“Los niños de Gaza pasan frío, están enfermos y traumatizados”, afirmó Rosalia Bollen, del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), en una entrevista exclusiva con news.un este viernes. Hablando desde Amán, Jordania, Bollen describió las terribles condiciones que sufren millones de niños atrapados en Gaza, donde la ayuda humanitaria es insuficiente y las restricciones de acceso empeoran día a día.
Según datos de UNICEF, en noviembre solo ingresaron a Gaza 65 camiones diarios con ayuda, una cifra drásticamente menor a los 500 camiones que entraban antes de la guerra. La mayoría de las mujeres y niños sobreviven con alimentos racionados como harina, lentejas y pasta, una dieta que compromete gravemente su salud.
Una generación traumatizada
Bollen relató el caso de Saad, un niño de cinco años que perdió la vista en un bombardeo. “Me dijo: ‘mis ojos se fueron al cielo antes que yo’. Al escuchar un avión, se quedó paralizado y comenzó a gritar. Fue desgarrador verlo tan angustiado”, contó.
La funcionaria agregó que el invierno ha llegado a Gaza en un contexto crítico: los niños tienen frío, llevan ropa de verano y buscan entre escombros plásticos para quemar debido a la falta de gas. Las enfermedades proliferan en hospitales desabastecidos y bajo un apagón eléctrico casi total.
“Cada día sin acción roba otro día a los niños de Gaza”, enfatizó Bollen, pidiendo a la comunidad internacional usar su poder para exigir un alto el fuego y facilitar la entrada masiva de ayuda humanitaria.
Restricciones y violencia extrema
Louise Wateridge, de la Organización de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), también describió la desesperante situación desde Nuseirat, Gaza. Más del 69% de los edificios han sido destruidos o dañados, y los refugios existentes no protegen a las personas de los ataques.
Wateridge denunció cómo las restricciones de acceso impiden entregar ayuda en puntos críticos como Rafah, al que no han podido llegar desde mayo. También compartió historias desgarradoras, como la de una anciana en silla de ruedas cuyos familiares fueron asesinados mientras intentaban cruzar un punto de control.
“Más de dos millones de personas están atrapadas, sin acceso a sus necesidades básicas. La distribución segura de la ayuda humanitaria es responsabilidad de las autoridades israelíes”, afirmó.
Un llamado urgente
Ambas funcionarias coincidieron en que la magnitud de la crisis en Gaza es una mancha en la conciencia mundial. Con miles de niños muertos, traumatizados y privados de lo esencial para sobrevivir, el conflicto se ha convertido en una de las mayores catástrofes humanitarias contemporáneas.
“El mundo no puede seguir mirando hacia otro lado. Gaza necesita ayuda inmediata y un compromiso global para proteger a sus niños, quienes están pagando el precio más alto de esta guerra”, concluyó Bollen.