Juegos Olímpicos 2024: balance y análisis estadístico de la presentación argentina en París

El domingo 11 de agosto, con la participación de Florencia Bonelli (21°) y Daiana Ocampo (41°) en la competencia de maratón femenino, y luego de 19 jornadas en las que Estados Unidos y China se disputaron férreamente el liderazgo del medallero general hasta última hora con victoria para los estadounidenses por cantidad total de preseas, finalizaron los Juegos Olímpicos de París 2024.

La tercera cita olímpica en la capital francesa, siendo 1900 y 1924 las anteriores, estuvo plagada de polémicas desde los momentos previos a su inauguración con la invasión de campo de hinchas marroquíes en el compromiso ante Argentina en el estreno del fútbol Sub-23, que obligó a demorar casi dos horas la reanudación del encuentro.

Por si no alcanzara semejante falencia de la seguridad parisina, el compromiso se vio afectado con la modificación del resultado previo a su “parate”, afectando a la postre al seleccionado masculino liderado por Javier Mascherano. Aquel antecedente en lo que respecta al resultado se repitió en variadas oportunidades, donde se anularon entregas de medallas y se modificaron las posiciones finales en diversas competencias. 

Poniendo el foco en el acto inaugural, el abucheo a la delegación israelí recorrió el mundo, como así el homenaje de Argelia a sus compatriotas asesinados en el Río Sena por parte de la policía francesa en la llamada “Masacre de París”, hecho acontecido el 17 de octubre de 1961 y en donde fallecieron cerca de 1500 personas de origen argelino. 

Además, como un acto de color nefasto, el evento cerró con broche de plomo a partir de una parodia a La Última Cena, afamado cuadro de Leonardo Da Vinci, en donde varios actores en su afan de ofrecer una visión más inclusiva de los acontecimientos allí retratados, se “burlaron” de este hecho histórico de relevancia para la religión católica.

En conclusión, podríamos enumerar un sinfín de cuestiones extradeportivas de estos Juegos, como la denuncia de varios deportistas a las pésimas condiciones de higiene e integridad que sufrieron en París (contaminación en el Río Sena, comidas en mal estado, Villa Olímpica mal calefaccionada, camas incómodas, etc), y que dejaron mucha tela para cortar.

O centrarnos, en definitiva, sobre el desempeño general de nuestra delegación nacional, que pese a sufrir el rigor local con sus constantes abucheos (sobre todo en los primeros compromisos de Los Pumas 7s, Las Leonas o el fútbol olímpico) debido a los desafortunados entredichos difundidos post final de Copa América, no estuvo a la altura por variados factores que trataremos de ir desmenuzando.

Los números finales, un primer síntoma del flagelo olímpico

Argentina finalizó su participación en París 2024 con la obtención de tres medallas y seis diplomas olímpicos. Como punto favorable, recuperamos el valor de una medalla de oro de la mano de José “El Maligno” Torres en el Ciclismo BMX, hecho que no ocurrió en Tokio 2021 y que cortó una racha de cuatro Juegos Olímpicos consecutivos con al menos una presea dorada (Atenas 2004, Pekin 2008, Londres 2012 y Río 2016).

Otro punto a favor fue el resurgir de la vela con la medalla de plata de Eugenia Bosco y Mateo Majdalani en Nacra 17 Mixto, que nos permitió recuperar la esencia que supieron transmitir Carlos Espínola, Juan de la Fuente, Santiago Lange y compañía entre Atlanta 1996 y Río 2016 y que nos puso en el mapa olímpico nuevamente.

Por último, vale la pena destacar la valía del seleccionado femenino de hockey sobre césped, que luego de sacar adelante el mal trago de una semifinal adversa ante Países Bajos (a la postre, campeonas), superaron por penales a Bélgica y se subieron por sexta vez al podio olímpico, tal como viene ocurriendo desde Sidney 2000 y que apenas tuvo un paso en falso en Río. 

