Nana se ganó el corazón de los argentinos al versionar la icónica canción de Los Palmeras, “Bombón asesino”. Con un toque de dramatismo y picardía parisina, la cantante ofreció un show increíble, el cual fue destacado en Nota al Pie.
“Escuché el Bombón asesino en vivo en una fiesta donde tocaban Los Palmeras y quedé fascinada por lo que generaba en el público. Que una música sea bailada y convoque todos tipos de generaciones o clases sociales hace que una música se mantenga viva. Cuando escuché el Bombón, quise hacer mi propia versión”, confesó la cantante.
La artista francesa fue toda una revelación cuando interpretó un clásico de la cumbia tropical. Además, Nana ya tiene en mente su próxima versión: “Hace tiempo que vengo pensando en versionar Zamba para olvidar, pero todavía no le encontré la vuelta. Me encanta el ritmo de zamba y la letra es muy sencilla pero muy justa y poética”.
–¿Cómo impactó la cultura argentina en tu carrera artística?
La cultura argentina me ha permitido soltarme con la autocrítica castradora. En Buenos Aires pude conocer a enormes creadores, artistas de la música y del teatro que me inspiraron. El under es muy potente y permite experimentar. No es casualidad si Nana -mi personaje artístico- pudo “nacer” aquí. El humor absurdo, el hacer con alambres, la improvisación son parte importante de mis shows. Luego a un nivel más específico, incorporó desde hace mucho los ritmos como la cumbia, la chacarera o el chamamé, por más que sea siempre bastante afrancesado.
–¿Cómo fue el proceso de adaptación de esta canción icónica en francés?
Jugué con las mismas sonoridades de Bombón asesino para que sea reconocible, pero le cambié el sentido, haciendo una versión más feminista que describe a una mujer libre parisina y picara. Para mí era fundamental que contenga juegos de palabras que respondan a códigos de humor muy galos, en una ida y vuelta constante entre las dos culturas. Creo que a un argentino esta versión le causa gracia por el mero hecho de que esté en francés y a un francés le causa gracia por la ironía y el estilo “kitsch”.
–¿Cómo fue la experiencia de presentar tu homenaje a Piaf en Argentina?
La experiencia es siempre hermosa. Las canciones de Édith Piaf tienen una fuerza tal que convocan más allá del idioma. Ella era muy consciente de su repertorio, elegía las canciones por su poder emotivo. Acá tienen mucha resonancia, en una cultura donde el tango es tan presente, donde las historias de amor y de vida son pasionales, donde se valora la entrega, donde el presente se comparte, más allá de la tradición francófila de Argentina. Así que cada vez que tengo la suerte de interpretar sus canciones, siento el público vibrar a la par. y, acaso, no es esto el sueño de todo intérprete?
–Sos una artista multifacética, ¿Qué representa la actuación y la música en tu vida?
¡Son mi vida! Varias veces he intentado apartarlas de mi vida, trabajando de mil otras cosas, por influencia de mis padres o incidentes, como cuando, por exigirme demasiado, perdí la voz un tiempo largo. Pero nunca logré alejarme del todo, así que decidí dedicarme enteramente a eso. Las únicas familias que construí son artísticas. No sé bien dónde vivo, ahora, por ejemplo, entré a pleno en una nueva aventura, siguiéndola a Marina Otero a Madrid para participar de su última obra Kill Me, que estrenamos en junio y que vamos a girar por Europa a partir de septiembre.
-¿Qué te depara estos últimos meses?
La gira europea de “Kill Me”, seguir desarrollando el homenaje a Piaf en una versión más teatral y orquestal, grabar nuevas canciones, volver a cocrear con artistas de distintos géneros y ver qué dispara la vida.