“Tus Buenas Chauchas”, en su segunda temporada, ofrece funciones todos los viernes de marzo y abril a las 20:30 en El Camarín de las Musas (Mario Bravo 960, CABA). El unipersonal, protagonizado por Victoria Arrabaça, cuenta con guion de Dalia Elnecavé y dirección de David Masajnik. Las entradas se pueden conseguir en la boletería del teatro o en la plataforma de Alternativa Teatral.
Victoria Arrabaça le da vida a Olga, una mujer que desnuda sus emociones y hace catarsis al hablar de Omar, su amor platónico, a quien espera. Mientras pela cebollas y abre latas de chauchas en su cocina, va contando cada sentimiento que alberga en su corazón.
“Tus Buenas Chauchas” deja ver que, entre recetas y recuerdos, una mujer enamorada cocina para olvidar y narra para perdonar. Transformando la soledad en poesía, prepara su destino a sabiendas de un presente maltrecho. Al tiempo que la soledad teje infinitos escenarios que nunca llegan, la imaginación permite sobrevivir a los dolores de las ausencias, a los amores no correspondidos, y al propio amor no construido o devastado. Mágica y sorprendentemente, mientras muere de amor, renace de poesía.
Una charla íntima con la protagonista de “Tus Buenas Chauchas”
Nota al Pie dialogó con la actriz y cantante Vicky Arrabaça sobre su actuación y lo que significa la obra en su vida.
-En el 2024, cuando presentaron la primera temporada, la obra duraba menos y no interpretabas canciones. ¿A qué se debieron esos cambios?
Cuando en 2023 nos presentamos en Uruguay, en el Teatro Fernandino de Maldonado, el espectáculo duraba menos de media hora. Después, cuando estuvimos en el Espacio Polonia de la Ciudad de Buenos Aires, decidimos agregarle unos textos más.
Con respecto a mi interpretación musical en la obra, mucha gente sabía que soy cantante y comentaban: “Che, ¿por qué si Vicky canta lindo no lo hace?”. Ante los pedidos de que la obra se alargara e incluyera la parte musical, y teniendo la dinámica que la autora nos facilitaba sus textos y poemas, fuimos eligiendo cuál podía entrar en el mundo de Olga en toda esta historia que está contando.
Dijimos de agregar más textos y, este año, enraizados en este nuevo espacio teatral tan lindo, decidimos que dure 45 minutos. A Dalia Elnecavé se le ocurrió que una de las canciones fuese el bolero Dos Gardenias, en ese estado de ilusión y enamoramiento de Olga. A partir de ahí convocamos al actor Gustavo Monje, quien está muy conectado con la música y me marcó una coreo de desplazamiento mientras canto porque no soy bailarina. De esta manera podía generar un movimiento bello, estético.
Con David (director) somos pareja hace tres años y medio. Ambos venimos actuando juntos en varias obras y tenemos una dinámica bastante fluida. Siempre estamos muy conectados con las ideas que el otro tiene y vamos aportando, colaborando, para que todo lo que hagamos tenga un lindo desarrollo y esté bien nutrido.
-Al comenzar la obra, mientras tu personaje empieza a cocinar, se escucha la célebre canción “Alma Mía” de Libertad Lamarque. Ese fue un plus que va marcando la historia de Olga…
Sí, es como una especie de apertura cinematográfica porque no hay luz y de repente la iluminación empieza muy chiquita y se comienza a abrir. Es como una ventana en donde el público entra en la casa y vida de esta mujer. Es una canción que a mí por lo menos, me conecta con la sensibilidad y habla mucho del estado emocional que está viviendo Olga todo el tiempo.
-Olga está muy rodeada de chauchas. ¿Por qué ésta legumbre es tan importante en la obra?
No es lo importante, pero al mismo tiempo es importante. Si lo analizamos desde el punto de vista de lo que significa la vaina de la chaucha, es que son muchas arvejas justas. Olga está cocinando, esperando a Omar, su amor, y siente que siempre le cocina con la esperanza de que regrese. Y le dice: “Tus buenas chauchas te estás comiendo”, hace alusión a que, de algún modo, él no está o todavía no sabemos por qué no está. Ella imagina que está en otro lado y que la está pasando bien.
Es una linda pieza de mucha catarsis para este personaje y también para mí, porque la verdad que es tan profunda y muy sanadora también en algún punto- El público queda bastante conmovido.
–“Tus Buenas Chauchas” es tu primer unipersonal. Sin duda, es un gran desafío en donde tus compañeros en escena son la luz y la música. ¿Cómo te sentís con este reto?
Es un trabajo de mucha responsabilidad, porque requiere muchísima concentración y mucha memoria. También hay algo que me pasa en escena que ,como todos, cuando estamos actuando tenemos un radar y en mi caso está muy activo. Tenés como un mapa de todos los procesos que el personaje tiene que ir viviendo, y después tenés el otro lado que es el personaje fluyendo a través de las emociones, los estados y textos. Al estar sola en escena, no tengo a nadie que me dé pie a un texto.
-La obra tiene algo muy poético, no sólo en los textos sino también en la puesta en escena. La escenografía y el vestuario tienen mucho de la década del 50.
Sí, podría ser en esa época pero sin duda es una ambientación un tanto vintage. Es muy linda: se ve la tele antigua, hay detalles en el piso y, alrededor de la mesa, hay un colchón de cáscaras de cebolla. Es toda esa cantidad de cebollas que Olga corta todo el tiempo porque la obra, de algún modo, nos remite a que este personaje nunca sale de su casa y está todo el tiempo como volviendo a empezar.
-Hay una escena sublime en la que Olga habla de los diferentes estadios del amor.
Es un monólogo que se llama “Amo”. Cuando lo leí la primera vez, quedé impactada, shockeada de la poesía, de las imágenes que tiene sobre las formas que uno tiene de amar y lo que genera. Este texto en particular muestra una gran empatía con el público, porque todos en algún momento de nuestras vidas hemos amado de la manera que ama Olga: con una total visceralidad, mucha pasión y frustración. Ahí hay algo que nos conecta a todos desde el amor, más allá de cómo uno lo haga.
-¿Qué significa para vos personificar a Olga?
Es muy linda esta pregunta, porque habla también un poco la génesis, de cuando tomé contacto con estos textos poéticos. Todos los actores tenemos nuestras herramientas y nuestras maneras de abordar textos, pero tuve que, por las formas en las estaba acostumbrada a transitar estos procesos, enfrentarme a ese material de una manera más cruda. Tuve que despojarme de todas mis herramientas de confort escénico. Evidentemente, este material me pide estar vulnerable. No puedo hacerlo de otra forma si no es así. El personaje es como una mariposa de un día; está frágil y no tiene ningún tipo de necesidad de estructurarse, sino que ella está ahí blandita como el agua.
El texto es muy sanador también porque uno, de algún modo, pone afuera todo su mundo interno, dolores, ausencias.
-Omar no sabe de la existencia de Olga y, por ende, jamás se entera que ella está muy enamorada. En la obra perfila mucho el amor imaginario, ese sentimiento que a muchas personas les permite sentirse vivas
Ella está de algún modo sosteniendo en su fantasía una ilusión para mantenerse viva. Todo el tiempo está rumiando una situación de la cual, evidentemente, no puede salir y este amor es lo que la mantiene viva por decirlo de alguna manera.