A lo largo de las variadas décadas y diversas épocas el fútbol argentino entregó infinidades de figuras que destacaron en diferentes clubes como futbolistas o entrenadores. Sin embargo, hubo un apellido por excelencia que vaya donde vaya y en el rol que sea, dejaba una huella significativa para siempre. En ese sentido, se cumple un lustro de la presentación de Diego Maradona como DT de Gimnasia de La Plata, último club en la vida del jugador del pueblo.
Un 8 de septiembre de 2019 se concretó la contratación de Pelusa como nueva cabeza de grupo para el plantel platense. Pocos imaginaron volver a ver a Maradona dirigir en el ámbito local pero el Lobo lo logró. Asimismo, nadie esperó todo lo que sucedió tiempo después del arribo del Diez con la pandemia, la suspensión del fútbol y su muerte tras un grave deterioro de salud. La estadía del astro argentino fue corta pero inolvidable e histórica para el cuadro tripero.
Solo uno lo tuvo
Luego de un más que aceptable paso por el fútbol mexicano, varias instituciones argentinas coquetearon con la posibilidad de solicitar los servicios técnicos de Maradona. Ante la sorpresa de toda la Argentina, Gimnasia se pudo dar ese lujo y armó todo en el estadio Juan Carmelo Zerillo, un añejo recinto del país. El protagonista que llegaba al banco blanquiazul tenía su luz y peso propio dentro del fútbol, cualidades que movilizaron a media capital bonaerense.
Con la casa deportiva llena, más de 25.000 hinchas triperos dijeron presente en pleno corazón de El Bosque. La sensación en cada espectador era que toda la mala suerte se había ido o que cada mala campaña podía revertirse con Maradona de su lado. “Creí que se me iba a reventar el corazón”, comentó el DT aquella jornada de cara a los aficionados. El estadio estaba vestido de gala con banderas y afiches con su rostro en diferentes etapas de su carrera.
No solo hubo importantes acontecimientos deportivos en el club, sino que también se percibió un efecto a nivel institucional. Con el hecho consumido, Gimnasia sumó 3.000 nuevos socios a las pocas horas de la llegada de Maradona. Además, se incrementaron las ventas de las casacas y merchandising del club. Incluso, 700 periodistas acreditados de varios rincones del mundo presenciaron la emotiva presentación como un evento internacional.
Más allá de lo deportivo
La perspectiva deportiva pasó a un segundo plano con la presencia de Maradona pero a la larga no fue la mejor del ex jugador del Napoli de Italia. De hecho, Pelusa llegó al club platense junto a Sebastián Méndez en una especie de dupla técnica. Asimismo, el ex defensor tuvo la responsabilidad de cubrir las espaldas del Diez en los conflictos personales mediante un medido perfil bajo.
En tanto, Maradona cumplió su rol durante 21 encuentros con un saldo agridulce de 8 victorias, 9 derrotas y 4 igualdades. El objetivo primordial de Gimnasia con el flamante DT era salvarse del descenso, situación que se alcanzó de manera indirecta y por consecuencias externas. La pandemia del Covid-19 obligó a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) a ponerle un alto a la pelota. Una vez que retornó la actividad, se decidió anular los descensos y el Lobo se quedó en Primera.
Por su parte, lo que estuvo latente en todo momento fue el amor incondicional que tenía el fútbol argentino por Maradona. Más allá de los evidentes elogios que recibió cuando el equipo jugaba en casa, de visitante no fue muy distinto en la mayoría de los casos. En cuanto a su vivencia en la ciudad de La Plata, los hinchas acampaban alrededor del estadio para conseguir alguna entrada. Incluso, los propios futbolistas triperos demostraron un enorme compromiso.
Desde una fuerte arenga de “muchachos” o un “traben con la cabeza” por parte de Maradona, la unión en el plantel era indiscutible al punto de estar dispuestos a todo. Mientras que, a domicilio recibió innumerables homenajes llenos de cariño, respeto y agradecimiento en los diversos estadios. Solo hubo silbidos en la cancha de Rosario Central por la rivalidad con Newell’s, donde Maradona jugó algunos cotejos en 1993.
Incluso, una de las bellas postales de aquel paso por el Lobo fue cuando River Plate fue a La Plata y Marcelo Gallardo le estrechó un sentido abrazo. El Millonario era el equipo representativo del fútbol local y el respeto en ambos entrenadores fue notorio con la emoción vislumbrada en el rostro del Muñeco. A pesar de su huella en la Lepra que ocasionó algo de rechazo en Arroyito, toda la Argentina estuvo atenta a cada visita de Maradona con su Gimnasia.
