lunes 16 de septiembre de 2024

Para el pueblo no hay plata y las consecuencias del plan de Milei que no se cuentan en público

La bruma mediática del caso Alberto-Fabiola, que explica lo burdo de la cadena casi oficial del tema, configura el evidente intento de tapar una realidad cada vez más agobiante para las mayorías populares.
Milei
El presidente Javier Milei, durante su exposición en el Consejo de las Américas. Crédito: Presidencia de la Nación.

¿Qué pasó con los especialistas en búsqueda de niños y de trata de personas? ¿Dónde está Loan a más de dos meses de su desaparición en la localidad correntina de 9 de Julio?

¿Dónde están los analistas en procesos electorales que explicaban el «fraude» de Nicolás Maduro en Venezuela?

Las preguntas se pueden multiplicar, para confirmar ese sentencia de «noticia tapa noticia», más propia del lenguaje técnico de los medios, que de un mecanismo informativo como base para una sociedad democrática.

El gobierno de Javier Milei lleva a cabo desde diciembre el ambicioso plan de transferir recursos de abajo hacia arriba, según lo marcan todos los indicadores y la propia experiencia cotidiana de millones de personas que vieron golpeada su calidad de vida. Si había problemas estructurales en la Argentina, con una injusta distribución del ingreso (ni hablar de la riqueza), las medidas tomadas desde la asunción libertaria no han hecho más que agravar la situación.

El verdadero Plan Milei

La cuarta administración M de la Argentina (Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei), adolece de algunos factores que tuvieron los que lo antecedieron en el intento de poner al país en el comienzo del Siglo 20.

Para llevar al 80% de la población a niveles de pobreza; bajar los salarios al punto de solo garantizar la mínima subsistencia; eliminar cualquier atisbo de derechos económicos, sociales y culturales; hacen falta condiciones que Milei se anima a mencionar pero que el tiempo dirá si puede concretar.

Los propios documentos del Fondo Monetario Internacional lo ponen en esos términos, toda vez que han puesto en duda la capacidad de sostener la gobernabilidad en la aplicación del Plan Milei. Desde la lógica del consenso, resta ver si las mayorías aceptan mansamente el sacrificio del ajuste, para lograr en 30 o 40 años ser Irlanda o algún país modelo que el Presidente menciona en alguno de los discursos que da.


“No obstante, persisten algunos desequilibrios macroeconómicos y obstáculos al crecimiento, y aún queda por delante un proceso con desafíos. Se deben seguir fortaleciendo las políticas para afianzar los avances logrados hasta ahora, al igual que seguir ampliando el apoyo político y social a las reformas y protegiendo a los más vulnerables.
El diagnóstico del FMI, en su último informe.


Con la perspectiva del control, callejero con el aparato represivo y virtual con el patrullaje digital (estimulado con los fondos reservados de la SIDE), Milei apresta el rol central que le otorga al Estado. Con la represión se logran dos objetivos: disciplinar con miedo las resistencias y defender los esquemas de negocios de las corporaciones.

Esas palabras de Milei, que emite ante auditorios amigables o en entrevistas sin preguntas con periodistas a los que no llama ensobrados, generan aplausos cada vez más tibios y hasta el propio Paolo Rocca, CEO del Grupo Techint, dijo hace algunos días que habían sido demasiado «optimistas» con el Gobierno.

Menos mal que Rocca puso gran parte de los funcionarios del Gobierno a defender sus intereses. Muy distinto es el panorama para las Pymes, generadoras del 70% del empleo, que ya vieron como 10 mil de ellas bajaron sus persianas en el primer semestre. Para el segundo se espera un resultado similar.

Una tragedia provocada en nombre del déficit cero, que es dibujado a fuerza de recortar recursos que garantizan derechos, de patear pagos y de sostener una contabilidad creativa que les permita mostar solvencia fiscal.

Despejada la hojarasca y el barro mediático están las verdaderas bases de este proyecto de país. Colonia proveedora de recursos naturales y extractivismo en clave de modenidad digital. Como dice el meme: «¿felices, pero a qué costo?»

Es por abajo

La respuesta que no se ve, pero madura a fuerza de broncas contenidas, tiene todavía carencias de formato y ribetes de desorganización.

Es que el proceso de resistencia transita en estas últimas semanas por una meseta, una «tensa calma» como graficó un importante dirigente sindical. De los picos de movilizaciones que hubo hasta el mes de mayo, que incluyeron represiones con la excusa de la aplicación del Protocolo Bulllrich, a este último tiempo, el Gobierno logró aprobar la Ley de Bases y mantener con vida el Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2023.

