en la primera parte, Salvador Sanz utiliza un edificio emblemático de Buenos Aires como sede principal. En este caso, los antagonistas enmascarados vuelven a aparecer, pero con un trasfondo no explícito. En la Biblioteca Nacional, hay una especie de león, que tendrá una importancia capital en la trama que se desarrolla.
Deborah tomará un rol mucho más importante, y se explora la relación que tiene con Leto. Este número tendrá flashbacks ubicados estratégicamente para el desarrollo de los dos protagonistas. El Roecerebros tiene aún un papel enigmático, aunque con lo que se cuenta, se puede ir vislumbrando cuál es su lugar real.
El arte como motor
Salvador Sanz es, como se mencionó en notas pasadas, un autor integral. Su arte que busca el realismo ayuda a establecer la verosimilitud en las viñetas. Sin embargo, lo que termina de cerrar el trato, es la forma en la que elige narrar y componer.
De nuevo, en esta obra, tendremos algunas páginas que carecen de diálogos, lo que deposita la narración exclusivamente en la secuencia de imágenes. Este estilo cinematográfico genera una inmersión en la historia, que, pese a los elementos fantásticos, quizá algo cliché, todo se sienta real. De esta manera está asegurada la retención de la atención de las y los lectores.
El Esqueleto, es una historia que parte de una premisa gastada, con un ángulo original, pero no que no se queda ahí. Es un relato resiliente que suma elementos que convierten la experiencia en algo que no se ve en otros lugares, o al menos, consigue apartarse de otras obras similares.El Esqueleto: El Fin de Todas las Especies fue editado bajo el sello de Editorial Ovnipress en 2017, un año después que su primera parte. El libro de 88 páginas incluye los cuatro capítulos de esta segunda parte, así como también material extra. Bocetos y diseños de portada para ediciones internacionales conforman algunas de las adiciones con las que cuenta este tomo.