Lo que que  el pueblo dice: QUE SE VAYAN TODOS

Un testigo de la historia revive en primera persona los golpes de Estado de 1955 y 1976, impulsados por sectores que recurrieron a las Fuerzas Armadas para acceder al poder.
QUE SE VAYAN TODOS
El capitán Adolfo Cesar Philippeaux.

* Adolfo César Philippeaux al ingresar al Colegio Militar de la Nación.

Comenzemos con una reflexión: por los hechos que me han tocado vivir y por la edad que tengo, 77 años, fui testigo presencial de varios golpes de Estado. Entre ellos, el de septiembre de 1955 y el de marzo de 1976. Esos golpes de Estado fueron respaldados por los políticos que no tenían votos, que no podían llegar al gobierno a través de las urnas. 

El golpe del 55 se realizó contra el gobierno del general Perón. Estuvo instigado, desde mi punto de vista, por “los Martínez de Hoz” de la época y los grupos políticos que no eran capaces de acceder al gobierno por respaldo popular. 

Esos grupos supieron presionar sobre algunos sectores militares o paramilitares, para derrocar al gobierno constitucional a los efectos de tomar el poder. Ahora, ¡qué curioso lo que es el poder! 

He visto cómo la extrema derecha, la oligarquía, (que no pudo cuando los peronistas, la gente, la juventud decía “Braden o Perón”, cuando estaba la Unión Democrática), como no pudieron ganar a través de las urnas porque no contaban con el apoyo popular, buscaron siempre el golpe militar para poder tomar el poder. No se justifica esa alianza que había entre la extrema derecha y la oligarquía y grupos de “izquierda”, traidores a la izquierda misma, como se vio, por ejemplo, copados casi todos los gremios por “gente de izquierda”. Izquierda que es sana cuando milita dentro de una idea de izquierda como puede haber sido el caso de Fidel Castro, que sustentan una posición o la mantienen hasta con su propia sangre. Acá era una “izquierda” vendida que se transformó en una aliada de la oligarquía, la cuál a través de las fuerzas militares dieron los nefastos golpes de Estado asesinos y criminales de las dos dictaduras militares. 

El 16 de junio de 1955 Perón se refugió en el despacho que estaba a mi cargo, en la Comandancia de la Compañía Reforzada del Regimiento Motorizado de Buenos Aires. Regimiento de Escolta y de Combate de Infantería que estaba reforzado con artillería y demás elementos, que tenía un destacamento, el cual se desprendía del Regimiento para dar custodia al Ministerio de Guerra, Ministerio que tenía su cuadra y sus dormitorios en el subsuelo. Estaba ubicado debajo del Ministerio de Guerra. Dependía del regimiento que estaba en Pichincha y Garay, al lado de Arsenales. Yo, por mérito propio, fui designado comandante de ese destacamento. Digamos que era la unidad de combate que estaba en pleno centro, a unos 200 metros de la casa de gobierno. Cualquier cosa que ocurriera debía intervenir… como ocurrió el 16 de junio. En esa oportunidad entró en combate, en el cuál participé. 

El 16 de junio del 55 fue un acto increíble que nació de un despropósito total. Ese día, comenzaron a “rugir” aviones. Cuando nos dimos cuenta, empezaron a arrojar bombas ¡qué barbaridad! ¡Se empezó a bombardear la propia Capital! En una hora en que los micros iban llenos de gente, los chicos a las escuelas. Moría cualquiera menos los enemigos que ellos querían buscar. Inclusive, en el centro de Buenos Aires no estaba el peronismo, si es que la intención era golpear al pueblo peronista. Fue un acto que no tuvo nada rescatable en absoluto. Nada de rescatable por parte de estos “señores”. Fijémonos que Europa, por tomar un ejemplo, que estaba más acostumbrada lamentablemente a las guerras, donde nació la aviación como fuerza recién después del año ’14, cuando avistaban un avión la gente sabía que tenía que ponerse debajo de las camas o debajo de los marcos de las puertas, o ir a guarecerse en los refugios que se construyeron más tarde, especialmente diseñados. Pero acá, en nuestro país, esto no ocurría. Acá teníamos un pueblo que miraba los aviones y aplaudía. Aviones bombarderos que iban volando bajo. Lo que menos imaginaba la gente que pasaba por la plaza, es que iban a bombardear la propia Capital y atacar al propio pueblo. O sea que no había una conciencia ni un temor a algún ataque. 