Con esos instrumentos, con un Congreso que poco ha pasado a la ofensiva en términos de creación de leyes que permitan paliar el embate oficial y con una oposición que no termina de asimilar derrotas electorales y políticas, hasta ahora Milei se permite seguir ladrando como perro furioso a la sociedad.

El mito de la caída de la inflación

En el Gobierno se anotan éxitos aparentes, como el de «bajar la inflación». Pero no solo es incorrecto sino que además contrasta con las posibilidades de consumo que se recortan cada día.

Vale la pena explicar porqué no es cierto que la inflación no baja, pese a que la comparación del 4 % de julio contra el 25% de diciembre, da la sensación de disminución. La verdad es que la inflación sigue subiendo, a un ritmo menor, que no es lo mismo que decir que baja.

Hay que hacer este ejercicio: si cada punto de inflación fuese un peldaño de escalera, en diciembre se subieron 25;5; en enero 20,6; en febrero 13,2; en marzo 11; en abril 8,8; en mayo 4,2; en junio 4,6 y en julio 4.

Si el piso fue diciembre, los datos marcan que lo único que se hizo fue subir.

¿De verdad alguien puede sostener seriamente que la inflación está bajando?

De todos modos, la inflación no es el único indicador a tener en cuenta para medir el nivel de la crisis. En el mejor de los casos, no está demostrado que tener una inflación en cero resuelva los problemas de la vida cotidiana, sobre todo si se lo contrasta con el escenario de pérdidas de puestos de trabajo.

¿De qué sirve que algo esté barato, si no puedo comprarlo?

Las perspectivas y un escenario abierto

Para las legislativas de 2025 falta, en términos simbólicos, un siglo y medio. No deben haber más que una docena de personas en el país pensando seriamente en ese tema. Ni siquiera está claro que el Gobierno vaya a poder modificar el escenario desde lo legal.

Por un lado, Milei ha planteado que quiere eliminar las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), que rigen desde 2011. También quieren modificar la Ley de Financiamiento de los Partidos Políticos. Hay una tradición que plantea que los cambios en las leyes electorales se deben hacer en los años en que no hay comicios, para lo cual habría tiempo hasta el 30 de noviembre y eventualmente en diciembre, si hubiera sesiones

Difícil que el chancho vuele, reza el dicho popular. «Pobre Jamoncito», había manifestado la vicepresidenta Victorial Villarruel en la única entrevista que otorgó desde que está en el cargo.

Además, el Congreso Nacional tiene en agenda cantidad de desafíos, con un entrecruzamiento de alianzas circunstanciales que han marcado algunas señales de alerta para La Libertad Avanza, que lo único que tiene casi garantizado en los recintos de Diputados y del Senado, es el acompañamiento del PRO.

El resto se divide en la oposición de Unión por la Patria y el Frente de Izquierda que, en general han actuado en buena sintonía, y los bloque de la Unión Cívica Radical y la alianza de Hacemos Coalición Federal, que al estilo del «centrâo» brasileño ha sabido cotizar sus votos de acuerdo a cada momento.

Entre los temas que el Congreso tiene en juego por estos días está la modificación de la fórmula jubilatoria, que permitiría recomponer los ingresos de acá en adelante. Ese proyecto, aprobado en Diputados pasó al Senado y el Gobierno , por supuesto, ya prepara el veto presidencial.

Algo similar ocurre con el financiamiento universitario, que también pasa al Senado.

Está trabado el análisis de la asignación de 100 mil millones de pesos otorgados a la relanzada Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), que como contó Nota al Pie, ya fue ejecutado en un 80%. Apenas pasaron 14 días del decreto y los fierros del espionaje sin control se vuelven tan oscuros como los días que se viven.

Sigue pendiente el tratamiento del DNU 70/2023 en la Cámara Baja, tras el rechazo del Senado. La demora le permite al Ejecutivo seguir con la gestión «desregulatoria» de Federico Sturzenegger, que toma como base ese decreto, elaborado por los estudios jurídicos de las empresas que se benefician con ese instrumento.

Ese solo dato alcanzaría para rechazarlo del todo, pero salvo excepciones judiciales, el tema fluye con total normalidad sin que sea un escándalo.

La normalización del horror normativo, con las consecuencias en la vida cotidiana.

¿Se imaginan una cadena nacional mediática con este tema?

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