El Circuito Internacional de Losail, a poco más de 300 metros del histórico estadio en donde Argentina se consagrase campeón del Mundial de Catar 2022, fue testigo privilegiado de la confirmación (por no decir ratificación), de Max Verstappen como el rey absoluto de la Fórmula 1.
Su novena victoria en la temporada, la 63° en casi una década en la F1, no hace más que reafirmar su ilimitado talento de conducción, capaz de regalarnos jornadas como la de este domingo, en donde dominó de punta a punta las 57 vueltas de competencia. Con esos datos, es innegable reconocer su dominio y lo complejo que será hacerle frente en 2025.
La impecable conducción del neerlandés estuvo muy alejada de los pormenores de la carrera, que ofreció un episodio más de esta temporada plagada de accidentes y abandonos (cinco este fin de semana en Catar), en donde la batalla por el Campeonato de Constructores entre McLaren y Ferrari sumó otro capítulo aparte aún sin conclusión.
El segundo lugar de Charles Leclerc y la buena sumatoria de puntos por parte de Carlos Sainz Jr. (6°) permitieron a la escudería italiana acortar a 19 unidades la diferencia con el equipo británico, que contó con un Oscar Piastri en estado de gracia (3° y podio incluido) y un Lando Norris (10°) que dejó pasar la oportunidad de asegurar el título para McLaren tras partir como tercero en la parrilla.
En contraposición, Franco Colapinto empieza a padecer el peso que conlleva la fama y la exposición recurrente sin la preparación correspondiente ni la cabeza para poder manejarla, entendiendo que apenas tiene 21 años. Los flojos números en el Sprint del sábado (18° tras largar último) y la clasificación (19°) previos al domingo se reflejaron en la partida de la carrera final.
En la primera curva del circuito, el argentino tuvo que abandonar la competencia por un choque con el francés Esteban Ocon (que ironía), que volvió a afectar el rendimiento de su Williams, que aún padece las secuelas de los accidentes en el GP de Sao Paulo y la clasificación del GP de Las Vegas.
Los últimos resultados confirman, además, una caída en su valor de “mercado”, en donde el piloto pilarense aún no tiene butaca confirmada para la temporada 2025. Será cuestión de observar que le deparará el futuro inmediato, con el Gran Premio de Abu Dabi en el horizonte.
Quizás, la carrera en los Emiratos Árabes Unidos sea su última prueba para posicionarse en la élite del automovilismo mundial. Para alguién que cuenta con las condiciones y el talento para reclamar su lugar, no alcanza con el “hambre” y la “sed de gloria”: un paso en falso podría significarle dejar pasar una gran oportunidad cómo pocos pilotos argentinos han tenido en la F1.