En el corazón del barrio de San Telmo, donde cada esquina respira historia y pasión, para este fin de año ha emergido un espectáculo que sacude los cimientos del arte escénico argentino.
«Porteño Carajo«, la última propuesta de la Compañía Codanz, no es simplemente un espectáculo, es una declaración de principios artísticos que fusiona tradición y vanguardia con una audacia que solo Buenos Aires puede parir.
Una propuesta colmada de talento fuera y dentro del escenario. Las funciones son los viernes y sábado de este diciembre a las 21:30 hs, en Teatro Moliere Café Concert (Balcarce 682, CABA).
Dirigida por el prodigioso artista Juan Cruz Argento, este mágico espectáculo se presenta como un vibrante homenaje a la cultura porteña. Pero mucho más allá de un tributo nostálgico, el resultado final es una propuesta increíble que sintetiza la esencia contemporánea sobre la libertad de expresión y la evolución de las artes escénicas.
Su increíble puesta destila creatividad, y bebe directamente de las fuentes más puras del tango y el burlesque, pero las reinterpreta con una mirada absolutamente disruptiva. La trama, si es que se puede denominar así a esta experiencia inmersiva, trasciende la narrativa tradicional.
El espectáculo funciona como un caleidoscopio de emociones y sensaciones, donde cada escena es un fragmento de la noche porteña. Es como si el Moulin Rouge de Buenos Aires hubiera decidido despojarse de toda convención y mostrar su alma más cruda y auténtica. Los espectadores no son meros observadores, sino parte integral de una experiencia que los envuelve y los desafía constantemente.
Modernidad y talento neto en escena
La puesta en escena tecnológica en 4D rompe cualquier barrera entre el escenario y el público. Las mesas distribuidas en el espacio, la iluminación dinámica y las coreografías que se desplazan más allá de los límites tradicionales generan una sensación de inmersión total. No es teatro para ser contemplado, es teatro para ser experimentado.
La dirección de Juan Cruz Argento muestra una maestría técnica y conceptual impresionante. Su recorrido formativo, que incluye estudios en el Teatro Colón, la Fundación Julio Bocca y diversas academias internacionales, se refleja en cada detalle de la producción.
La decisión de mezclar tango clásico con elementos de burlesque contemporáneo no es casual: es una declaración política sobre la evolución de las expresiones artísticas. El elenco, compuesto por 20 artistas de diversas trayectorias, respira una energía colectiva extraordinaria.
Nombres como Agustín Ñañez, Eliana Manzo, Micaela Torres y Ksenia Greben llevan la propuesta a otro nivel, desafiando los límites entre la danza, la actuación y la provocación sensorial. Cada intérprete parece condensar en su performance una parte del ADN de Buenos Aires: pasión, rebeldía y una sensualidad desenfadada.
La dirección coreográfica de Sebastian Moncusi y Daiana Colangelo logra un equilibrio magistral entre la técnica del tango tradicional y las estéticas más contemporáneas del burlesque. Las coreografías no son simples secuencias de movimiento, son narrativas corporales que hablan de libertad, diversidad y transformación social.
«Porteño Carajo», en resumen
«Porteño Carajo» más que un espectáculo, es un manifiesto artístico. Representa un punto de inflexión donde el tango deja de ser una postal turística para convertirse en un lenguaje vivo, cambiante y profundamente político. La obra confronta al espectador, lo saca de su zona de confort y lo invita a repensar no solo las artes escénicas, sino también las nociones de identidad y expresión.
Con solo cinco funciones en Buenos Aires antes de su gira internacional por España y Francia, esta propuesta musical se configura como una experiencia única. No es para todos los públicos, y ese es precisamente su mayor valor, es un espectáculo que elige la provocación como herramienta de transformación.
Para quienes buscan algo más que un show tradicional, para los amantes del tango que no temen a la ruptura, para aquellos que entienden el arte como un territorio de revolución constante, «Porteño Carajo» no es una opción, es una obligación.