Si querían voltear al gobierno del general Perón, hubiesen hecho un ataque como lo hicieron por tierra con Infantería de Marina hacia la casa de gobierno. Pero no bombardear la Capital. Porque ahí la ligaba cualquiera, la gente que andaba por las calles. Fue un acto criminal al cuál no le encuentro justificación. Vi los cadáveres. Esos hechos fueron un desastre. Se veían en los “troles” las cabezas de la gente aplastadas sobre los techos por la onda explosiva. He visto automóviles donde quedaban sobre sus asientos restos de pantalones pegados. Fue terrorífico; a los minutos de ver aquél panorama tuve que entrar en combate. Lo que había visto era dantesco. 

La gente, que no tenía instrucción militar, no se dio cuenta de tirarse al suelo, no se dio cuenta de que los canteros servían de refugio, pues la onda expansiva pasaba por arriba de los canteros. 

En esos aviones iban Manrique, Zabala Ortiz… No tenían nada que hacer esa «gente» allí. Por otra parte, fue uno de los hechos más criminales que se hayan cometido desde los inicios de nuestra Historia. 

Había distintas ideas de cómo se debía actuar. Por ejemplo, mi viejo amigo el comandante Solveyra Casares era un gran hombre, nos conocimos desde muy jóvenes en el Chaco, en Sáenz Peña ese 16 de junio se me acercó y me dijo: Cacho, hay que armar al pueblo. Ahí me está pidiendo armas toda la CGT.” Y yo le contesté: “Yo no puedo hacerlo. ¿Cómo vamos a armar al pueblo? No puedo distraer una sola munición. Para este entonces, yo había ganado con mi tropa de combate determinada posición. Yo les dije que lo consultaran directamente al general Perón. Inclusive, Perón me había ordenado serenidad. Me dijo: “No tire con el cañón” (porque se enteró que yo había ordenado tirar contra el Ministerio de Marina). El General ordenó entonces que no se armase a nadie. No quería más derramamiento de sangre. Esto indica una posición clara y real del peronismo. Perón siempre estaba en el teatro de operaciones. Luego en el 56, me sublevé en La Pampa y armé al pueblo, derroqué a los golpistas y restituí el poder al gobernador electo. Entregué personalmente los fusiles y cincuenta tiros a cada ciudadano. La de La Pampa fue la única sublevación triunfante. Sostengo: las revoluciones se hacen o no se hacen. Más tarde, fusilaron en la cárcel Las Heras al general Valle, quien fuera el primer general fusilado en la Argentina. Con el agravante de que se había presentado, o sea que era un prisionero. 

El 16 de septiembre del 55 

El 16 de setiembre del ’55 hubo una revolución que encabezó el general Lonardi en Córdoba. Eso lo miro con otros ojos, porque fue gente que se sublevó y se la jugó. Tuvieron muertos de su lado, como el capitán Arruabarrena, de quien yo era compañero y amigo. Era un oficial de mi camada. Esa fue una jugada que se hizo en el interior del país, tomando al mando una tropa y jugándosela. Yo hago mucha diferencia entre una cosa y otra. De cualquier manera, fue un hecho injustificado porque, en el fondo, respondían a intereses de los civiles y de los grandes capitales que nunca pudieron acceder al poder a través de las urnas, porque el pueblo nunca los iba a votar. 

El golpe de 1976 

En 1976 se vuelve a repetir la historia. Se aprovecha la muerte del general Perón. Fijémonos que el general Perón estaba en el exilio. Yo mantenía con él comunicación. Él me daba órdenes las cuales cumplía, y luego, se produce su regreso al país. El General «barrió» en las elecciones, las ganó por muerte. Eso es lo que vale: la voluntad popular. Así que nuevamente, en el golpe del ’76 la oligarquía y los que no conseguían el gobierno por los votos y sí por las botas, produjeron el vergonzoso hecho del golpe. Faltaban seis meses para las elecciones. Había fallecido el general Perón… ¡no tenía sentido! 

El golpe fue para instalar una dictadura que sirviera a los intereses de la oligarquía y del capitalismo internacional más feroz y asesino. Se produjo un hecho vandálico. Se produjo inclusive, un enfrentamiento con sectores de izquierda y sectores de extrema derecha que manejaban a los pseudo caudillos militares, Videla & Company. ¿Con qué sustento? Ninguno. Era el poder por el poder mismo. Detrás estaban los factores económicos. ¿Qué lograron?: voltear a un gobierno peronista, gobierno elegido por el pueblo, y usurparon el poder. Las consecuencias de este golpe fueron nefastas. Se provocó la represión más brutal que posiblemente se haya conocido en América. Fue una «guerra sucia» de la cual todavía hay 30.000 desaparecidos, donde se robaron chicos, donde se fusilaba a prisioneros de guerra, de un bando y de otro. Sostengo que a un prisionero de guerra no se lo puede maltratar, ni mucho menos fusilar. Existen las leyes y la Convención de Ginebra, que son acuerdos internacionales que se deben respetar. 

