El reconocido escritor británico Neil Gaiman, autor de obras icónicas como Coraline, The Sandman y American Gods, enfrenta una serie de denuncias de abuso sexual que han sacudido tanto al ámbito literario como al público en general. Según una reciente investigación de New York Magazine, al menos ocho mujeres han acusado al autor de conductas inapropiadas y agresiones que se habrían desarrollado a lo largo de varias décadas, principalmente entre los años 90 y 2000.
Entre los testimonios recopilados, destacan las historias de Scarlett Pavlovich, Katherine Kendall y Kendra Stout, quienes relataron encuentros que van desde acoso verbal hasta agresiones sexuales explícitas.
El caso de Scarlett Pavlovich: La exniñera del hijo de Gaiman denunció que fue agredida sexualmente por el autor en su casa en Waiheke, Nueva Zelanda. Según su testimonio, Gaiman la invitó a utilizar la bañera del jardín bajo el pretexto de estar ocupado en su estudio, pero minutos después apareció desnudo e intentó forzarla a mantener relaciones sexuales. A pesar de rechazarlo reiteradamente, Pavlovich afirma que el autor ignoró su negativa y procedió a abusar de ella.
El testimonio de Katherine Kendall: Voluntaria en un evento de Gaiman en 2012, Kendall aseguró que el autor intentó besarla sin su consentimiento durante una fiesta. Más tarde, en el autobús de su gira, ella relata que Gaiman la acorraló, intentando forzar un beso mientras afirmaba: “Soy un hombre muy rico y estoy acostumbrado a conseguir lo que quiero”. Posteriormente, según Kendall, el escritor le ofreció 60.000 dólares como una compensación para cubrir los costos de su terapia.
La experiencia de Kendra Stout: Conoció a Gaiman en 2003, cuando tenía 18 años, y mantuvo una relación con él que, según su relato, se volvió dolorosa y abusiva. Stout denunció que en una ocasión el autor desoyó su petición de no mantener relaciones sexuales debido a una infección, ignorando su malestar físico y psicológico.
Reacciones del entorno literario
Las denuncias no tardaron en generar respuestas divididas en el ámbito literario. J. K. Rowling, autora de Harry Potter, criticó duramente a quienes han permanecido en silencio frente a las acusaciones. En una serie de publicaciones en X, anteriormente Twitter, la escritora comparó los casos de Gaiman y Harvey Weinstein, subrayando las similitudes en los testimonios de las víctimas.
Sin embargo, el novelista Daniel Friedman, aunque condenó el comportamiento de Gaiman, cuestionó la credibilidad de ciertas partes del artículo de New York Magazine, argumentando que algunas denuncias presentan inconsistencias. Esto avivó un debate público sobre la responsabilidad de los medios al abordar temas tan delicados.
Lo que se sabe hasta ahora
De acuerdo con el reportaje de Lila Shapiro en New York Magazine, las denuncias incluyen relatos de coerción, acoso y abuso que se habrían perpetuado en contextos tanto profesionales como personales. Gaiman, quien aún no ha respondido públicamente a estas acusaciones, ha sido señalado por aprovechar su posición de poder para manipular a sus admiradoras y colegas.
Entre las declaraciones más contundentes se encuentran las de una de las víctimas, quien aseguró que Gaiman intentó penetrarla sin su consentimiento a pesar de su negativa expresa, y las de otra mujer que relató una experiencia similar donde el autor le exigió que lo llamara “maestro” durante el acto.
Impacto en la industria cultural
El caso Gaiman pone de manifiesto una vez más cómo figuras públicas de renombre pueden ocultar, durante años, comportamientos abusivos detrás de una fachada de éxito y admiración. Las denuncias también han reavivado el debate sobre la importancia de dar voz a las víctimas y exigir consecuencias para quienes utilizan su influencia de manera inapropiada.
Con este nuevo capítulo en su vida, el legado de Neil Gaiman queda marcado por la controversia, y su reputación enfrenta un desafío significativo. Mientras tanto, el público sigue esperando una respuesta formal del autor o de sus representantes, quienes hasta el momento han mantenido un silencio absoluto.
¿Qué sigue?
El impacto de estas denuncias apenas comienza a manifestarse. Tanto editoriales como productoras podrían verse presionadas a reevaluar su relación con el autor, mientras que los lectores y fanáticos enfrentan el dilema de separar la obra del creador. En este escenario, la lucha por la justicia y la verdad sigue siendo el eje central para las víctimas que buscan ser escuchadas.