En los diplomas olímpicos se hallan, quizás, varios de los puntos adversos que analizaremos de la participación argentina. Entre los galardonados por este mérito (y en quienes más confianza se depositaba en la previa), se encuentran los seleccionados masculinos de rugby seven, comandado por Santiago Gómez Cora, y fútbol sub-23, dirigido por el resistido Mascherano.

Ambos llegaron, por procesos previos y por nombres propios, como máximos candidatos a subirse al podio. Sin embargo, no ofrecieron deportivamente hablando herramientas que les permitieran alcanzar sus objetivos. Los Pumas 7s, campeones del Circuito Seven 2023/24, chocaron con las lesiones y malos planteamientos desde el primer compromiso, quedando sin energías para aspirar a algo más.

En lo que respecta al conjunto de Mascherano, la participación de cuatro campeones del mundo en Qatar 2022 (Nicolás Otamendi, Julián Álvarez, Gerónimo Rulli y Thiago Almada), más la aparición de joyas como Ezequiel Fernández, Giuliano Simeone o Claudio Etcheverri, por citar solo algunos, le planteaban un solo objetivo: ganar la dorada por tercera vez. 

Pero, como ocurrió a lo largo de su proceso de dos años, el “Jefecito” no supo manejar abundancia y calidad y plasmó un desempeño pobre en el campo de juego, principalmente en la faceta defensiva. Con la basta sobra de nombres propios, equivocó los caminos y sus equipos chocaron contra rivales mejor preparados colectivamente, como la anfitriona Francia, que nos eliminó rápidamente en Cuartos.

Los otros diplomas olímpicos son dignos de reconocimiento, ya que la preparación previa con desfinanciación incluida por parte del Estado, nos auguraba resultados menos productivos. Uno de los más valorables fue el caso de Agustín Vernice, que finalizó cuarto en la Final A de K1 1000 metros de Kayak masculino y cerró su mejor participación olímpica al cabo de cuatro ediciones.

Los Leones que cayeron derrotados en Cuartos ante Alemania con un polémico festejo de su ex figura Gonzalo Peillat, mejoraron su desempeño colectivo respecto a Tokio 2020 a pesar de caer en la misma instancia y dieron un paso positivo con vistas al próximo evento olímpico.

Los últimos casos son Matías Dell Olio, quién llegó a la final de Skateboarding en la competencia de Street masculina; y Marcelo Gutiérrez, que disputó la final de tiro en 10 metros con rifle de aire. Ambos diplomas son dignos de aplaudir, ya que son disciplinas en las que Argentina no suele destacar y que en la previa, como muchos otros casos, no se llevaban los focos de atención.

Como primera observación, en lo que respecta al número de medallas y diplomas totales (9), comparándolo con las últimas diez citas olímpicas (1984-2024), el evento supera considerablemente a Los Ángeles 1984 y Barcelona 1992, donde apenas se destacaron seis diplomas olímpicas en ambas competencias y una medalla de bronce en la ciudad española en dobles masculino de tenis.

Por otra parte, podría considerarse positiva la cita en París si se compara con el evento de Seúl 1988, en donde se obtuvieron dos medallas (plata de Gabriela Sabatini en singles femenino), y siete diplomas, pese a que en aquella oportunidad el evento logró posicionar nuevamente al país en el medallero tras 12 años de sequía.

Por otra parte, desde una mirada netamente subjetiva, los eventos de Atlanta 1996 (dos medallas de plata, un bronce y siete diplomas); Sidney 2000 (dos platas, dos bronces y ocho diplomas); y Tokio 2020 (una plata, dos bronces y nueve méritos deportivos), superan con creces a lo acontecido en la capital francesa. 

Pese a lo observado, el hecho de que nuestro país consiguiese una presea dorada a diferencia de los citados eventos, en desmedro de la cantidad de podios y diplomas totales, sumado al porcentaje de deportistas que fueron premiados en la citada competencia (50,00%), eleva la vara de competitividad de la delegación que participó en París.

