El abogado constitucionalista Andrés Gil Domínguez expresó en los últimos días serias preocupaciones sobre el estilo de gobierno del presidente Javier Milei, describiéndolo como «autocrático, autonormativo y endogámico», y advirtiendo que esta forma de gobernar pone en riesgo la democracia tal como se conoce actualmente.
Según Gil Domínguez, la administración de Milei muestra un desprecio por la Constitución y las leyes vigentes, gobernando principalmente a través de decretos de necesidad y urgencia (DNU), para modificar leyes, una práctica que considera inconstitucional.
Además, señala que el gobierno desestima al Congreso y que cualquier disidencia interna es rápidamente eliminada, lo que, a su juicio, son características de un modelo con elementos neofascistas. Gil Domínguez advierte que, si La Libertad Avanza obtiene un resultado positivo en las próximas elecciones legislativas, este estilo de gobierno podría intensificarse, aumentando los riesgos para el sistema democrático.
Es apenas una muestra, no solamente en formato de opinones sino centralmente en hechos, de lo que se vio a lo largo de los casi 14 meses que lleva Javier Milei al frente de la Presidencia. Del “vamos a gobernar por decreto”, anticipado en campaña, cuando ya se sabía que partía con una fuerza legislativa propia muy pequeña, a su relación tan “creativa” con el esquema de división de poderes.
Milei no es la dictadura en términos mecánicos, pero hay una búsqueda en ese sentido. La figura de Victoria Villarruel puede ser ninguneada desde la Casa Rosada, pero no se le conoce a Javier Milei una sola expresión de distancia con las posturas reivindicatorias del genocidio de la vicepresidenta.
El juego del policía bueno y del malo es conocido. Lo difícil es determinar qué rol ocupa cada uno en esta tensión presidencial.
En cuanto a la relación con el Congreso, de no ser por los favores recibidos (y pagados), de la oposición amigable, el espejo del expresidente de Perú Alberto Fujimori en la historia devuelve una imagen bastante similar.
Es verdad que no se cerró el Parlamento, pero que se lo vació de contenido y que a la oposición, aún la no comprada, le costó encontarle el agujero al mate, es un dato que no escapa a nadie.
Sigue vigente el Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2023, cuyos efectos jurídicos perduran y que pese a haber sido rechazado en el Senado, todavía tiene el pulgar arriba de Diputados. Un siga siga normativo, que le permite a Milei ser un pequeño tirano sin necesidad de ponerle faja de clausura a ese hermoso edifico de Rivadavia y Entre Ríos.
No es la ideología woke, sino la economía y la distribución
Esta semana, la multinacional Nestlé anunció la paralización de su planta en Villa Nueva, Córdoba, por un período de 30 días, dejando a sus 189 empleados en vacaciones forzadas. La empresa justificó la medida por el exceso de stock acumulado, lo que ha llevado a una reducción en la producción de leche en polvo. Esta decisión, que se aplicará durante marzo, evidencia la crisis que atraviesa el sector productivo en el país.
El Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación de Córdoba (STIA), informó que la empresa comunicó la suspensión y sus razones a los empleados. «Según ellos, paran porque están sobrestockeados de productos», señaló Martín Páez, representante del gremio. La planta de Villa Nueva produce leche en polvo entera, instantánea, descremada y leches UHT tanto para adultos como para niños.
Desde Nestlé explicaron que la medida responde a «la necesidad de reducir los volúmenes de producción ante la caída de las exportaciones y la adecuación a la demanda local». La baja en las ventas al exterior y el estancamiento del mercado interno agravan la situación de la industria, en un contexto de creciente incertidumbre económica.
En ese contexto, se conoció un informe elaborado por la Fundación Encuentro y la Fundación Innovación con Inclusión con indicadores alarmantes sobre el consumo alimentario en 2024. Allí se revelan datos preocupantes sobre el consumo de leche, carne y yerba mate en Argentina durante el año pasado. Hubo una disminución significativa en el consumo de estos productos, lo que plantea serias preocupaciones en materia alimentaria.
