A pocas horas de haberse iniciado el 2025, YPF aplicó un nuevo aumento promedio del 1,75% en los combustibles, elevando el precio de la nafta súper a $1.128 por litro y el del gasoil a $1.143 por litro. Este ajuste, aunque menor en comparación con otros incrementos anteriores, se atribuye a la devaluación del peso y a la actualización de los impuestos específicos.
Cabe destacar que durante 2024, los combustibles acumularon un aumento del 100%, cifra que, a pesar de su magnitud, se ubicó por debajo de la inflación anual del 112%, según datos oficiales del INDEC.
Sin embargo, esos incrementos tomán otro significado cuando se consideran los valores registrados desde noviembre de 2023. A partir de esa fecha, los precios del combustible mostraron subas significativas. La nafta súper aumentó +262%, la nafta premium registró montos superiores al 252% y el gasoil se elevó +248%.
El descongelamiento de los impuestos a los combustibles, que habían permanecido sin cambios desde 2020, y el impacto de la devaluación son los factores clave que explican esta tendencia. Aunque, al parecer, existen otras razones que se ajustan al fenómeno.
¿Políticas económicas ineficaces?
Estos incrementos constantes en los precios de los combustibles reflejan una gestión económica que no logra estabilizar variables clave para el bienestar de la población. La devaluación del peso y la actualización de impuestos específicos, mencionadas como causas de los aumentos, son consecuencias directas de decisiones gubernamentales que parecen no considerar el impacto en el bolsillo de los ciudadanos.
Analistas del sector anticipan que, tras este nuevo ajuste, los precios podrían mantener cierta estabilidad e incluso experimentar leves bajas en el corto plazo, dependiendo del comportamiento del tipo de cambio y de los valores internacionales del petróleo.
Sin embargo, la falta de una política económica sólida y coherente por parte del gobierno de Javier Milei genera mayores incertidumbres sobre la sostenibilidad de estas proyecciones. Además, estos valores se ajustan más a las medidas implementadas por el ejecutivo en diversas areas vitales de la población, donde los golpes económicos priman por sobre el bolsillo.