Por último, vale la pena destacar las performances en Río 2016 (la tercera mejor a nivel histórico por debajo de Londres 1948 y Helsinki 1952), Londres 2012, Atenas 2004 y Pekín 2008, en donde en cada una de ellas nuestro país compitió con creces en más de nueve disciplinas, se obtuvieron ocho medallas de oro y posicionaron a la Argentina definitivamente en el panorama olímpico luego de 52 años.

Una delegación diezmada, falta de inversión estatal y mujeres en baja: nuevos ejemplos de una cita olvidable

Yendo a lo estrictamente organizativo, la delegación participante en París se constituyó como la más reducida desde Seúl 1988, con apenas 136 deportistas clasificados. Un detalle importante fue la ausencia del boxeo, hecho que no había ocurrido nunca desde su primera incursión en 1924. Esta disciplina constituye la más importante para el país, siendo el 30% total de medallas olímpicas (24) y el 19% de diplomas (33).

Además, el basquetbol se ausentó de la cita tras cuatro participaciones consecutivas, en donde se destaca la medalla de oro en Atenas 2004 (la única que no obtuvo Estados Unidos en las últimas nueve ediciones olímpicas) y el bronce en Pekín 2008. En otras cuestiones deportivas, hubo un significativo retroceso en voleibol masculino, que luego de atravesar una compleja clasificación, no pudo repetir el bronce de Tokio.

Otros deportes que no ofrecieron competitividad fueron los deportes individuales como el judo o el taekwondo. En la primera de ellas, Paula Pareto, máxima representante de nuestro país, no participó por haberse retirado en 2021 luego de los Juegos. En el caso de taekwondo, Lucas Guzmán no pudo repetir su grata performance en tierras niponas y quedó eliminado en primera ronda de su categoría.

Una nueva observación sobre esta problemática es que, desde Río 2016 a la fecha, los principales logros deportivos se produjeron en deportes colectivos (con excepción del “Maligno” Torres o Paula Pareto). Lo mismo ocurre con los diplomas olímpicos, que han disminuido de seis a tres en apenas cuatro años, hecho que se repitió en París.

Como segundo hecho importante, a excepción de Las Leonas (plenamente colectivo), la participación olímpica de mujeres en la delegación argentina, como así los resultados positivos, se vieron diezmadas en París. Como primer valor destacado, el porcentaje de mujeres fue el más bajo desde Seúl 1988 (24,26%).  

Como otro detalle a mencionar, los deportes en donde ellas participan, en lo que respecta al aspecto individual, no tienen preponderancia a la hora de sumar valores al medallero final. Tanto Gabriela Sabatini en Seúl, cómo Georgina Bardach en Atenas o Pareto por duplicado en Pekín y Río, son las excepciones a la regla.

Por último, vale la pena mencionar la desfinanciación del ENARD (Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo) y el presente acéfalo del COA (Comité Olímpico Argentino), por parte del gobierno nacional con el aval del propio Javier Milei. Este hecho viene aconteciendo desde la presidencia de Mauricio Macri, cuando este eliminó la autarquía para su financiación en 2017 y que luego se profundizó durante el periodo de pandemia 2020/21.

Un ejemplo claro es que el presupuesto del Ente Nacional de Alto Rendimiento (organismo compuesto entre el COA y la hoy acéfala Secretaría de Deportes, que reparte becas entre los mejores deportistas del país) será el mismo de 2023, “con la considerable disminución que significa”, según estimó el CADA (Confederación Argentina de Atletismo).

Los números en baja luego del éxito en Río 2016 y su continuidad a nivel panamericano en Lima 2019 (la tercera mejor performance en los Juegos por fuera de Buenos Aires 1951 y Mar del Plata 1995), que se vieron afectadas por las medidas de ajuste presupuestario entre 2017 y 2023 y que se asentaron en estos Juegos, solo avizoran un panorama desalentador para el deporte argentino.