Hace 20 años, en el barrio de Once, 194 personas perdieron la vida causadas por el cruce entre la codicia y la corrupción estatal-empresarial que culminó en la Masacre de Cromañón. En ese mismo punto que ahora es un santuario ubicado Balvanera, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el lunes, familiares, sobrevivientes, amigues y vecines se reunieron, como todos los años, a homenajear y recordar a les 194 fallecides y a todes a quienes se llevó esta mascare.
“Ni las bengalas, ni el rock and roll, a nuestros pibes los mató la corrupción”, se escuchó durante los distintos homenajes que se llevaron a cabo por estos 20 años. Durante el lunes, la gente se movilizó por tres puntos a lo largo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Plaza de Mayo, Avenida Diagonal Norte entre Carlos Pellegrini y Esmeralda y en el Santuario, donde se ubicaba el boliche Cromañón, a metros de la Estación Once. Esa noche no solo se homenajeó a las víctimas de la masacre, sino también se inauguró una placa en honor a Nora Cortiñas, quien acompañó la causa en todo momento.
Durante 20 años les familiares no dejaron de luchar y aún deben continuar peleando. Recientemente consiguieron aprobar la Ley de Reparación Integral que le otorga respaldo a las víctimas sobrevivientes. En 2023 se aprobó con unanimidad la Ley de Expropiación de Cromañón para que sea un Espacio para la Memoria, debate en el que el actual presidente Javier Milei se ausentó. Casualmente, se sigue esperando que la expropiación se concrete.
“A 20 años de la Masacre de Cromañón, seguimos de pie. Continuaremos exigiendo memoria, verdad y justicia. Daremos las discusiones que sean necesarias, abriremos todas las puertas que el Estado se niegue a abrir o quiera cerrar con cualquiera de las formas en que sus candados se presenten. Los derechos no se negocian. La memoria tampoco”, con esas palabras cerró el comunicado del Movimiento Cromañón leído en Plaza de Mayo.
Diversas luchas convergieron en una
A las 19 horas, la gente se empezó a acercar a Plaza de Mayo para la lectura del documento y para iniciar la marcha anual hacia el Santuario. La emoción y la memoria marcaron la tarde/noche como suele ser en estas fechas. En la Plaza, como homenaje a Nora Cortiñas, se cantó “La Cigarra” y, además, se colocó una zapatilla en el árbol de las Madres de Plaza de Mayo.
A unas cuadras, por Diagonal Norte, unas horas antes, había empezado el acto realizado por No Nos Cuenten Cromañón que contó con la presencia de varias bandas entre la que estuvo Don Osvaldo, integrada por varios de los músicos de Callejeros, como Patricio “Pato” Fontanet y Christian Torrejón. Con la marcha en movimiento, ambos públicos se terminaron uniendo para llegar unos minutos antes de las 21 horas a donde se realizaba el acto principal.
A su vez, les manifestantes se encontraron con el apoyo de familiares de víctimas de otras causas en la que el Estado fue responsable. Como por ejemplo, Marta Montero, madre de Lucía Pérez (víctima de femicidio en Mar del Plata), que, junto a las Familias de Víctimas de Femicidio, habían marchado unas horas antes hacia el Congreso de la Nación para visibilizar los 312 femicidios ocurridos en lo que va del 2024.
Otra de las participantes fue Angélica Urquiza, madre de Jonathan “Kiki” Lezcano (junto a Ezequiel Blanco fue asesinado por el agente de la Policía Federal, Daniel Santiago Veyga hace 15 años). En la transmisión conjunta del acto realizada el lunes por La Retaguardia, La Colectiva y FM La Tribu, contaron que ella les dijo que estaba ahí porque “necesitaba marchar, no solo para apoyar”.
El recuerdo de quienes no están
Lucro, dinero, negociados, pero también unidad, unión, comunidad y lucha fueron algunas de las palabras que dieron vuelta los diversos discursos de sobrevivientes y familiares, e incluso de les musiques que participaron de los homenajes. “Pato” Fontanet antes de tocar “Prohibido”, uno de los temas más conocidos de Callejeros expresó: “Tengamos cuidado, no les demos más de comer a los que lucran con esto. Porque, lejos de tener memoria y acordarse, han negociado con la sangre”.
Mientras llegaban les familiares y amigues provenientes de la Plaza, Rolando Goldman, quien inició el acto en Once junto a la Orquesta Argentina de Charangos comparó lo vivido en ese momento con la situación actual: “Lo único que movía a quienes cometieron esta atrocidad era el dinero. Veinte años después estamos en un contexto social donde tenemos un gobierno al cual lo único que les interesa es el dinero. Las políticas que llevan adelante es la misma que quienes fueron responsables de lo que sucedió en Cromañón”.
Nilda Gómez, madre de Mariano Sánchez, una de las víctimas de la masacre dio el primer discurso de la noche. Ella recordó que lo sucedido no solo se llevó a les 194 fallecides de esa fatídica noche, sino también a “más de 60 madres y padres que ya no están” y sobrevivientes que según tienen contabilizado son “una veintena, pero puede haber más”. Además, dejó “muchas familias desarmadas y hermanos con muchos problemas”.
Luego procedió a leer una carta escrita por su hija, Carolina Benítez, dedicada a su hermano Mariano. “Veinte años pasaron y todavía odio nombrar tu nombre en pasado. Hace dos décadas te arrancaron de nosotros y de una vida que recién empezabas a construir”, comenzaba la emotiva carta.
“Aprendí a sostenerme en la búsqueda de verdad, de justicia, en la memoria que nos une como hermanos y en el compromiso de que algo así no vuelva a pasar. Sigo sintiendo que estás conmigo al lado de tantas familias alzando las voces que intentaron silenciar”, continuó el mensaje. Para el final de la carta detalló que “la noche no fue un accidente, no fue una tragedia, fue una masacre y con cada año que pasa renovamos el compromiso de que el país entero lo entienda”.
Entre los diversos discursos hubo momentos musicales que emocionaron a la gente que se encontraba en el santuario. Por el escenario pasaron el grupo Ecopla, el Frente de Artistas del Borda y, para cerrar la noche, la Ferni, con dos canciones que llevaron a las lágrimas a varies de les presentes por la fuerza de su interpretación.
Eduardo, sobreviviente e integrante de la organización 30 de diciembre fue quien señaló lo que llevó a la masacre ese fatídico día: “Sobreventa de entradas, matafuegos sin funcionar, salidas cerradas, la media sombra puesta para que no pase el sonido al hotel contiguo, el aislante y el humo tóxico”. “El lucro por sobre todas las cosas, sobre todo la vida”, fue la definición que dejó Eduardo sobre por qué sucedió lo que pasó en Cromañón.
Al final del acto llegó el momento más emotivo de la noche. Familiares y amigues leyeron los nombres de las 194 víctimas entre lágrimas en los ojos y manos temblorosas mientras sus caras pasaban en la pantalla que estaba en el escenario. Para cerrar el homenaje, 194 globos volaron en la noche capitalina en representación a quienes no salieron del boliche ese 30 de diciembre de 2004.