En esta nueva temporada de teatro veraniego en la ciudad, se puede disfrutar de una de las obras más conmovedoras y poéticas de la escena contemporánea, «Quiero decir te amo«. Escrita y dirigida por Mariano Tenconi Blanco, esta tierna historia regresa a escena en su segunda temporada, con las destacadas actuaciones de Violeta Urtizberea y Lucía Adúriz.
Su dramaturgia resulta un homenaje al amor en todas sus formas, donde se explora la intimidad, la pasión y la comunicación a través de un lenguaje que trasciende lo verbal. Las funciones son los viernes a las 22 y Sábados desde las 18, en el Teatro Picadero (Enrique Santos Discépolo 1857, CABA).
Su trama gira en torno a una mujer que, tras presenciar un accidente automovilístico, se enamora de un hombre que socorre a los heridos. Este amor, inicialmente silencioso y distante, se materializa en una serie de cartas que la protagonista le escribe a su objeto de deseo.
Sin embargo, el giro inesperado llega cuando la esposa del hombre intercepta las misivas y decide responderlas, haciéndose pasar por él. A partir de este triángulo epistolar, la obra despliega un juego de identidades, deseos y emociones que cuestiona las fronteras entre lo real y lo imaginario.
El recorrido escénico de la obra es tan fascinante como su historia. Desde su estreno en 2012 en La Casona Iluminada, con las actuaciones de Mariángeles Bonello y Yanina Gruden, hasta esta nueva versión en el teatro Picadero, esta pieza ha evolucionado junto a su autor.
Su creador no solo ha reescrito gran parte del texto original, sino que también ha logrado enriquecerlo con la perspectiva de su yo actual, y alejarse de la mirada original de aquel joven dramaturgo que comenzó este proyecto hace más de una década.
Este proceso de reescritura y reinvención le suma a la obra una profundidad única, donde conviven la frescura de la juventud y la madurez de la experiencia.
Dirección, dramaturgia y actuaciones impecables
La dirección de Blanco es, sin duda, uno de los pilares fundamentales de esta puesta en escena. Con una sensibilidad exquisita, el director logra crear un universo teatral que combina la sutileza de las emociones con la fuerza de las palabras.
La obra, que carece de diálogos tradicionales, inicia a manera de monólogos. Ya que se construye a través de las cartas que las protagonistas intercambian, lo que representa un desafío actoral y narrativo.
Sin embargo, todo el equipo logra superar este reto con creces, y se da la magia, cuando logran plasmar una ficción dentro de otra, que atrapa al público desde el primer momento.
Las actuaciones de Lucía Adúriz y Violeta Urtizberea, son simplemente brillantes. Ambas actrices, reconocidas por su talento en la escena actual, interpretan a sus personajes con una naturalidad y una profundidad que conmueven.
Urtizberea, en el papel de la mujer que escribe las cartas, transmite una vulnerabilidad e ingenuidad singular, y una pasión que resultan irresistible. Por su parte, Adúriz, en el rol de la esposa que responde las cartas, despliega una gama emocional que va desde la intriga hasta la empatía, pasando por momentos de humor y dolor. Increíble su transformación en escena.
La química entre ambas es palpable, y su trabajo interpretativo es un verdadero regalo para el espectador, que emociona de tal manera, que se puede pasar de la risa al llanto en segundos.
La musicalización en vivo de Ian Shifres en piano y voz, resulta crucial. Ya que no solo aporta emotividad sino que potencia la intimidad narrativa. Cada acorde dialoga con los personajes, para subrayar los momentos de más tensión y conexión emocional.
«Quiero decir te amo», en resumen
«Quiero decir te amo» es una obra sobre el poder del lenguaje y la comunicación en el amor. A través de su exploración del amor epistolar, su trama nos invita a reflexionar sobre cómo construimos nuestras relaciones y cómo las palabras pueden ser tanto un puente como un muro entre las personas.
Además, la obra trasciende las etiquetas de género y se convierte en una experiencia universal. Aunque podría interpretarse como una obra feminista, su mensaje es inclusivo y conmovedor para todos los públicos.
Los hombres, lejos de sentirse excluidos, salen en su mayoría del teatro tan emocionados como las mujeres, lo que demuestra que el amor, en todas sus formas, es un tema que nos toca a todos.