El fútbol argentino ha demostrado a lo largo de las épocas del enorme talento futbolístico existente y desparramado a lo largo y ancho de su territorio. En ese sentido, uno de los apellidos que más destacó en la última era fue el de Juan Román Riquelme, conocido como el último gran enganche del país.
Hemos traído al ex mediocampista al escenario a raíz de un hecho deportivo acontecido hace 10 años cuando tuvo su bautismo con la camiseta de Argentinos Juniors, club en que realizó todas las divisiones inferiores antes de llegar a Boca Juniors.
Un 9 de agosto de 2014 se produjo lo que muchos simpatizantes del Bicho creían imposible por el enorme prestigio que representaba su figura. Riquelme debutó con la casaca del cuadro de La Paternal en la segunda división argentina con el objetivo de ayudar a la institución a recuperar su lugar en la élite.
Su primera presentación oficial fue como local y con Boca Unidos de Corrientes como rival de turno, jornada que no pasó desapercibida en el fútbol doméstico. A continuación, repasamos el recorrido de Román en el ascenso argentino, con un final digno de su rica historia.
Un debut soñado
Pocos días pasaron a la historia del fútbol argentino en el que una sola presencia en un partido sea lo más valorado que el propio duelo deportivo. Aquella jornada que tuvo el emotivo regreso de Riquelme a La Paternal estuvo llena de momentos icónicos que complementaron a la perfección la vuelta del hijo pródigo.
De hecho, la primera gran ovación para con el Diez fue durante el precalentamiento, en el que fue el último en ingresar al campo de juego. Su titularidad nunca estuvo en duda y quedó reflejado cuando se apareció su imagen en la formación que anunció la pantalla del estadio.
Todos los presentes se rompieron las manos para aplaudir al enganche en la previa contra los correntinos. Lo mismo sucedió una vez el equipo salió a escena para jugar la primera fecha del campeonato en el estadio Diego Armando Maradona.
Su saludo para los cuatro costados del recinto se devolvió con un inmenso agradecimiento. Dentro del juego se percibió el respeto y amor que le tenían los aficionados cuando Riquelme tocó su primera pelota a los 8’’ de comenzado el cotejo.
De hecho, en total cosechó 57 contactos con la pelota a lo largo de los 90’. Por su parte, en cada uno de los tres córners que ejecutó se vislumbró como todos a sus espaldas se acercaban para tenerlo cerca. Además, fue partícipe de una jugada polémica en la que pudo haber sido expulsado por una agresión.
A los 23’ del primer período se cruzó con Emanuel Dening en una pelota dividida y en un posterior enfrentamiento le aplicó un codazo en la cara que ninguna autoridad arbitral observó.
La situación en cuestión fue consecuencia de una estrategia pegajosa e incómoda que el rival realizó con la marca de Matías Escobar para impedir que Riquelme juegue bien. No obstante, el propio Diez fue quien embelleció la fiesta que significó su regreso a su primera casa futbolística.
Con poco más de 15’ en juego, Riquelme se quedó como única referencia de ataque en un tiro de esquina rival y esa decisión brindó sus frutos. Mediante un contragolpe fatal, Riquelme recibió por izquierda, enganchó para adentro y sacó un remate que no tenía mucha precisión.
De todos modos, un pique previo y la complicidad del arquero correntino generaron que se convierta en el gol de triunfo para generar los abrazos de sus compañeros y el festejo de los hinchas.
Una estadía corta pero efectiva
El duelo contra el cuadro correntino fue el principio de una auténtica historia de amor que ya existía pero que pudo ver la luz recién hace una década. El debut de Riquelme quedó en la retina de todos y más aún cuando fue ovacionado y vitoreado por todos los presentes al terminar una entrevista.
Pocos hubieran imaginado ver al talentoso jugador con una camiseta roja y blanca pero su sentido de pertenencia con el club de La Paternal permitió que sucediera. Nadie en el fútbol argentino esperaba ver a Riquelme en el ascenso pero la realidad que atravesaba a nivel futbolístico encaminó esa posibilidad.
Sin mucho lugar en Boca y con ciertas diferencias con el presidente Daniel Angelici, el jugador decidió irse para Argentinos. El nuevo club del Diez había descendido unos meses antes y tenía el urgente y ansiado objetivo de retornar a la máxima categoría doméstica.
El 17 de julio de 2014 fue oficializado como nuevo refuerzo del Bicho y solo tres días después tuvo su propia presentación ante la prensa. Riquelme estuvo un semestre pero su presencia fue vital para alcanzar el sueño del ascenso.
De hecho, llegó a un plantel que contaba con reconocidos nombres en el ámbito como Cristián Ledesma, Matías Caruzzo, Diego Rivero y Juan Ramírez, entre otros. Asimismo, fue el gran emblema del equipo a lo largo del campeonato, donde tuvo primero a Claudio Borghi como entrenador y luego Néstor Gorosito.
