¿Sabías que en Argentina solo el 4,6% de mujeres trabajan en la rama de la construcción? Así lo determinó el Trabajo n°30 “Hacia la Encuesta Nacional sobre el Uso del Tiempo y Trabajo No Remunerado”, del INDEC en 2020. Y si bien pasaron algunos años desde ese estudio, la proporción no cambió demasiado.
Por eso, ONU Mujeres y la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) presentaron una serie de documentos cuyo objetivo es transversalizar la perspectiva de género y desmasculinizar el sector de la obra pública y la construcción. Su fin último es asegurar la equidad en el derecho a la ciudad, al ocio y al disfrute; la igualdad en el acceso al mercado laboral y la corresponsabilidad de los cuidados.
Lo hicieron en un encuentro virtual, el pasado viernes 9 de agosto y con asistencia de personas de toda Latinoamérica. A su vez, estuvieron presentes referentes en la temática, como María Noel Vaeza, Ana Falú, María Regina Cafferata, Maite Rodrgiuez Blandón y Cecilia Alemany.
“Las mujeres quieren montarse a las máquinas y trabajar en la construcción”
Así lo aseguró en el seminario virtual Ana Falú, arquitecta argentina, activista por los derechos de las mujeres y autora de los manuales que lanzó ONU Mujeres. Y eso parecieran demostrar los números, ya que en 2023, el Ministerio de Trabajo nacional estimó que durante el primer semestre de ese año, el 7% del total de les trabajadores de la construcción fueron mujeres.
Es un avance, pero todavía falta. Por eso, los manuales que lanzó ONU Mujeres tienen como destinataries a personas vinculadas a la gestión de la obra pública, gobiernos nacionales y locales de toda la región, áreas de género, así como también empresas, cámaras, sindicatos y cooperativas de la construcción. Es decir, a quienes tienen la posibilidad de cambiar las reglas del juego.
En ese sentido se expresó en el encuentro virtual María Noel Vaeza, directora regional de ONU Mujeres. “Es fundamental que los ministerios de Obras Públicas pongan elementos para que haya más mujeres en el sector”, pidió. “En los pliegos de las licitaciones debe decir cuánto porcentaje de mujeres tiene que haber en la obra pública (aunque lo ideal sería un 50%)”.
Por su parte, Ana Falú explicó que los manuales interpelan la política pública porque buscan responder a la omisión de mujeres y diversidades. Y no ignoró las dificultades en la Argentina actual, donde “todo lo destinado a crear fondos y recursos ha desaparecido”, afirmó al referirse a organismos como el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad o el de Desarrollo Territorial y Hábitat.
Sin embargo, la resistencia siempre existe y las luchas no se abandonan. En este caso, en Argentina se creó en 2020 la Red de Género y Diversidad. Se trata de un espacio plural que integran representantes de todas las áreas, empresas, organismos, entes y organizaciones sindicales presentes en el ex Ministerio de Obras Públicas.
La Directora Regional Adjunta de la Oficina Regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe, Cecilia Alemany, también estuvo presente en el seminario virtual. Ella destacó que las diferencias de género atraviesan todas las esferas de la vida social, por lo que se las debe tratar en todas las políticas públicas. Puntualizó que en ellas “no existe la neutralidad de género”, y que si no se consideran estos temas “se está discriminando a mujeres y diversidades”.
El potencial transformador de las infraestructuras
En el lanzamiento de los manuales, las especialistas se refirieron a la importancia de la infraestructura en la vida de mujeres y diversidades, sobre todo de quienes sufrieron desplazamientos por distintos motivos. María Regina Cafferata, especialista en Género e Inclusión Social para América Latina y Caribe de la UNOPS, afirmó que la infraestructura “construye ciudadanía”.
Para ella, lo hace al convocar a las comunidades en toda su diversidad, cuando se garantizan sus puntos de vistas en las políticas públicas, proyectos y programas, y cuando se aseguran que sus voces se tengan realmente en cuenta. Además, aseguró que pueden catalizar procesos de cuidado, como los espacios comunitarios que se sostienen en base al trabajo de mujeres y diversidades.
“El encuentro en esos espacios es transformador, en ellos las mujeres pueden dejar atrás círculos de desvalorización y de violencia”, reflexionó. “Se entraman, se organizan para reclamar sus derechos ante el Estado, se capacitan y colaboran en producir otro tipo de infancias”.
En el mismo sentido se manifestó Maite Rodriguez Blandón, coordinadora de la Fundación Guatemala en la Red de Mujer y Hábitat de América Latina y el Caribe. Puntualizó que es necesario romper con la segregación, incluir la diversidad de mujeres: ya sean las indígenas (desplazadas por una u otra causa de sus territorios) o las urbanas.
Explicó que la obra pública también tiene que ver con los impactos climáticos, y se preguntó: “¿Cuántas mujeres saben transitar de forma segura en el espacio público? ¿Cómo diseñan su territorio?”.
Como planteó Ana Falú, “las mujeres quieren montarse a las máquinas y trabajar en el sector de la construcción”. Por eso, los manuales de ONU Mujeres ayudan a quienes deben tomar la iniciativa de diversificar el sector, y que todes puedan desempeñarse en la obra pública.