Consumo de leche
El consumo de leche per cápita en 2024 alcanzó su nivel más bajo en los últimos 34 años. Para encontrar un consumo similar, es necesario remontarse a 1990. El informe detalla que el consumo se mide en litros de leche equivalente por habitante al año. En términos de producción, se registraron 10.590 millones de litros, una disminución del 6,5% en comparación con 2023. El consumo interno fue de 8.042 millones de litros, una caída del 9,1% respecto al año anterior, mientras que las exportaciones aumentaron un 7,0%, alcanzando los 2.662 millones de litros.
Consumo de carne vacuna
El informe también destaca que el consumo de carne vacuna per cápita en 2024 fue el segundo más bajo desde que se tienen registros, datando desde 1914. Este consumo solo fue superado por el registrado en 1920, lo que refleja una tendencia histórica preocupante.
Consumo de yerba mate
Las ventas de yerba mate en el mercado interno experimentaron una caída del 9,2%, alcanzando su nivel más bajo desde 2016. Al mismo tiempo, se conoció que entre enero y diciembre del año pasado, las ventas hacia los mercados externos alcanzaron un total de 44.019.308 kilos, lo que significa un récord histórico de exportaciones del sector yerbatero.
Cuando la suerte que es grela
(“Yira yira”: letra y música de Enrique Santos Discépolo)
Fallando y fallando, te largue para’o
Cuando estés bien en la vía
Sin rumbo, desespera’o
Cuando no tengas ni fe
Ni yerba de ayer secándose al sol
Apostillas sobre lo que hay y lo que ¿habrá?
En la misma entrevista con Esteban Trebucq en La Nación+ en la que ratificó sus dicho de Davos, el presidente anunció la eliminación del control de cambios el primer día de 2026, lo que según él permitirá un “mayor acceso al dólar estadounidense”. Esta medida podría implementarse antes si se logra un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Está la posibilidad que el Fondo Monetario Internacional (FMI), finalmente no otorgue a la Argentina el monto solicitado, que oscila entre 11 y 15 mil millones de dólares. En su lugar, el FMI considera desembolsar entre dos y cuatro mil millones de dólares, una cifra destinada a cubrir los vencimientos del año con el propio FMI y posiblemente con otros organismos internacionales.
Desde el Gobierno aún mantienen la esperanza de que una última gestión ante la administración de Donald Trump pueda flexibilizar la postura del FMI. Sin embargo, en Casa Rosada reconocen que esta es su última oportunidad, ya que todos los esfuerzos anteriores han fracasado.
Esta situación genera tensiones internas y acaso estemos ante el primer enfrentamiento significativo entre Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, a quien previamente había elogiado como «el mejor de la historia». Ahora, el presidente responsabiliza al ministro por no haber logrado el objetivo financiero deseado. Las horas alimentan los rumores de salida de Caputo y los consiguientes cambios en el Gabinete.
Organización Mundial de la Salud: ¿afuera?
Milei anunció, también esta semana y a través de su ministro de las declaraciones Manuel Adorni, el retiro de Argentina de la Organización Mundial de la Salud (OMS), citando “diferencias profundas en la gestión sanitaria y la influencia política de ciertos estados”. Esta decisión sigue la línea de su aliado, el presidente estadounidense Donald Trump. Pero aparecen dos asuntos no menores en ese escenario. Por un lado, se trata de una ley de 1948 que, en situación normal, debiera ser derogada o modificada por el Congreso de la Nación.
Por otra parte, la situación de marcha y contramarcha de Trump, que abrió un proceso de negociación de su país para permanecer en el organismo, pone a Milei ante un eventual dilema. ¿Saldrá Adorni a anunciar, con voz engolada, que Argentina decidió seguir en la OMS?
Son los problema de los virreynatos. Las prácticas coloniales, a diferencia de las soberanas, tienen hasta problemas de tiempos en los anuncios públicos. Ya lo dijo magistralmente China Zorrilla en Esperando la carroza: “yo hago puchero, ella hace puchero. Yo hago ravioles, ella hace ravioles”.
La diferencia es evidente y no hace falta explicar la distancia que hay entre lo grotesco de la comedia y lo dramático de la tragedia. Una distancia que se mide cada vez en mayor dolor y desesperanza, que solo se revierten en la historia cuando la bronca popular se conjuga con las creatividades políticas que sean capaces de ofrecer alternativas superadoras.