Reporteros Sin Fronteras (RSF) publicó el informe “El periodismo en la era del #MeToo”, a siete años de la primera investigación periodística sobre el caso Weinstein en Estados Unidos. Aunque el movimiento impulsó la creación de medios especializados, la inclusión de editores de género en redacciones tradicionales y la formación de redes de periodistas, para las mujeres sigue siendo peligroso abordar ciertos temas.
La investigación se basó en 113 entrevistas a periodistas de todo el mundo, entre ellas Mariana Iglesias, de Argentina. Aunque el 80% reconoció los avances, un 27% afirmó que «es peligroso para las periodistas trabajar sobre derechos de las mujeres, cuestiones de género y/o violencia de género y sexual».
«A pesar de todos estos avances, las periodistas especializadas en derechos de las mujeres y violencia de género siguen siendo el principal objetivo de ataques que van desde campañas de ciberacoso hasta asesinatos”, escribió Anne Bocandé, directora editorial de RSF.
El precio que pagan las mujeres por hablar
La era digital habilita la violencia desde el anonimato y por supuesto la ejercida desde el orden patriarcal y machista afectan, principalmente, a mujeres. En este sentido, un informe de Amnistía Internacional reveló que el 63,5% de las periodistas en este país han sufrido violencia en redes sociales.
Desde diciembre de 2023, la presidencia de Javier Milei generó un efecto de salto temporal. El lenguaje utilizado por él, por lo tanto legitimado, está cargado de violencia y expresiones sexuales utilizadas en su mayoría por varones; esto se reproduce y multiplica en las redes sociales.
En este sentido, desde Periodistas Argentinas elaboraron un informe publicado en septiembre sobre el ciberacoso, en el que señalaron que “se ha convertido en una práctica sistemática que afecta gravemente a las mujeres periodistas”.
El informe menciona la “tecnocensura” como la estrategia mediante la cual actores institucionales impulsan campañas de ataques en diversas plataformas —con especial intensidad en la red X—, coordinando intimidaciones y descalificaciones con el fin de silenciar a comunicadoras críticas.
Como resultado, la participación de las periodistas se ve relegada de la agenda, y los temas relacionados con mujeres, género y diversidades reciben menos visibilidad. En esta línea, el 44% de las consultadas conoce casos de periodistas que se autocensuran por temor a represalias, según RSF.
Pero Milei no solo ejerce violencia simbólica; sus políticas también generan que ser mujer o disidencia en Argentina vuelva a ser peligroso. Su gobierno no contempla partidas presupuestarias para el año 2025 destinadas a la prevención y asistencia ante la violencia de género, afectando programas como el Programa Acompañar y la Línea 144.
Tampoco habrá fondos para la Educación Sexual Integral, y se busca recortar al máximo el Plan de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (ENIA), así como la inversión en infraestructura social y de cuidado.
X como cueva para atacar
Frente a este contexto de desfinanciamiento de políticas de prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres, las comunicadoras que informan sobre este tema son atacadas. Esto representa una amenaza real para el ejercicio periodístico, la libertad de expresión y la democracia.
El informe de Mujeres Periodistas reveló que las víctimas de ciberacoso suelen compartir características en común:
● Informan, comentan y opinan sobre política y economía.
● Los ataques se originan por la información que producen y comparten, no por opiniones personales.
● El presidente Javier Milei suele iniciar o replicar los ataques desde su cuenta de X, lo que intensifica el acoso.
● Los ataques afectan la relación de las periodistas con funcionarios y fuentes oficiales.
● La intensidad de la violencia obliga a muchas a alejarse de las redes sociales o a usarlas solo para transmitir información, evitando la interacción.
Aunque el escenario es complejo, las mujeres continuarán con la labor de informar y acercar a la sociedad el derecho a la información. En este sentido, desde RSF, Amnistía Internacional y Mujeres Periodistas insisten en la necesidad de políticas gubernamentales y hacen un llamado a las autoridades policiales y judiciales, a las plataformas digitales y a las redacciones para garantizar que las y los periodistas que trabajan sobre derechos de las mujeres, cuestiones de género y/o violencias machistas y sexuales estén plenamente protegidos.