“Mi familia me enseñó a ser agradecido y por eso volví. Si hoy tengo para comer es gracias a este club que me enseñó todo”, declaró en su presentación. “Después de pensarlo mucho me di cuenta que Argentinos me necesita”, agregó.
Luego de cuatro meses, el Bicho volvió a Primera División con Riquelme como capitán y gran figura. En total disputó 15 encuentros, en los que marcó 3 goles y brindó la misma cantidad de asistencias.
El adiós definitivo
En cada rincón del país es bien sabido el fuerte vínculo que forjó Riquelme con Boca, club al que llegó en 1996 con solo 18 años. En el Xeneize tuvo tres ciclos bien marcados y un corto período de 6 meses en los que fue el eje del equipo para conquistar la Copa Libertadores 2007.
Esa consagración tiene un tinte más que importante ya que fue la última de la institución dentro del mítico certamen internacional. En tanto, en el club de La Ribera obtuvo otros 10 campeonatos que enaltecieron su importancia con la institución.
Además, jugó en dos clubes españoles con un saldo de una sola coronación en cinco años de estadía. Incluso, fue un hombre importante para las diferentes divisiones de la Selección Argentina con 2 títulos en la Sub-20 y otros dos en la Sub-23. Asimismo, también estuvo involucrado en ciertas polémicas y conflictos tanto en el país como en España.
Más allá de todos sus laureles, dificultades y períodos en Boca, Barcelona y Villarreal, su paso por Argentinos tuvo un fuerte impacto en el fútbol argentino. Todos conocían su pasado en las juveniles del Bicho y cuando llegó su regreso, se sintió como un destino cumplido en La Paternal.
De hecho, se dijo presente en uno de los momentos más delicados del club en el último tiempo. Retornó para devolverlo a la Primera y cumplió; luego decidió colgar los botines en enero de 2015 para abocarse a la política de Boca.
“He tenido la suerte de devolverle a Argentinos todo lo que me enseñó de chico. Creo que ahora estamos a mano. Ahora quiero descansar, comer asado y pasarla bien”, comunicó tras el ascenso. Incluso, un mes y medio después de alcanzar el objetivo, anunció su retiro profesional.
Su última función fue el 7 de diciembre de aquel año como local en el empate 1-1 ante Douglas Haig. Asimismo, en aquella temporada se concretó la alocada idea de 10 ascensos, donde Argentinos quedó 3° en la Zona A con 31 puntos en 20 cotejos jugados.
Un amor sin límites
La historia de Riquelme en el fútbol local está repleta de magia y gloria que alegró a muchos simpatizantes que lo tuvieron en sus clubes. De hecho, en 2023 se produjo una enorme similitud que involucró el amor y respeto que el ex jugador provocó en sus seguidores.
En julio del año pasado se concretó el debut absoluto de Román Riquelme en Argentinos, un defensor central que con 21 vueltas al sol inició su carrera deportiva. El joven ingresó por Miguel Torrén en el complemento de la derrota 3-2 como local ante Estudiantes por la fecha 27 de la Liga Profesional.
Tras el cotejo se manifestó sobre su emotivo bautismo y la gran coincidencia. “Contento, feliz por el debut. No tanto por el resultado, la verdad que no lo esperábamos”, sostuvo. “Desde que tengo seis años empecé a patear la pelota, el sueño de todo jugador es debutar en la Primera”, añadió con respeto a su iniciación.
Por su parte, también explicó en aquel momento que más allá de las infinidades de comentarios, él no tiene nada que ver con el Diez. “Estoy orgulloso de llamarme Román Riquelme. A cada rato veo videos de él”, aclaró sobre sus sensaciones ante su homónimo.
“Sueño con conocerlo, me gustaría ver su reacción cuando le diga que me llamó como él. Es el número uno”, continuó. Además, indicó que la elección de su nombre fue de su padre fanático de Boca.
“Yo nací en 2002, cuando Riquelme la rompía toda. Y como justo tenemos ese apellido, se le ocurrió ponerme Román”, argumentó. “Si era por él hasta ponía Juan Román, el nombre completito, pero mi vieja lo frenó de una. Imagínate, ella es de River”, concluyó. Fue una de las tantas anécdotas y situaciones que generan los grandes talentos que entregó el variado y prolífico fútbol argentino.
El santafesino hizo las inferiores en Rosario Central como mediocampista y en su último año comenzó a probar la posición defensiva. En 2019 llegó al Bicho para sumarse a la Reserva; aunque fue promovido a los dos años por Gabriel Milito para unirse al plantel de Primera.
Este 2024 tuvo otros planes para Riquelme al encontrar nuevo destino en el sur argentino como refuerzo de Guillermo Brown de Puerto Madryn tras no estar en la consideración del técnico Pablo Guede. Desde enero está en territorio de avistamiento de ballenas mediante un préstamo por un año sin cargo ni opción de compra.