El Banco Central de la República Argentina (BCRA), sigue sumando deuda externa. En los últimos días anunció la concreción de un préstamo mediante una operación de pase pasivo (REPO), con cinco bancos internacionales por un monto total de USD 1.000 millones. La operación, que tiene un plazo final de dos años y cuatro meses, generó una demanda que casi triplicó el monto ofertado, alcanzando USD 2.850 millones en la subasta inaugural realizada el 27 de diciembre.
A pesar del exceso de demanda, la autoridad monetaria optó por limitar el monto tomado, considerando la evolución favorable de sus reservas internacionales. “El fuerte interés demostrado por los principales bancos internacionales afianza el proceso de normalización en el acceso a los mercados internacionales de crédito, en sintonía con la caída del riesgo país que acompaña el ordenamiento macroeconómico consistente y sostenible”, explicó el BCRA.
Por esta operación, el Banco Central pagará una tasa de interés equivalente a la tasa SOFR-US$ más un spread de 4,75%, lo que representa una tasa fija del 8,8% anual, según los swaps de tasa fija-flotante cotizados en el mercado internacional.
Detrás de esta descripción aparece la explicación política, sistémica e histórica, que va de aquella tablita cambiaria de José Alfredo Martínez De Hoz, ministro de Economía de la dictadura hasta esta nueva versión de la bicicleta financiera, otra vez con Luis Caputo, también parte central de ese mecanismo en el comienzo del gobierno de Mauricio Macri.
La vuelta de Caputo, para Milei “el mejor ministro de la historia”, tiene ese componente que necesitan los especuladores del carry trade/bicicleta: un dólar relativamente estable y la libertad de entrar y salir. Pese a la permanencia del llamado cepo, que el Presidente prometió liberar en algún momento de este año, la combinación de instrumentos especulativos permiten esas maniobras.
El REPO es una operación financiera en la que se vende un activo, como títulos financieros, a cambio de una suma de dinero, con el compromiso de recomprarlo en una fecha posterior. En esencia, es similar a un préstamo garantizado por el activo subyacente.
Los desafíos de deuda externa para 2025
El gobierno de Javier Milei enfrentará importantes compromisos de deuda en moneda extranjera durante 2025, con vencimientos que ascienden a 24 mil millones para el sector público consolidado, incluyendo la nación y las provincias.
Según datos de la Secretaría de Finanzas y del Banco Central, los vencimientos del próximo año incluyen:
- USD 11.290 millones en títulos públicos (Bonares, Globales y Bopreales).
- USD 3.000 millones correspondientes al Fondo Monetario Internacional (FMI).
- USD 4.000 millones con otros organismos multilaterales.
- USD 6.000 millones en deuda provincial.
- Las primeras cuotas del swap con el Banco Central de China.
Sin el cepo cambiario, el Gobierno podría intentar refinanciar estas deudas en el mercado internacional. Sin embargo, esto dependerá de la capacidad del ministro de Economía, Luis Caputo, para reducir la inflación a niveles por debajo del 1% mensual, un objetivo que será clave para recuperar la confianza de los inversores.
El Gobierno continúa trabajando con el Fondo Monetario Internacional (FMI), en el nuevo plan y esperan que la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ayude en ese sentido. En la Casa Rosada aspiran que ese ciclo se pueda cerrar en los primeros meses del año.
El republicano volverá a presidir Estados Unidos desde el 20 de enero y Milei, que irá a la asunción, espera que tenga el mismo gesto que tuvo con Mauricio Macri en 2018. En ese año, muy por encima de lo que permitían los estatutos del Fondo, Argentina tomó deuda por unos 57 mil millones de dólares, de los que efectivamente llegaron 45 mil al país.
Eso endeudamiento alimentó el circuito de especulación y fuga, como lo admitieron los propios informes del organismo. La historia nunca se repite de manera mecánica, más allá de tratarse del mismo ministro endeudador, a quién el Milei economista criticaba, de manera bien distinta a lo que hace el Milei presidente.
En el Gobierno creen que un nuevo acuerdo con el FMI puede darse en los primeros meses del año.
Los números de ese acuerdo son aun un misterio. Pero si se descuenta que el objetivo central es hacer sólidas las reservas para salir del cepo cambiario, en el equipo económico estiman que se necesitan unos 15.000 millones de dólares. Una parte de eso, unos u$s3.000 millones, se espera que venga de los bancos, y el resto del Fondo.
Con respecto a las metas, la Argentina está sobrecumplida. Lo había anunciado Milei como candidato, prometiendo un ajuste más grande que el pedido por el propio organismo. Con el ajuste que desplegó Milei, y que quiere profundizar en 2025, sumado a la baja de la inflación y el superávit fiscal, el Gobierno está en condiciones de cumplir con los pedidos del FMI.
Las necesidades de la población, la calidad de vida, el mercado interno, la producción y el trabajo nacional: afuera. Esas variables no entran en el esquema de Milei, desde luego.
Un año de Milei y la deuda externa que no para de crecer
En noviembre de 2024, la deuda bruta de la Argentina registró un incremento de 1.705 millones de dólares en comparación con el mes anterior, marcando un aumento acumulado de aproximadamente 90.000 millones de dólares desde el inicio del gobierno actual. Según los datos publicados por la Secretaría de Finanzas del Ministerio de Economía, este crecimiento estuvo impulsado principalmente por el alza en los compromisos en moneda local.
La composición de la deuda bruta en situación de pago normal muestra que el 81,4% corresponde a Títulos y Letras del Tesoro Nacional, el 16,9% a obligaciones con acreedores externos oficiales, el 0,9% a Adelantos Transitorios y el 0,8% a otros instrumentos. Durante los últimos doce meses, el stock de deuda aumentó en el equivalente a 38.774 millones de dólares, reflejando una caída de 9.954 millones de dólares en deuda en moneda extranjera y un incremento de 48.728 millones de dólares en deuda en moneda local.
En lo que va de 2024, la deuda bruta acumuló un alza marginal de 94 mil millones de dólares en los primeros diez meses, mientras que los compromisos en moneda local se duplicaron, pasando de 104.000 millones de dólares en diciembre de 2023 a 208.000 millones de dólares en noviembre de este año. Actualmente, el 45% del total de la deuda está denominado en moneda extranjera (81% en dólares, 16% en Derechos Especiales de Giro y 3% en euros), mientras que el 55% restante corresponde a moneda local, de la cual el 64% está ajustada por inflación o por otros indicadores, y el 36% es a tasa fija.
Durante noviembre, la Administración Central realizó pagos de deuda pública por el equivalente a 9.307 millones de dólares. De ese total, el 87% se efectuó en moneda nacional y el 13% en moneda extranjera. Los desembolsos incluyeron 8.153 millones de dólares destinados al pago de capital y 1.154 millones de dólares para intereses.
La variación mensual de la deuda en situación de pago normal, que creció un 0,38%, estuvo explicada por una reducción de 91 millones de dólares en los compromisos en moneda extranjera y un aumento equivalente a 1.820 millones de dólares en deuda en moneda local.
Son los números de un tema estructural de la Argentina. El endeudamiento impone no solo una traba al desarrollo, condenando al país a una dependencia creciente de los países centrales y sus corporaciones, sino que también es el mecanismo por el cual las políticas no se deciden en las urnas, sino en los movimientos de las tensiones mundiales que ven en nuestro país, un territorio en pugna.