Quien toma a un prisionero de guerra desarmado, lo saca de una pieza, de una prisión o de donde fuere, y lo mata, es un asesino. Y esto es lo que se produjo aquí. Y además, esos 30.000 desaparecidos… ¿pueden ser tantos?! ¡Es catastrófico! Existen antecedentes y pruebas suficientes de esto de que hablamos. Yo creo que la sociedad argentina ha sido indulgente, porque los verdaderos responsables de esa masacre, los Martínez de Hoz, los Videla y muchos más, todos estos la han pasado bastante bien. Yo me pregunto qué pasaba con los hombres que defendíamos al gobierno popular. En el 56, al fracasar lo del 9 de junio, la mayoría de mis compañeros fueron fusilados. Algunos nos salvamos por Repasando la Historia que huimos. Después, nos agarraron en San Luis y, por ejemplo en mi caso, me trasladaron a La Pampa y allí fui condenado a muerte por un tribunal militar. En ese momento, me hice responsable de todo. Yo acepté mi condena. Porque hay que saber ganar y perder en la vida. Pero ¡qué diferente al proceder de estos «señores», que sin condena mataban a la gente injustamente! ¿Qué pasaba en Campo de Mayo? ¿Qué pasaba en la Escuela de Infantería de Marina? ¡Qué oscuro proceder! ¡Cómo se puede matar a un prisionero de guerra! No tienen perdón de Dios. 

Yo no he visto que fueran a las cárceles como la de Las Heras como fui yo, a las prisiones de Caseros o de La Pampa. Siempre me llevaron preso a mí ¿cómo? Yo, que defendía el orden constitucional y todos mis camaradas, peronistas y compañeros de la calle, sin distinción de suboficiales, oficiales o civiles, íbamos detenidos y éramos condenados. A mí me hicieron un favor. Porque yo era un hombre que respetaba y admiraba al general Perón. Estaba de acuerdo con su política y me manifestaba a través de las urnas. Y en la cárcel Las Heras conocí a todos los peronistas del país. Peronistas que llegaban en bandadas. Los hombres del interior llegaban con sus «zapallos» y sus pertenencias. Yo no sé cómo les permitían el ingreso de esa forma. Era una cárcel que rebalsaba de pueblo. Así que para mí fue un honor y una honra haber estado detenido allí. Eso me permitió tomar contacto con el verdadero pueblo peronista y con los que luchamos y estuvimos en la calle. No como la mayoría de estos políticos corruptos que no pasaron un sólo día en la cárcel. Porque una cosa es estar preso en los barcos, o en lujosas casas, o en sus domicilios; y otra cosa es estar encerrados en celdas, como estábamos los verdaderos peronistas que nos jugábamos la vida en la cárcel. Pienso y me da bronca. Me da bronca tanta injusticia. 

Ahora yo tengo una alegría: es ver que la gente en la calle, grita su bronca igual que yo, estamos poniendo a todos estos políticos corruptos al mismo nivel que a los de la dictadura militar. 

El joven Philippeaux formó parte de la defensa de la Casa de Gobierno cuando fue bombardeada en junio del 55. Por ese hecho lo enviaron castigado a La Pampa.

Repasando la historia

Tengo que decir que tampoco estoy de acuerdo con que se fusile a un hombre por el sólo hecho de que sea militar. Recuerdo que había un coronel llamado Mendieta a quien yo siempre saludaba afectuosamente. Era un buen hombre y lo mataron. ¿Por qué mataron a ese hombre? Porque no se trataba de un «gorila». No era un Rojas o un Videla. 

En otra oportunidad mataron a un capitán con toda su familia ¡qué barbaridad! ¡Cómo pudieron matar a las criaturas! ¿Qué le pasaba a esa «izquierda»? 

