Tras un cierto período de preventa, Pulp, la novela gráfica de género noir del guionista estadounidense Ed Brubaker y del dibujante británico Sean Phillips, salió a la venta el pasado diciembre. La historieta, publicada originalmente en Estados Unidos en 2020 dentro de Image Comics y editada en nuestro país de la mano de Hotel de las Ideas, cuenta con el color del hijo del dibujante, Jacob Phillips.
La edición argentina cuenta con 72 páginas (formato 20 cm por 28 cm) a todo color y con tapa blanda con solapas. Pese a la reducida extensión de la novela gráfica, la ya reconocida dupla de autores de títulos como Cruel Summer, Fatale o Bad Weekend vuelve a sorprendernos con una propuesta mitad thriller, mitad western.
¿De qué se trata Pulp?
En las primeras páginas vemos un duelo hombre a hombre al más puro estilo del Lejano Oeste y, seguidamente, a dos pistoleros que escapan hacia el sur para cruzar el límite de Estados Unidos con México. Caballos, tiros, persecución; todas viñetas muy al estilo western. Sin embargo, esto no es más que un relato ficticio dentro de otra ficción.
Rápidamente, todo ese despliegue visual de vaqueros y bandidos se diluye, y conocemos a Max Winters, un escritor de novelas pulp en su tercera edad. En Nueva York, en 1939, la situación laboral de Max se ve muy vulnerada. Su jefe, para quien escribe, quiere bajarle el sueldo. Max ya no le parece útil a la revista para la que trabaja.
A los problemas económicos se le suma el corazón frágil de Max, quien ya no sabe qué hacer para sobrevivir en un Estados Unidos sumergido en una profunda crisis económica tras la famosa Gran Depresión del 30.
Cuando Max se cruce en su camino a Jeremiah Goldman, un viejo detective de la Pinkerton de su pasado, con una propuesta desafiante, todo cambiará para el escritor.
Un estilo noir con villanos poco convencionales
El devenir de los acontecimientos llevará a Max a involucrarse en una situación muy arriesgada, en la que, como en sus ficciones, no faltará alguno que otro tiro, un asalto y persecuciones. ¿Acaso Max conseguirá salir airoso y sacar algún rédito económico ante todo lo vivido?
A lo largo de las páginas, Pulp consigue construir una trama muy al estilo thriller noir con varias capas, en la que se entremezclan el trasfondo histórico de la crisis económica estadounidense con escenas de un relato Western que no hace más que plantear paralelismos. Al respecto, el guion de Brubaker resulta una perfecta fusión de estilos narrativos que le hacen homenaje al ¨pulp¨ de una manera muy original.
Los supuestos villanos también hacen su parte dentro de la narrativa. Se trata de espías nazis norteamericanos en una Estados Unidos previa a la Segunda Guerra Mundial, en la que no son más que simpatizantes de una ideología que llega desde Alemania y se vuelve cada vez más fuerte.
A todo este escenario híbrido, en ese pulp a medio camino entre el western y el noir, se le suma una voz en off del protagonista, desplegada a lo largo de todo el relato. Esa voz nos hará testigos de los pensamientos de Max, que viñeta a viñeta se vuelven una reflexión sobre la vejez y el significado de pertenecer al grupo de la tercera edad en la sociedad, tanto de los años 30 como del presente.
Una propuesta visual muy familiar
Tal como ocurre en sus otros trabajos, en los dibujos de Sean Phillips predominan los trazos gruesos, así como las sombras espesas y una estética vintage muy clásica en la que se destaca los detalles en los gestos y rostros.
Si bien desde el dibujo no existe nada realmente nuevo, si lo es la dupla gráfica con Jacob Phillips, quien no es nada más y nada menos que el hijo del ilustrador. Color, trazos y manchas se funden en una estética visual muy familiar en la que los legados por el gusto del cómic noir resultan imposibles de no reconocer.
La línea del dibujante se mezcla de manera muy correcta con los colores cálidos del lejano oeste, como así con los colores fríos de la ciudad neoyorkina en su decadencia total. Sin dudas, una paleta muy correcta, que consigue reflejar la imaginación de Max y sus historias de pistoleros, que se contraponen con su decadente, gris y azulina realidad.