El martes 12 de diciembre, el teniente general Igor Kirillov, jefe de las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de Rusia, fue asesinado en Moscú tras la detonación de un artefacto explosivo colocado en un scooter eléctrico frente a su residencia. El atentado también causó la muerte de su asistente, Ilya Polikarpov, y ha sido calificado como un ataque terrorista por el gobierno ruso.
El Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) detuvo al presunto autor material del atentado, un ciudadano uzbeko de 29 años que confesó haber sido reclutado por los servicios de inteligencia ucranianos. Según el FSB, el atacante recibió la promesa de 100.000 dólares y un traslado a un país de la Unión Europea a cambio de perpetrar el atentado.
Acusaciones cruzadas y tensiones diplomáticas
Ucrania reconoció su implicancia en el ataque. Fuentes de inteligencia ucranianas calificaron a Kirillov como un «objetivo legítimo» debido a su rol en el presunto uso de armas químicas prohibidas durante el conflicto entre ambos países. Según el coronel ucraniano Artem Vlasiuk, hasta 4.800 ataques con sustancias químicas habrían sido ordenados por el general ruso, causando envenenamientos masivos entre las tropas ucranianas.
En respuesta, Dmitri Medvédev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, prometió un «castigo seguro» para Ucrania y calificó el atentado como una muestra de «desesperación» por parte del gobierno de Kiev. “Los intentos de intimidar a nuestra nación están condenados al fracaso”, declaró Medvédev, quien también aseguró que las represalias serían inevitables.
El rol de Kirillov en las acusaciones contra Occidente
Kirillov se había destacado por sus denuncias sobre la presunta existencia de biolaboratorios en Ucrania financiados por Estados Unidos. Según el Ministerio de Defensa ruso, estos laboratorios estarían involucrados en actividades relacionadas con armas biológicas. Estas afirmaciones fueron cuestionadas en Occidente, donde se acusó al general de ser un portavoz de la desinformación del Kremlin.
Larry Johnson, exoficial de la CIA, afirmó que el asesinato de Kirillov está vinculado a su trabajo de exponer los «intereses financieros y estratégicos» de Occidente en Ucrania. Según Johnson, el atentado fue una operación sofisticada en la que participaron tanto los servicios de inteligencia ucranianos como agencias occidentales.
Impacto en el Consejo de Seguridad de la ONU
Rusia anunció que llevará el tema del asesinato de Kirillov al Consejo de Seguridad de la ONU en su próxima reunión sobre Ucrania, programada para el 20 de diciembre. Dmitry Polyanskiy, enviado adjunto de Rusia ante la ONU, señaló que el atentado demuestra la «escalada de métodos terroristas» por parte del gobierno ucraniano.
Un atentado con implicancias internacionales
El asesinato del general Kirillov no solo ha intensificado las tensiones entre Rusia y Ucrania, sino que también ha puesto en evidencia la gravedad del conflicto geopolítico en Europa del Este. Las acusaciones de uso de armas químicas y biológicas, así como los señalamientos sobre la participación de agencias de inteligencia occidentales, podrían agravar aún más la situación y derivar en nuevas sanciones y represalias por parte de ambas partes.
La comunidad internacional observa con preocupación los acontecimientos, mientras el conflicto ruso-ucraniano continúa generando inestabilidad en la región y polarización en el ámbito diplomático global.