Otra vuelta estaba preso en la cárcel de Magdalena, ¡otra vez en Magdalena! Esa prisión parecía mi casa. Hubo una vez preso conmigo un Mayor llamado Sanmartino. Generalmente los que estábamos presos éramos inocentes. De mí no se puede decir lo mismo luego de haber tomado por asalto cárceles, destacamentos de policía, polígonos de tiro, armerías, para armar al pueblo de La Pampa. Era responsable. Este mayor Sanmartino había conspirado conmigo. Desgraciadamente mente lo detuvieron y enviaron a prisión. Allí nos encontramos. Era muy buena persona, muy simpática, muy ocurrente. Él estaba de paso, yo iba a perpetua seguro. Para los «gorilas» lo que yo había hecho era una barbaridad, una locura. ¿Qué locura? Yo defendía mi causa como ellos la suya.»Philippeaux«, me decía Sanmartino, «tenemos que salir de aquí». Entonces diseñamos un plan. Me sirvió mucho para la fuga mi buen estado físico. Yo era deportista, fui campeón panamericano de esgrima, gané en Europa, fui pentatlonista, fui campeón de tiro varias veces en mi vida. Hasta hace poco, en el año 97, tuvo el récord de tiro con armas de guerra… ¡soy pistolero! 

Con Sanmartino estábamos entrenados. Jugábamos al fútbol, a la pelota vasca… desde chico jugué a la pelota vasca en el colegio de curas. Hacíamos flexiones de brazos, hacíamos gimnasia. El plan de fuga consistía en salir al recreo y desde el patio utilizar la puerta de rejas como escalera. Llegar a la terraza y desde allí bajar utilizando una soga. Hete aquí que al mayor Sanmartino, cuando trepó la puerta de rejas ésta comenzó a cerrarse y no se detuvo hasta aplastarle los dedos contra el marco de la reja. ¡Le quedaron los dedos cómo morcillas! No pude contener la risa mientras él me insultaba. Finalmente a este hombre lo mataron en Córdoba. Es otro ejemplo de lo que no debe hacer cualquier sector que se llame «de izquierda». Yo respeto a cualquier partido político, pero hay cosas que no se hacen. Yo les digo: no se fusila ni se asesina. Yo les digo: ustedes no son argentinos. Son la peor basura de la Argentina. 

La situación actual 

Yo veo la situación como la ve todo el pueblo argentino. Esto es un caos provocado por la dirigencia política de la mayoría de los partidos. 

La gente dice «que se vayan todos». Y tiene mucha razón. Tenemos que pensar también en que hay que dar una salida institucional. Y tendría que ser sobre la base de las urnas, si no caeríamos en todo lo que acabamos de criticar, dictaduras militares por ejemplo. 

Entiendo que el pueblo está bien en claro de la situación. Yo camino la calle permanentemente. Hemos estado hace poco en la localidad de Pilar y se puede palpar permanentemente cómo piensa la gente. Está descreída completamente. No cree en estos políticos. Yo también quiero decirles: señores políticos, váyanse, nadie los quiere. 

Veamos el papelón del Senado, el de la Cámara de Diputados. Esto está todo corrupto y perdido. También tenemos que pensar quién queda en caso de que se vayan todos. Por eso creo en la salida electoral. Ahora, mucho cuidado tenga quien gane las elecciones. Porque, como está la opinión pública, me imagino que será mayor la abstención, los votos nulos o en blanco o el llamado voto «bronca», a lo que saque el que vaya a ser Presidente de los argentinos. Observemos, por ejemplo, la situación del gobernador de Santa Fe, Carlos Reuteman. Es un hombre bien mirado. Pero ¿qué pasa con este señor? Pareciera ser la solución. ¿Qué pasa que no se define? Si es valiente que vaya al frente. El dice «que sí», «que no», «que puede», «que no puede» ¡terminemos con esta situación! ¿Quiénes lo empujan para que sea «el candidato»? Aquí hay problemas mayores, hay manipulación. La mayoría de la gente no compra el diario, porque sale $1, $ 1,20 y con ese dinero puede comprar medio kilo de pan, no le alcanza para más. Aquí viene que tiene mucha influencia la TV. Porque, sea como sea, aunque haya villas miseria, va a haber una televisión. La TV crea opinión y si vemos la televisión, es de terror. 

