Una Moralidad hipócrita
En las calles de Afganistán sólo pueden escucharse voces masculinas. Esto se debe a que el gobierno de facto talibán en el país prohibió a las mujeres afganas a hablar en público. Esta es solo una de las extremas medidas que el régimen impuso a través de la Ley para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio, que también se conoce como “Ley de la moralidad«.
Aparte de cercenar los derechos de las afganas, la medida también afecta a la cotidianeidad de otros colectivos. Criminaliza a las personas de la diversidad sexual y prohíbe las ceremonias religiosas de otros credos distintos al Islam.
Los talibanes retomaron el poder en 2021. Desde ese entonces, obligaron a las mujeres a cubrirse todo el rostro y el cuerpo cuando salen de sus hogares. Además, limitaron las actividades que pueden hacer fuera de sus casas, hasta el punto que casi ya no se les permite permanecer en la vía pública.
Mujeres afganas en peligro
A tres años de su llegada al poder, el régimen talibán amplió sus prohibiciones. El 21 de agosto de 2024, aprobó la Ley de Promoción de la Virtud y Prevención del Vicio, que detalla muchos actos que no están permitidos o que son obligatorios.
Uno de sus puntos más polémicos es el que ordena a las mujeres a no hablar ni cantar tan alto como para que las puedan oír personas ajenas a su familia. A su vez, les exige cubrirse totalmente el cuerpo y el rostro.
“La ley de Promoción de la Virtud y Prevención del Vicio recientemente adoptada por las autoridades de facto de Afganistán consolida políticas que borran por completo la presencia de las mujeres en público”, advirtió la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos.
También obliga a hombres y niños a taparse “del ombligo a las rodillas”. A su vez, prohíbe las relaciones entre personas del mismo género y restringe los derechos de las minorías religiosas, al cancelar las ceremonias no islámicas y la asociación con no creyentes.
Asimismo, otorga a los encargados de cumplir la ley la facultad de penar a quienes no cumplan esas reglas. Estos castigos pueden ir desde amonestaciones verbales hasta sanciones como multas o prisión.
Apartheid de género
Diez días después de su llegada al poder en 2021, los talibanes emitieron su primera directiva contra las mujeres. Les ordenaban a las habitantes de Kabul a permanecer en sus casas, con el argumento de que los soldados talibanes no habían recibido formación para respetarlas y, por lo tanto, no podían garantizar su seguridad en el exterior.
Así comenzó un proceso de rápida regresión de los derechos de las mujeres en Afganistán, a través de 80 decretos que cercenan sus libertades. “Esto demuestra la naturaleza sistemática, institucionalizada y punitiva del apartheid de género en el país”, apuntaron desde el Proyecto de Compromiso Cívico y el Centro del Sur de Asia de Atlantic Council.
“En algunos casos, estos decretos son punitivos, en particular en lugares donde las mujeres se resisten a los talibanes”, agregaron. Explicaron que algunos funcionarios extranjeros minimizan la gravedad del asunto en Afganistán presentándolo como un reflejo de normas culturales o religiosas. Sin embargo, el derecho internacional rechaza estas justificaciones.
Movimientos feministas musulmanes como Musawah profundizaron en esta cuestión. En sus redes sociales explicaron que el Islam se pronuncia en contra de la violencia y es amable con las mujeres en la familia.
Afirmaron que el Corán establece la equidad entre las personas y promueve un buen tratamiento entre ellas. Y agregaron que el casamiento en la religión se concibe desde el afecto y la compasión, sin dejar lugar para que une de sus miembres sufra daños físicos o psicológicos.
El Secretario General de la ONU, António Guterres, expresó en 2023: “en Afganistán, los ataques sistemáticos y sin precedentes a los derechos de las mujeres y las niñas y el incumplimiento de las obligaciones internacionales están creando un apartheid basado en el género”.