El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, encendió alarmas nacionales e internacionales al declarar la ley marcial el martes por la noche, justificando la medida como necesaria para proteger la democracia frente a las “fuerzas antiestatales”. Sin embargo, pocas horas después, el Parlamento, dominado por la oposición, votó en contra del decreto, obligando a Yoon a dar marcha atrás.
En un discurso televisado, Yoon anunció la revocación de la medida y afirmó: «Aceptaremos la petición de la Asamblea Nacional y levantaremos la ley marcial en una reunión del gabinete». Este episodio marca la primera vez en 40 años que Corea del Sur recurre a esta figura constitucional.
Tensión interna y turbulencia política
El intento fallido de imponer la ley marcial dejó en evidencia las profundas divisiones políticas en Corea del Sur. Según Michael Madden, investigador del Centro Stimson y experto en liderazgo norcoreano, la medida podría interpretarse como un «ataque preventivo» en términos de la posición interna de Yoon.
Madden advirtió sobre las posibles consecuencias de esta crisis:
- Escenario optimista: Yoon podría terminar su mandato como un presidente debilitado, mientras el liderazgo político gestiona un gobierno interino hasta las elecciones presidenciales de 2027.
- Escenario probable: Las tensiones internas podrían prolongarse, intensificando la inestabilidad política del país.
«Irónicamente, a veces hablamos de reducir las tensiones entre las dos Coreas, pero aquí se trata de reducir las tensiones entre los surcoreanos», añadió Madden, señalando la gravedad del conflicto interno.
Críticas nacionales e internacionales
La ley marcial, que implicó el cierre del Parlamento y la prohibición de actividades políticas, provocó reacciones inmediatas. En el plano nacional, el líder opositor Lee Jae-myung convocó protestas frente a la Asamblea Nacional, que rápidamente reunió a cientos de manifestantes.
En el ámbito internacional, el subsecretario de Estado de Estados Unidos, Kurt Campbell, expresó su preocupación, calificando la situación como un evento «de gran interés». Las tensiones también pusieron a prueba la relación de Corea del Sur con sus aliados occidentales, quienes observan de cerca la estabilidad democrática en la región.
Renuncias y responsabilidades
Tras la revocación de la medida, el ministro de Defensa, Kim Yong-hyun, presentó su renuncia y asumió la responsabilidad total por los efectos de la ley marcial. En un comunicado, pidió disculpas al pueblo surcoreano y aseguró que los militares actuaron siguiendo órdenes directas del Ministerio. La oposición ya ha promovido una moción de destitución en su contra.
Un presidente debilitado
El decreto de ley marcial fue percibido como un intento desesperado por parte de Yoon, cuyo gobierno enfrenta bajos niveles de popularidad y escándalos que involucran a su círculo cercano. Esta crisis no solo pone en duda su capacidad de liderazgo, sino que también podría debilitar su posición de cara a los próximos años.
Reflexión final
El fallido intento de Yoon Suk Yeol de implementar la ley marcial no solo subraya la fragilidad de su administración, sino que también evidencia las tensiones internas que dividen a Corea del Sur. A medida que el país se enfrenta a una creciente inestabilidad política, la pregunta clave es si su liderazgo podrá superar esta crisis o si las divisiones se profundizarán en los próximos años.
En una nación que ha logrado consolidarse como una de las democracias más dinámicas de Asia, este episodio marca un desafío importante para su estabilidad política y su rol en la región. La gestión de esta crisis será crucial para definir el futuro político de Corea del Sur.