Se dice que en el 279 a.C., tras vencer a los romanos en una batalla que tuvo como resultado la muerte de miles de sus hombres, el basileos de Epiro, el griego Pirro, sostuvo que «con otra victoria como esta, estaré perdido». Desde entonces, el término «victoria pírrica» se ha utilizado popularmente para describir a aquellos triunfos que han tenido un alto costo para el bando vencedor. Este podría ser el caso de la reciente e inesperada incursión de Ucrania en la provincia rusa de Kursk, una maniobra que podría traerle a Kiev más problemas que beneficios.
Una incursión irrelevante para el escenario general de la guerra
Más allá de la sorpresa generalizada por la incursión ucraniana en Kursk, que no sólo ha revelado importantes fallos en la inteligencia rusa sino que también representa el ataque más grande al gigante euroasiático desde la II Guerra Mundial, lo cierto es que la ofensiva no ha cambiado ni cambiará el balance general del conflicto. En otras palabras, aunque es una victoria en lo mediático, en el aspecto militar resulta irrelevante.
La razón es sencilla: la verdadera disputa no se encuentra en Kursk sino en el este ucraniano, tanto en Jarkov como en el Donbas, donde el país liderado por Vladimir Putin viene ejerciendo una incesante presión a través de un lento pero significativo avance. Y si bien la ofensiva ucraniana podría tener como objetivo reducir dicha presión en ese frente, según The Economist, la movilización de tropas rusas hacia Kursk hasta el momento no ha sido la esperada por Kiev.
Por estas horas, diversos analistas militares de Occidente han reconocido que la estrategia ucraniana en territorio ruso presenta una serie de interrogantes e importantes limitaciones. La principal es que, en caso de Ucrania pretenda prolongar la ofensiva, la operación requiere de un planificado sistema de abastecimiento como así también una eficiente rotación de tropas. ¿El obstáculo? Los cada día más escasos recursos que tienen que administrar las fuerzas ucranianas.
En ese sentido, debido a la imposibilidad de extender la logística, resulta poco probable que Kiev pueda penetrar en territorio ruso por mucho más kilómetros de lo avanzado hasta el momento. Retirada o un estancamiento que podría generar grietas en otras posiciones estratégicas parecen ser las opciones de Ucrania en el corto-mediano plazo. Un alto costo para el importante subidón de moral de su propia fuerza.
La paz cada vez más lejos
Una de las consecuencias directas que trajo consigo la incursión ucraniana en Kursk se relaciona con las posibles negociaciones de paz, algo que ambos países aspiran a entablar aunque, claro está, desde posiciones que parecen irreconciliables entre sí. En ese sentido, el martes, al cumplirse una semana de la ofensiva, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Ucrania advirtió que «cuanto antes acepte Rusia restablecer una paz justa (…), antes cesarán las incursiones de las fuerzas de defensa ucranianas en territorio ruso».
De esta manera, la advertencia de la entidad ucraniana confirmó la hipótesis del presidente ruso, Vladimir Putin, sobre las intenciones de Kiev al realizar la inesperada maniobra militar. El lunes pasado, en una reunión dedicada a abordar la situación en Kursk, el mandatario del gigante euroasiático sostuvo que «el enemigo, con el respaldo de sus amos occidentales (…) se esfuerza por mejorar su posición negociadora en el futuro».
Del mismo modo, Putin dio a entender que la reciente incursión ucraniana incidió en la posibilidad de que ambas partes puedan volver a iniciar un diálogo para encontrar la paz en el horizonte: «¿De qué tipo de negociaciones podemos hablar con personas que atacan indiscriminadamente a civiles, a infraestructuras civiles, o que intentan amenazar las instalaciones nucleares? ¿De qué podemos siquiera hablar con ellos?», preguntó el presidente ruso frente a altos mandos militares.
La posición del Kremlin fue confirmada este miércoles por el embajador especial para crímenes de Kiev del Ministerio de Relaciones de Exteriores ruso, Rodión Miróshnik, quien precisó que «por las acciones terroristas en la zona de Kursk, Ucrania ha puesto al menos una pausa a largo plazo en el tema de las conversaciones de paz». El diplomático, a su vez, afirmó que «esto se ha hecho de forma absolutamente consciente» e indicó que «negociar con un enemigo absolutamente inadecuado no es natural».