Un inicio dispar
El apellido Maradona dentro del fútbol representa grandeza para toda la Argentina pero eso no fue suficiente para que su carrera como entrenador se asemeje a su versión como futbolista. Una constante marcada de Pelusa en los bancos de suplentes es que nunca pudo levantar un título pero si obtuvo revolucionarios reconocimientos en cada rincón del globo en el que dirigió. Todo el fervor que causó con la pelota también lo generó con las instrucciones técnicas.
Con tres países, siete experiencias y un solo seleccionador nacional en su haber, Maradona inició su travesía como DT en su país natal. Una suspensión de 15 meses le impidió jugar al fútbol entre 1994 y 1995 pero no ser técnico, función que encarnó en octubre del primer año. Dentro de una dupla técnica con Carlos Fren se hicieron cargo de Deportivo Mandiyú en Primera División. Su debut fue una caída por 2-1 ante Rosario Central, un indicio de lo que sería su estadía.
En su primer encuentro tuvo que estar en la platea al no tener la autorización para ir al banco de suplentes. En un total de 12 partidos dirigidos, sumó un triunfo, 6 empates y 5 derrotas; mientras que, luego de dos meses de trabajo dejó el cargo por diferencias dirigenciales. Asimismo, en enero de 1995 asumieron en Racing Club, club que no se coronaba desde 1966. Su paso por la Academia duró 4 meses y solo 11 duelos, con 2 éxitos, 6 paridades y 3 caídas.
El fútbol le dio otra oportunidad como futbolista y debieron pasar 13 años para que vuelva a ponerse el buzo de DT en el gran desafío de esa profesión. En 2008 asumió en la Selección Argentina para sustituir a Alfio Basile y logró una sufrida clasificación al Mundial 2010. En las Eliminatorias Sudamericanas sufrió la inolvidable derrota 1-6 ante Bolivia y un agónico triunfo ante Perú en un estadio Monumental bajo la lluvia y con gol de Martín Palermo.
En la cita mundialista no tuvo un sobresaliente desempeño y quedó eliminado en cuartos de final ante Alemania tras un aplastantes 4-0. Ese fue su último partido al frente de la Albiceleste y en total dirigió 42 compromisos con 18 éxitos y 6 derrotas. Su amor por la celeste y blanca no le permitió seguir en el cargo luego del humillante actuar frente a los germanos. No obstante, Maradona no se quedó ahí y prosiguió su carrera en tierras poco conocidas.
Sin grandes resultados
Tras representar a su país en el ámbito local y con el combinado nacional, Maradona tuvo sus próximos desafíos en el exótico fútbol de los Emiratos Árabes Unidos. En primer lugar, en 2011 llegó al Al-Wasl, luego de un año alejado de la profesión para digerir el golpe en la Copa del Mundo, donde rompió su propio récord. Durante su primera experiencia en el exterior acumuló la mayor cantidad de partidos dirigidos en el rol con 44, de los cuales ganó 20, igualó 6 y perdió 18.
Asimismo, en marzo de 2012 expresó su idea de convertirse en el Arsene Wenger del club asiático, en relación a las dos décadas que el DT francés estuvo en el Arsenal de Inglaterra. Sin embargo, a mediados de ese año fue destituido como consecuencias del mal andar deportivo. Su próximo destino fue el Fujairah del ascenso emiratíes entre 2017 y 2018. En total cosechó 30 cotejos con 15 éxitos, 12 empates y 3 caídas; números que no bastaron para que siga en el cargo.
En plena pelea por el objetivo de llegar a la elite del país asiático, Maradona llevó adelante diversas discrepancias con la dirigencia y cortó su vínculo contractual. Incluso, tiempo después el equipo logró subir de categoría por repechaje y Pelusa se adjudica ese éxito deportivo. El último trabajo del Diez antes de unirse a Gimnasia lo llevó a México, donde tomó las riendas de un equipo de Segunda División que tras 7 fechas no triunfó y se encontraba último.
En ese sentido, Maradona arribó a Dorados de Sinaloa en septiembre de 2018 y revolucionó todo el fútbol azteca. Cabe mencionar que esas tierras norteamericanas tienen una conexión especial con el ex jugador por todo lo vivido en el Mundial 1986. Pese a las altas expectativas, el DT tuvo dos subcampeonatos seguidos ante Atlético San Luis y no pudo concretar el ascenso. Ese par de duros golpes bastaron para que Pelusa diera un paso al costado tras algunas aceptables actuaciones.