Los mismos de siempre 

Veamos lo que ha pasado en el puente Pueyrredón en la marcha de los piqueteros. ¡¿A quién se le ocurre manejar la situación como la han manejado?! A esta situación se suma la falta de conocimiento, la falta de instrucción de la policía (y de las FF.AA. creo que también). Únicamente un loco puede ir ante manifestaciones populares sean piqueteros u otro tipo de marchas, que vienen tocando los bombos y golpeando cacerolas y cargar la escopeta con munición tigrera, o sea munición de guerra. Yo he sido guía de caza mayor, sé qué estoy hablando. Y la escopeta es una de las armas más feroces. Ya lo dice el dicho: «sacale al loco la escopeta». Yo me pregunto: ¿a quién se le ocurre, de estas Instituciones, darle a esta gente munición de guerra, donde saben que no se salva nadie? Porque la munición de escopeta, al impactar, el plomo se aplasta. Y calculemos o hagamos de cuenta que le mete 20 ó 30 tiros y pensemos el daño que hace la bala de plomo. La bala de plomo se debe usar para combatir al delincuente, y también es mucho. Con la bala de goma alcanza. No se puede tirar contra el pueblo. Si no miremos estas muertes terribles que han ocurrido. 

Los piqueteros salen a manifestarse, no se los puede acribillar. Siempre lo mismo: se les da poder y protección a los asesinos. El principal responsable de esto no es el hombre que aprieta el gatillo, sino el poder político que autoriza, le da poder y elementos para cometer vandalismo y asesinatos. Con respecto a la instrucción quiero señalar algo: fui Director de Cárceles de Santiago del Estero, con cuatro cárceles a cargo y conozco que la policía no se prepara. No va a los polígonos de tiro a practicar regularmente. A su vez, hay que proveerles munición para que practiquen. Insisto que la principal responsabilidad no es de los policías, sino de los jefes que están a cargo de las instituciones. Si no dan instrucción, que no les den armas. Porque es un peligro mandar a la calle a un hombre armado y sin instrucción, porque va a matar a cualquiera. Hay varias medidas para tomar: 1) No proveer munición de guerra a los que salen a controlar una manifestación, insisto que el tiro de escopeta no tiene vuelta. 2) Se puede entregar el arma reglamentaria sólo para combatir a los delincuentes. 3) Para repeler los saqueos en los negocios, sólo con la bala de goma alcanza. 4) Instrucción para tirar con balas de goma, porque tirando a menos de 30 metros es también altamente dañina. La bala de goma puede arrancar ojos, puede romper venas, puede matar. 

No retroceder 

Yo no creo que haya ningún político tan loco como para intentar dar un nuevo golpe de Estado con la experiencia tremenda que tenemos. Cada uno debe estar en su misión. Los políticos deben hacer política, no robando ni dejando robar. Hay que terminar con los «ñoquis» del Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Si cayéramos en la desgracia de tener un nuevo golpe militar, vamos a ir a una guerra civil. Yo voy a pelear. Esté quien esté, voy a pelear. El pueblo tiene hoy un arma poderosa: los brazos caídos. No trabaja más nadie y van a ver. No hay quien aguante, más como está hoy la situación económica. Sería un duro golpe hacer un gran paro. El pueblo y la democracia deben defenderse. Busquemos la salida entre todos. Hay algunos soñadores que hablan de un nuevo golpe. Yo voy a estar junto al pueblo argentino en contra de todo golpe de Estado, como he estado siempre.

*Publicado en CUADERNOS para el encuentro en una nueva huella argentina No 11, enero-febrero de 2003.

Compartir:

Nota al Pie es un joven medio alternativo y autogestivo. Precisamos tu aporte para sostener el día a día de un periodismo popular que encuentra cada día más dificultades para mantenerse independiente. Con tu suscripción mensual nos ayudás muchísimo. Podés cancelarla cuando quieras. Por mail te iremos informando de los beneficios de ser parte de Nota al Pie.
¡Muchas Gracias!

Notas Relacionadas

Seguir Leyendo

Nuevo golpe al bolsillo: los bancos duplican las comisiones por cajero

A partir del 1º de mayo, los bancos aplicarán fuertes aumentos en las comisiones por extracción de efectivo en cajeros automáticos de otras entidades. Algunas instituciones ya habían ajustado sus tarifas en meses anteriores. Qué alternativas hay para evitar estos costos.

Impacto y polémica: Vialidad Nacional derribó el monumento de Osvaldo Bayer en Santa Cruz

El homenaje al historiador y escritor, inaugurado en 2023, fue demolido por orden de Vialidad Nacional. Argumentaron que no cumplía con la normativa vial y dificultaba el desagüe en días de lluvia. El hecho generó un fuerte repudio de sectores culturales y defensores de la memoria histórica.

Futgolf en Plaza Irlanda: un nuevo espacio deportivo e inclusivo en la Ciudad

Un circuito innovador que combina deporte, accesibilidad y sustentabilidad en un entorno verde

Ultimas Noticias

Más del autor

Nota al Pie | Noticias en contexto