Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, llegan a las últimas horas del año con matices de mirada, que los días de verano confirmarán sobre la profundidad de la discrepancia. La lógica de “pisar” artificialmente el tipo de cambio, para contener la inflación, está en zona de turbulencia.
Es que la realidad siempre termina por imponerse a los relatos y esa lejana promesa de dolarización con que el economista y entonces diputado Milei transitó la campaña electoral que lo llevó a la presidencia, quedó hace rato en el olvido.
En estos últimos días de 2024, aparecen signos de alarma con dos grandes ejemplos. Por un lado, la automotriz Toyota, que al calor de la caída del Impuesto País desarmó sus especulaciones en el “carry trade” en pesos para anticipar el pago de importaciones. Por eso, el jueves el Banco Central salió a vender 600 millones de dólares.
Con esa maniobra, que nadie atribuye directamente a la operatoria de la automotriz japonesa pero tampoco se desmiente, se evidencia la fragilidad de las reservas reales por un lado y por el otro, se tensan negativamente las célebres “expectativas” de mercado.
Decir que se le acabo la confianza al Gobierno es exagerado, pero las dudas sobre la sustentabilidad del plan oficial crecen en diversos sectores.
Es también el caso de la agropecuaria Los Grobo, la empresa cuya cara visible es Gustavo Grobocopatel. Entre la caída del precio internacional de la soja, que pasó de estar por encima de los 600 dólares la tonelada a comienzos de 2023, a perforar los 300 dólares esta semana.
Este grupo, uno de los gigantes del sector, no llegó a hacer frente a un vencimiento de unos “modestos” 100 mil dólares, según se conoció a partir de la difusión de un documento de la Comisión Nacional de Valores. Eso se suma al desplome de Agrofina, también parte del grupo, al igual que Los Surcos, que pasó por esa situación hace unos días, con un default y el embargo por más de u$s7,5 millones decretado por la Justicia, resolvió iniciar “un procedimiento preventivo de crisis con el que busca reducir su plantel laboral”.
Vencimientos postergados
El documento enviado por la empresa Los Grobo a la Comisión Nacional de Valores.
Apuesta a frenar la salida de dólares
Las tensiones internas en el Gobierno se expresan por el tipo de cambio: Milei busca devaluar y Toto Caputo insiste en mantener la paridad de las monedas, que lleva algunos meses y que se reflejó en el achicamiento de la brecha entre las diferentes cotizaciones. El escenario perfecto para el juego de la especulación financiera: entran dólares, juegan a la bicicleta y se van otra vez. Como ya pasó en 2018, en la primera versión de Caputo, entonces presentado como el “Messi de las finanzas”.
Mientras Milei plantea realizar una corrección cambiaria mínima en enero, Caputo advierte que «no se puede tocar nada» durante los próximos tres meses para evitar desestabilizar la economía.
El contexto es delicado: el Banco Central (BCRA), enfrenta una pérdida mensual de 600 millones de dólares por importaciones y 2.000 millones adicionales debido al turismo emisor. Además, la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), suma presión, ya que el organismo exige una devaluación como parte de un eventual acuerdo.
Un artículo publicado por el Financial Times y compartido en redes sociales por Héctor Torres, exfuncionario del FMI, advierte que “Argentina es vulnerable a una devaluación repentina”. Este diagnóstico acrecienta los temores sobre la estabilidad cambiaria, alimentados por la reciente intervención del Gobierno en el mercado de divisas.
El rol del dólar blend y el impacto de las salidas de divisas
El dólar blend, una estrategia que combina tipos de cambio para alentar la liquidación de divisas por parte del sector agroexportador, ha sido defendido por Caputo como un elemento clave para sostener los dólares financieros en un momento crítico. Según fuentes oficiales, alterar esta herramienta podría frenar la inyección de divisas provenientes del campo, que actualmente compensan en parte la elevada demanda en el mercado.
El escenario se complica aún más por el creciente uso de reservas para estabilizar las cotizaciones de los dólares financieros, que en las últimas semanas mostraron una tendencia al alza. A esto se suma la demanda estacional de dólares para turismo, que podría significar desembolsos mensuales de 2.000 millones de dólares, un golpe severo para las cuentas públicas.
En este contexto, la tensión entre las posiciones de Milei y Caputo no solo refleja un desacuerdo técnico, sino también la dificultad del Gobierno para equilibrar las demandas del FMI, la presión inflacionaria y la necesidad de evitar una crisis cambiaria de mayores proporciones.