El debate sobre las raíces argentinas y la influencia extranjera es parte de nuestra historia. En el Día Internacional del Migrante, celebrado cada 18 de diciembre, especialistas de distintas áreas exploran qué define a los argentinos: nuestras virtudes, defectos y esa mezcla singular que nos distingue como fenómeno cultural. Mientras algunos intentan explicarlo desde la sociología o la historia, la genética ofrece respuestas que iluminan el debate.
Adrián Turjanski, investigador del CONICET y director científico de Gen360, lo explica claramente: “La genética y la antropología nos muestran que todos los humanos compartimos un origen común en África hace unos 200.000 años. En esencia, todos somos parte de la misma historia”. Sin embargo, en los últimos 50.000 a 100.000 años, las poblaciones comenzaron a diferenciarse a medida que migraron y se adaptaron a distintos entornos, lo que dio lugar a rasgos distintivos como el color de piel, ojos, altura y otros aspectos.
Argentina, históricamente definida como “crisol de razas”, encuentra en los test genéticos datos reveladores sobre nuestra identidad. “Según los estudios realizados, la genética argentina refleja un mosaico multicultural: un 40% de origen europeo, un 25% asiático, un 20% americano y un 10% africano. Esto confirma que, lejos de la idea de una identidad homogénea, somos el resultado de una compleja mezcla de migraciones y adaptaciones”, destaca el especialista.
Pero, ¿qué nos dice la genética en el contexto de los debates actuales sobre los extranjeros?
- África en el ADN argentino
Aunque a menudo es invisibilizado, el aporte africano es una parte fundamental de nuestra historia. Alrededor del 10% de los argentinos tiene algún grado de ancestría africana, aunque, en promedio, representa menos del 5% de su ADN. Esto ocurre porque las personas de origen africano que llegaron como esclavos durante la colonia se integraron con otros grupos inmigrantes, diluyendo su huella genética.
- El inesperado vínculo con Bangladesh
Un dato sorprendente es que el 8% de los argentinos estudiados presenta rastros de ADN provenientes de Bangladesh. Esta información, aunque minoritaria (en promedio, no supera el 2% por persona), revela cómo las migraciones humanas conectaron puntos aparentemente distantes del planeta, lo que muestra que la idea de “lo extranjero” es más relativa de lo que creemos.
- La comunidad judía ashkenazí
La genética también revela una contribución significativa, aunque minoritaria, de la población judía ashkenazí. Solo el 1% de los argentinos tiene origen judío del este de Europa, pero cuando aparece, representa más del 50% del ADN individual, reflejando vínculos familiares recientes y directos.
- Las lecciones del fútbol: el caso de Vinicius Júnior
El fútbol, símbolo de diversidad en sí mismo, ofrece ejemplos fascinantes. Recientemente, el ADN de Vinícius Júnior, estrella brasileña del Real Madrid, mostró ascendencia del grupo étnico Tikar, originario de África ecuatorial, específicamente de Camerún. Además, los datos revelaron una sorpresa al establecer un parentesco genético con Condoleezza Rice, ex secretaria de Estado de EE.UU. Esto demuestra lo inesperado de nuestras raíces, conectando personas y lugares de formas imprevisibles.
En el contexto argentino, donde las discusiones sobre los “extranjeros” a menudo se polarizan, estos hallazgos genéticos son un recordatorio poderoso: todos llevamos en nuestro ADN la historia de la humanidad, marcada por encuentros, migraciones y mezclas. Argentina es mucho más que un punto fijo en el mapa: es una construcción viva de diversidad. Lo que algunos ven como “extranjerización” es, en realidad, una reafirmación de nuestra esencia: un país donde la mezcla no es solo un dato histórico, sino una identidad que nos define.
Así, la genética es una herramienta fundamental que no sólo puede explicar nuestra diversidad, sino que también permite un trazado que resalta cómo se fue moldeando la argentinidad en una mezcla que conforma un mosaico único de historias compartidas.
Asesoró: Adrián Turjanski, investigador del CONICET y director científico de Gen360.