En el corazón del barrio de Almagro, una sala se transformó desde agosto en el escenario de una propuesta teatral que desafía las convenciones y sacude al espectador. «Juegos de Fábrica«, la obra de Nicolás Manasseri, regresó a las tablas porteñas en una versión renovada que abandona su anterior formato musical para adentrarse en las profundidades del texto puro.
La obra juega en los recovecos oscuros de la infancia, para desafiar el lado romántico e inocente de los primeros años de vida. Las funciones son los martes a las 20:30, en el Ítaca Complejo Teatral (Humahuaca 4027, CABA).
Ambientada en los albores del siglo XX, en una Argentina convulsa por cambios políticos y sociales, esta pieza utiliza como telón de fondo una fábrica abandonada. Este espacio se convierte en el reino de un grupo de niños cuyas interacciones revelan un microcosmos de deseos, conflictos y perversiones que reflejan, de manera inquietante, el mundo adulto que los rodea.
Su trama es un buen equilibrio de momentos de humor negro y situaciones que bordean lo absurdo, que contrastan con la crudeza de los temas que aborda. Lo que mantiene al espectador en un estado de constante alerta, nunca seguro de si debe reír o estremecerse.
En tiempos donde los discursos de odio y la intolerancia parecen ganar terreno en nuestra sociedad, este espectáculo se presenta como un espejo incómodo pero necesario. Nos recuerda que la violencia y la discriminación no son innatas, sino aprendidas, y que incluso los juegos aparentemente inocentes pueden ser vehículos para perpetuar ciclos de abuso y opresión.
Buena dirección y jugadas representaciones
La dirección de Manasseri, en colaboración con Fernanda Provenzano, demuestra una visión audaz y provocadora. La puesta en escena es minimalista pero efectiva. La escenografía, cuidada hasta el último detalle, transforma el espacio teatral en esa fábrica abandonada que sirve como campo de juegos para los protagonistas.
El uso del espacio es magistral, creando diferentes niveles de intimidad y confrontación que mantienen al público en constante tensión. El elenco, conformado por Brian Sichel, Pepo Maurizi, Fernanda Provenzano, Victoria Casserly, Martina Zapico y Pilar Dantín, ofrece un trabajo actoral muy bueno.
Cada uno de ellos, logra capturar la esencia de la infancia sin caer en estereotipos, para mostrar la complejidad y, a veces, la crueldad inherente a esta etapa de la vida. Las actrices que interpretan roles masculinos merecen una mención especial por la versatilidad y convicción con la que abordan sus personajes.
Sin duda, la obra brilla por su simplicidad. Sin los adornos de la música o efectos especiales, su trama se apoya enteramente en la fuerza de su texto y en el poder de las actuaciones. La iluminación, sutil pero efectiva, crea atmósferas que van desde lo lúdico hasta lo siniestro, acompañando perfectamente la evolución de la trama.
Esta pieza es, sin duda, una propuesta que incomoda y provoca. Manasseri obliga al espectador a cuestionarse sus propias percepciones sobre la infancia, ya que presenta un mundo donde los juegos infantiles se convierten en un reflejo distorsionado de las dinámicas sociales adultas.
La obra se convierte así en un comentario mordaz sobre cómo la sociedad moldea a los individuos desde sus primeros años, sembrando las semillas de los conflictos y prejuicios que definirán su vida adulta.
“Juegos de Fábrica”, en resumen
«Juegos de Fábrica» no ofrece respuestas fáciles, pero sí plantea preguntas urgentes. Es una obra que se queda con el espectador mucho después de que las luces se apagan, invitándonos a reexaminar nuestras propias historias y las estructuras sociales que damos por sentadas.
Esta producción de la Compañía de Artes Escénicas PHEPANDÚ es una de las propuestas más valientes y necesarias de la cartelera porteña actual. Como siempre el teatro alternativo sorprende.
Con su mezcla de crudeza, humor negro y actuaciones sobresalientes, es de esas obras que no solo entretiene, sino que desafía y educa. Es, sin duda, una experiencia teatral que ningún amante del teatro debería perderse.